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Se inunda por cuarta vez el comedor para jornaleros migrantes de la Sedesol en Tlapa, denuncian

Antonia Ramírez

Tlapa

El integrante del Consejo de Jornaleros Agrícolas, Miguel Martínez Peralta pidió la intervención de las autoridades municipales, estatales y federales para que atiendan las malas condiciones del edificio de la Unidad de Servicios Integrales (USI) de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) que se inundó por cuarta vez, y nuevamente afectó los insumos del comedor aunque esta vez sólo se mojó el azúcar.
Martínez Peralta denunció que el comedor del albergue se inundó, por cuarta vez, y que las autoridades a cargo no les han dicho si van a reponer la despensa que se echó a perder: “como ya van de salida, no les interesa atender a los jornaleros” criticó.
Comentó que la delegada regional de la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI), Irma García sólo acudió a tomar fotografías después de que el 16 de septiembre se denunció una inundación anterior en la que una parte de la despensa para los jornaleros se había echado a perder; señaló que la funcionaria no le dijo si la SAI repondría las pérdidas, ni quién se encargaría de atender el problema del desagüe que provoca las inundaciones cada vez que llueve, especialmente porque en los últimos días las lluvias han sido abundantes en la región.
Con ésta ya son cuatro veces que el comedor se inunda, además de que en el 2013 se cayó el techado del comedor, porque el agua de las lluvias que caen en las instalaciones de la radiodifusora la Voz de la Montaña, el Consejo Regional y la misma Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Cdi) se acumulan buscando una salida. Explicó que el desagüe salía a un terreno baldío que en los últimos años se fraccionó y hay casas construidas encima de ese nivel, por lo que el agua no fluye.
Martínez Peralta dijo que han pedido la intervención de las autoridades responsables de la USI, porque ellos no pueden decidir sobre alguna modificación, porque sólo son responsables del comedor durante la temporada de alta migración, de septiembre a enero.
Se les preguntó a los trabajadores de la Sedesol si habían tenido alguna afectación, pero respondieron que, no podían decir nada, “porque no podemos hablar mal de la institución que nos da trabajo”; sin embargo, el piso estaba lleno de agua.

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