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A dos años de Manuel, sólo 45 familias viven en El Mirador, de mil 100 que deben ser reubicadas

*En Chilpancingo, las casas en la nueva colonia, localizada a un lado de la Autopista del Sol, no son dignas. Carecen de agua potable, drenaje, escuelas, alumbrado, seguridad pública y pavimentación

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

En viviendas con dos recámaras de 2 por 2 metros cuadrados, una sala de 3 por 2, un baño con regadera y la cocina, viven 45 familias en la colonia El Mirador de Chilpancingo, de un total de mil 100 afectadas por la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid que azotó el 14 y 15 de septiembre del 2013, y que el gobierno federal se comprometió a reubicar a ese lugar.
Las que ocuparon las primeras 45 viviendas, son las familias que perdieron en su totalidad sus casas en distintos puntos de la ciudad y que fueron albergados en las instalaciones de la Unidad Deportiva de Chilpancingo donde permanecieron hasta el 24 de enero de este 2015. Faltan, sin embargo, 200 que sufrieron daños y que vivían a orillas del río Huacapa, unas 30 que fueron dictaminadas por el  Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) en seis colonias consideradas de alto riesgo y, el resto, que viven en zonas federales de la capital.
El Mirador es un asentamiento nuevo que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) abrió a 5 kilómetros al sur de la capital, al lado poniente de la Autopista del Sol, en donde las familias que ya lo habitan carecen de los servicios más elementales, como agua potable, drenaje, escuelas, transporte, alumbrado público, seguridad, pavimentación de calles y un acceso propio.
En estas condiciones, el representante de las familias, Alberto Bautista Blanco, expresa que, dos años después de la tragedia ocurrida por las lluvias de la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid, “yo no puedo decir que nos entregaron una vivienda digna, como nos lo prometió el presidente Enrique Peña Nieto”.
Explica que ellos esperaban una casa por persona. “No esperábamos vivir una familia sobre otra, pues así no somos dueños ni del terreno”.
En la colonia El Mirador, las constructoras Casaflex y Masa levantaron edificios de 2 y 3 plantas con bloques de viviendas armadas, sin remanentes de terreno para que las familias que viven en la planta baja puedan ampliar su vivienda. Además, la estructura no es tan resistente como para que el que vive en la planta alta pueda hacer lo mismo.
“Ya ha habido inconformidades, porque el que vive arriba se pregunta: ¿entonces a mí qué me toca del  terreno?, y el de abajo se queja porque constantemente escucha el ruidero arriba, así no se vive con tranquilidad”, dice Bautista Blanco.
Asimismo, a 8 meses de que llegaron a vivir allí, las familias no han recibido sus escrituras para saber de qué son dueños, pero también para exigir la garantía que es por un año, pues según don Alberto Bautista, desde que llegaron comenzaron a ver algunos detalles como filtraciones de agua, aunque reconoció que, por lo pronto, los han estado corrigiendo, “cada detalle mínimo que sale nos apoyan con su reparación, porque al inicio hubo muchas filtraciones en las vivienda de las planta alta”.
Independientemente de eso, en el exterior los pendientes saltan a la vista; hace falta un tanque para el almacenamiento de agua, que corresponde hacer a Sedatu para que el Ayuntamiento pueda bombearles el agua y surtir a las familias; dos muros de contención están apenas en construcción para evitar deslaves sobre los edificios; las calles no están pavimentadas y los habitantes tienen que caminar en el lodo cuando llueve; carecen del alumbrado público y personal de seguridad, porque han sufrido asaltos y robos tanto en el interior de la colonia como en al camino.
Don Alberto agrega que lo que más les urge es un acceso directo a la colonia y un retorno sobre la Autopista del Sol porque actualmente la salida es por la colonia La Cinca, que se encuentra del lado oriente de la Autopista del Sol, pero les han dicho que es provisional y la otra opción sería dar vuelta hasta la caseta de Palo Blanco.
“Eso nos preocupa porque los niños ya entraron a clases y necesitan llegar temprano a sus escuelas, y siempre los están regresando porque llegan tarde”.
Explica que las autoridades municipales les anunciaron que ya van a tener transporte pero que no saben cuál va a ser la ruta.
La manzana que ya habitan las 45 familias es la primera que se construyó en el terreno de 8 hectáreas. En el resto del predio se han construido otras 800 viviendas pero se encuentran desocupadas y las constructoras siguen terminándoles detalles.
“Los fines de semana siguen llevando a gente para mostrarles cuál va a ser su vivienda pero no se las entregan”, informa Alberto Bautista, quien recuerda que inicialmente la Sedatu se comprometió a construir un total de mil 100 casas, pero las empresas Casaflex encargada del ensamble de viviendas y edificios, y la Masa, dedicada a la colocación de los pisos, ya suspendieron sus trabajos y hasta el 10 de septiembre solamente estaban terminando detalles en las 800 ya instaladas.

Inconclusas las obras del Huacapa

La inmensa mayoría de las familias damnificadas por la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid en la capital, siguen sin recibir la vivienda que les prometió el gobierno federal, a dos años de la tragedia. La mayoría continúa en viviendas provisionales, en casas rentadas o en zonas de alto riego.
El representante de las colonias Lucía Alcocer, San Rafael Norte, Amate, María Dolores, Aztecas y Jacarandas, ubicadas al margen del encauzamiento del río Huacapa, en la parte norte de la ciudad, Juvencio Díaz Palemonte, informó que 200 familias de esa zona siguen esperando sus viviendas
El 8 de septiembre, los representantes de esas familias se reunieron en la colonia El Mirador con funcionarios de la Sedatu y allí les informaron que el 17 de este mes les van a asignar sus viviendas sólo a 150 de ellas, pero que las llaves se las van a entregar hasta a fin de mes.
“El problema es que no les permiten ir a revisarlas para comprobar en qué condiciones están, sólo les autorizan entrar a la colonia en grupo y con un representante de la Sedatu para que las observen sólo desde afuera”, denunció don Juvencio, quien dijo que las familias que visitaron El Mirador el 8 de septiembre corroboraron que cuando menos dos departamentos están cuarteados.
Mientras tanto, desde el exterior, a simple vista comprobaron que las viviendas carecen de agua, luz, drenaje y que el asentamiento carece de un acceso y de un retorno hacia Chilpancingo.
En estas circunstancias, reveló que hay un grupo de 13 familias de esas colonias que decidieron no reubicarse a El Mirador y que desde enero pasado tomaron un remanente de terreno ubicado entre las colonias María Dolores y Aztecas, en donde levantaron con sus propios recursos sus viviendas y fundaron la colonia Manuel e Ingrid.
“Ya advirtieron al presidente municipal (el priista Mario Moreno Arcos) que no se van a salir de allí y que se van a establecer a vivir definitivamente”.
El predio tomado se encuentra en medio de dos barrancas y las familias son encabezadas por Elizabeth Osorio y Karen Itzel García. La primera declaró que prefieren vivir en ese espacio que irse a vivir a El Mirador.
Por otra parte, en esa zona de la ciudad, a dos años de los daños provocados por las lluvias las obras del encauzamiento del Huacapa quedaron a medias. De los 3 kilómetros programados de la colonia Lucía Alcocer hasta el vertedor de la presa del Cerrito Rico, sólo se terminó kilómetro y medio y los trabajos se suspendieron desde diciembre del año pasado, informó Juvencio Díaz.
El encauzamiento se construyó de la colonia Lucía Alcocer hasta la colonia Aztecas y quedó pendiente del fraccionamiento Aztecas hasta el vertedor de la presa.
El representante informó que las cuatro constructoras, de las que desconocen la razón social, se retiraron desde diciembre y que actualmente sólo algunos trabajadores instalan el recolector del drenaje en las márgenes del encauzamiento a la altura de la colonia María Dolores, pero que les han dicho que terminando también se retiran.
Díaz Palemonte denunció que el Ayuntamiento, al que le correspondió la construcción de los puentes, incumplió con el que estaba programado a la altura del punto conocido como Amate Amarillo y que uniría a las colonias Jacarandas con la San Carlos, que colindan con la presa del Cerrito Rico. Esa misma zona es donde la Conagua no terminó el encauzamiento del Huacapa.
Informó que en esas seis colonias sólo se construyó un puente vehicular que une a la Industrial y la San Rafael Norte, pero lo dejaron inconcluso, le faltan las rejas para las aguas pluviales y las rampas con las primeras lluvias de esta temporada se cuartearon, “cuando fuimos a reclamar a la empresa nos contestó que el contrato fue solamente para la construcción del puente y que las rampas no estaban consideradas, por lo que las que estaban sólo eran provisionales”, dijo.
Al realizar una evaluación general de la reconstrucción en esa zona, Juvencio Díaz, se quejó de que dista mucho de lo que ofreció el presidente Enrique Peña Nieto, “él nos dijo que después de los daños tendríamos vivienda digna, pero, afortunadamente, las lluvias han sido escasas en esta temporada, de lo contrario ya nos habría ido peor tanto a los pocos que les dieron casas, como a los que seguimos en las zonas de riesgo”, dijo.

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