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Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAIS

*Manipulación y triunfalismo de la PGR

La procuradora general de la República, Arely Gómez, informó la noche del miércoles que el estudio de los restos enviados a la universidad austriaca de Innsbruck habían arrojado la identificación de otro estudiante normalista, Jhosivani Guerrero de la Cruz. Al menos así se entendió por la forma en que la procuradora presentó la información, y así fue reproducida por la mayor parte de los medios electrónicos e impresos. Pero los hechos no son así y en realidad Jhosivani Guerrero de la Cruz no ha sido identificado a plenitud.
“Los datos de ADN mitocondrial obtenidos para la muestra ósea 16-29102014, proporcionan evidencia moderada de perfil de la víctima de 16-29102014, coincidente con la madre de la persona desaparecida, Jhosivani Guerrero de la Cruz”, dijo la funcionaria en la parte medular de su conferencia de prensa.
Si la evidencia tiene una calificación de “moderada”, es decir no concluyente, es cuestionable que la procuradora pretenda pasar el informe como concluyente. Sin triunfalismo, pudo haber dicho solamente que existe la posibilidad de que la muestra analizada corresponda a Jhosivani Guerrero de la Cruz, o pudo no haber dicho nada por la sencilla razón de que quizás no tenga nada en las manos. Después de todo resultados preliminares como ese debe haber otros en las mesas de trabajo de los especialistas de la Universidad de Innsbruck, y no por eso los han transmitido a la PGR.
Es presumible que el reporte austriaco del que dio cuenta la procuradora esté redactado correctamente para no alentar expectativas falsas ni sobrestimar resultados parciales, y que aun así, en la PGR hayan creído encontrar en ese dictamen material oportuno para sustentar la versión oficial de que los estudiantes sí fueron incinerados en el basurero de Cocula, con la aspiración de rebatir de esa forma el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Así mismo, es posible que sea la cercanía del primer aniversario del ataque contra los normalistas lo que explique el apresuramiento en el que incurrió la PGR al dar por establecida la identidad de Jhosivani Guerrero sin que exista todavía certeza científica para ello. Eso se llama manipulación.
Porque además, incluso si se confirmara la identidad de Jhosivani Guerrero, que en ese caso sería el segundo normalista identificado en la Universidad de Innsbruck después de Alexander Mora Venancio, el hecho no disiparía las dudas sobre la versión oficial del caso Ayotzinapa ni refutaría el informe de los expertos de la CIDH. Si se confirma que dos de los 43 estudiantes están muertos, eso no prueba que su muerte e incineración se haya producido en el basurero de Cocula, ni como la PGR asegura que sucedieron las cosas.
Por esa razón y otros motivos de sobra los padres de los normalistas cuestionaron y pusieron en duda el anuncio de la procuradora Arely Gómez. Uno tiene que ver con el origen de los restos enviados a Innsbruck. Debe recordarse que según la versión dada a conocer por el ex procurador Jesús Murillo Karam en noviembre del año pasado, los jóvenes fueron llevados al basurero de Cocula, ahí incinerados y triturados, y sus restos metidos en bolsas y arrojados al río.
Los restos que analizan los especialistas en Austria provienen de una de esas bolsas presuntamente encontrada en el río por buzos de la Marina. Pero el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), coadyuvante de los padres en la investigación, puso en duda públicamente la procedencia de la bolsa y su contenido, y en febrero pasado consideró pertinente informar que no podía dar fe de que en efecto la bolsa hubiera sido encontrada en el río como afirmó la PGR. “El EAAF fue convocado por la PGR, a la vera del río San Juan, cuando dicha bolsa ya se encontraba abierta”, hizo saber el equipo argentino. Por lo tanto, advirtió que “no existen elementos científicos suficientes por el momento para vincular los restos hallados en el basurero con aquellos recuperados, según la PGR, en el río San Juan”.
De lo que los expertos argentinos alertaron es de que la bolsa y su contenido podrían haber sido sembrados por la PGR para fortalecer la historia del basurero, lo que concuerda con la conclusión del grupo de la CIDH, que sostiene que los jóvenes no pudieron haber sido quemados en ese lugar. Debe tomarse en cuenta también que el equipo argentino alertó sobre errores que la PGR había cometido en el tratamiento de 20 de los 43 perfiles genéticos de los familiares de los estudiantes, integrados para ser enviados a Innsbruck. Esos errores afectaban el trabajo de identificación de 16 de los 43 estudiantes. Hasta donde se sabe, esos errores fueron corregidos, pero el incidente es útil para percibir el escaso profesionalismo o las ganas de alterar las cosas que hay en la PGR.
Ninguno de estos antecedentes parece haber recibido la menor consideración por parte de la PGR, ni siquiera después del informe de los expertos de la CIDH, pues detrás del triunfal anuncio realizado por la procuradora Arely Gómez la noche del miércoles se halla, casi sin disimulo, la proclama de que la “verdad histórica” será defendida a como dé lugar por el gobierno federal. El razonamiento oficial parece ser que si las pruebas practicadas en Innsbruck han identificado a uno, a dos o a más estudiantes a partir de los restos de aquella bolsa, entonces la historia del basurero se sostendrá.
A la información del miércoles, la PGR sumó ayer la captura de Gildardo López Astudillo, El Cabo Gil, integrante del cártel de los Guerreros Unidos, el grupo criminal al que se le imputa el ataque contra los estudiantes hace un año, ejecutado en complicidad con los policías municipales de Iguala. López Astudillo habría sido el jefe local de la delincuencia que ordenó la desaparición de los 43 normalistas.
Con poco riesgo de equivocarnos, antes del 26 de septiembre, cuando se cumpla un año del ataque y de la desaparición de los estudiantes, tendremos la puntual confesión de este individuo, que seguramente confirmará la versión oficial. ¿En qué punto de la historia empezó la manipulación de las evidencias y de los hechos?

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