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Carlos Toledo Manzur

*Congreso Nacional del PRD: reforma profunda o caminon a la extinción

 

Este fin de semana el PRD está llevando a cabo su XIV Congreso Nacional Extraordinario, el cual aunque formalmente fue organizado a raíz de una exigencia de la autoridad electoral para reformar sus estatutos, se realiza en un momento crucial de la vida de este partido. En efecto, esta organización política está pasando por un momento de intensa crisis. El abandono de destacados dirigentes, la tendencia hacia la división y pulverización de la izquierda, y los resultados de la reciente elección son solo algunos síntomas de su grave situación, que muestra que ha perdido mucha de la credibilidad ante la sociedad, que presenta una clara tendencia hacia el debilitamiento y que requiere con urgencia reformarse.
De entrada un aspecto que resulta fundamental en el cambio que se requiere es la necesidad de que el PRD retome los principios ideológicos y el proyecto de izquierda para la sociedad mexicana. En ese partido en buena medida han prevalecido más los intereses particulares de la burocracia política y eso ha propiciado que en la práctica se debilite y abandone la visión ideológica y la propuesta de un proyecto de sociedad alternativo que siga los principios izquierdistas de democracia y justicia. Es fundamental en la actualidad rescatar los principios ideológicos, ponerlos por delante y retomar la lucha por la transformación social hacia un proyecto que la nación está necesitando con urgencia ante los fracasos de las propuestas de los gobernantes en turno.
Asimismo, un aspecto fundamental es la necesidad de fortalecer la democracia interna. La promoción de la democracia en la sociedad debe estar hecha sobre la base de practicarla primeramente en el partido, para que su funcionamiento sea ejemplo de democracia para la sociedad.
El cambio del modelo de organización interna también es un asunto importante. Por ello el funcionamiento sobre la base de corrientes internas debe ser revisado, para privilegiar el trabajo de organización de base sobre los acuerdos de cúpula. En ese sentido, es necesario modificar las formas de funcionamiento de los Consejos para sustituir los acuerdos de los jefes de corrientes por la discusión abierta entre los consejeros.
Un tema también esencial es la urgencia de acercarse a los movimientos sociales y civiles, y construir el poder popular. El partido se ha alejado de los movimientos sociales y es necesario modificar fuertemente sus políticas para abrirse y vincularse con los movimientos de la sociedad organizada. El mejoramiento del bienestar de la población solo va a ser posible cuando los propios ciudadanos organizados desde las bases participen intensamente en la construcción de una sociedad más justa y menos desigual. La base fundamental de la operación del partido debe ser la promoción del poder popular y ciudadano en las demarcaciones territoriales más pequeñas como las colonias y las comunidades rurales.
Por otra parte resulta de mucha relevancia ocuparse más por el proyecto de sociedad, las políticas públicas, y los planes de gobierno. En el afán por lograr puestos y posiciones, el partido deja de lado la elaboración y discusión del proyecto de sociedad que pretende, por lo que muchas veces se llega al poder y no se tiene una idea precisa de cómo ejercerlo por lo que se termina siguiendo la inercia de lo que se hacía antes.
El tema de la transparencia y rendición de cuentas es igualmente un asunto crucial. Es necesario fortalecer la transparencia y llevar a cabo una rigurosa rendición de cuentas en todos los niveles que permita que los militantes tengan la información y ejerzan vigilancia para el uso correcto de los recursos.
Por otra parte, la unidad de la izquierda es una necesidad fundamental para lograr el poder y conducir a la sociedad mexicana con un proyecto alternativo de nación. Sin embargo, en los últimos tiempos más bien se ha presentado una tendencia a la división y la dispersión de la izquierda. Es necesario encontrar las formas de detener y revertir este proceso para tener posibilidades de acceder al poder. El propio funcionamiento del PRD tiene responsabilidad en este proceso de dispersión que expresa un desacuerdo con las políticas que se han seguido los últimos años. Reformar al partido tendrá seguramente un impacto positivo en la unidad de la izquierda, pero además se debe asumir explícitamente una política de unidad ante el proceso electoral del 2018 para participar en él con un gran frente de las izquierdas que tenga real viabilidad de lograr la Presidencia de la República.
En el actual proceso de reforma del partido es de singular importancia la renovación de la dirigencia nacional. Una nueva dirección política debe significar un cambio verdadero y no una simulación. Para ello es necesario que quienes aspiren a la dirección asuman compromisos específicos con estos y otros temas fundamentales en donde se requieren propuestas de reforma real de este partido político, que está actualmente en la disyuntiva de cambiar o caminar lentamente hacia la extinción.

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