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Rosa Icela Ojeda Rivera

Autoridades sabían de las amenazas al Instituto Municipal de la Mujer

Hace tres semanas apareció el primero de los seis sujetos que durante tres semanas mantuvieron aterrorizadas a las 14 trabajadoras del Instituto Municipal de la Mujer del Ayuntamiento de Acapulco.
Y ayer lunes 9 de julio, el séptimo de ellos entró a las instalaciones del Instituto Municipal, aproximadamente a las once de la mañana, iba armado y gritó ¡al suelo!, luego se oyeron varios disparos. En ese momento nadie supo sobre quién o quiénes fue el ataque. Hasta que se fue el agresor descubrieron en el suelo y herida a Guadalupe Gatica Rojas, jefa del Departamento Jurídico. Ese día atendiendo su instinto de conservación, faltó más de la mitad del personal.
Tampoco era muy difícil saber por qué ese día no estuvo el resto del personal. Antes, el viernes 6, encabezadas por la directora general Onelia Nabor Robles, tomaron el acuerdo de trasladarse a las instalaciones donde sesionaría el Cabildo abierto en el que estaría la presidenta municipal Verónica Escobar Romo, a quién darían  a conocer la situación que estaban viviendo, le propondrían la reubicación de la oficina a un espacio más seguro y la vigilancia permanente de un agente uniformado en el área de ingreso a los servicios.
A pesar de que esperaron durante el tiempo que duró la larga sesión de Cabildo la entrevista no se concretó. Para subsanar el vacío –más que para atender su petición– las recibió el secretario general del Ayuntamiento, Armando Terrazas Sánchez, de prisa, porque tenía muchas cosas que atender. En 15 minutos les dijo su percepción, les hizo sentir que como mujeres que son exageraban la gravedad de la situación.
Días antes las trabajadoras del Instituto facilitaron un taller a los policías municipales, durante la clausura del evento, aprovechando la presencia del secretario de Seguridad Pública, contralmirante José Manuel Rodríguez Morales, hicieron de su conocimiento las constantes incursiones de los sujetos a las instalaciones del Instituto Municipal de la Mujer, que ocurrían incluso varias veces al día usando cualquier pretexto, en estado alterado y sospechoso; en algunas ocasiones los sujetos las siguieron luego de la salida de la oficina. En respuesta, el contralmirante envío en varias ocasiones elementos de seguridad que hicieron acto de presencia sorpresiva pero fugaz.
El lunes 2 de julio la situación en la dependencia era extrema, durante varias horas se mantuvieron alertas, con la puerta cerrada, vigilantes, controlando como podían el acceso, el miércoles 4 de julio el espacio olía a peligro, tenían miedo, quizá para calmarlas les dijeron que en la puerta estaría  un agente del Ministerio Público encubierto. Y si estaba ayer que ocurrió el asesinato de la Lic. Guadalupe Gatica Rojas no se vio.
Los hechos demostraron una vez más que no era sólo miedo de mujeres y que las autoridades de todas las instancias de gobierno no han asumido de manera suficiente que las mujeres tenemos derecho a que se nos oiga, se nos crea, se nos atienda y se haga justicia.
Ningún crimen debe quedar impune, el  asesinato de la  Lic. Guadalupe Gatica debe culminar con el castigo de los responsables, pero también debe destituirse e inhabilitarse para ocupar cualquier cargo público a quienes teniendo la responsabilidad de actuar no lo hicieron.

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