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Carlos García Jiménez

BAJO EL ALA DEL SOMBRERO

*Día Nacional del Maíz

Padres de los 43: todos compartimos su dolor y sus propuestas; la lucha sigue…

¿A qué sabrían los alimentos que todos los días ingerimos si faltara la tortilla de maíz o alguno de sus derivados de este grano milenario? ¿Qué sentido tendría ser campesino si en la parcela rural no se estableciera una milpa para cosechar elotes, frijoles y calabazas para el autoconsumo? ¿Cómo sería el futuro de los mexicanos si la producción agroecológica campesina fuera desplazada por la importación de maíz amarillo cultivado preponderantemente con semillas transgénicas y agroquímicos? Son estas algunas reflexiones que diversos sectores de la población exponen a la luz del día justamente hoy en el marco de la celebración del Día Nacional del Maíz.
Esta celebración impulsada originalmente por organizaciones campesinas agrupadas en la campaña nacional Sin Maíz No Hay País, fue también planteada como punto de acuerdo en la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados. Aunque formalmente esta celebración se viene realizando desde el 2009, sin embargo, sus orígenes datan de tiempos inmemoriales.
“He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre… Así entró el maíz (en la formación del hombre)… De maíz se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres…” (Popol Vuh).
En la historia reciente la celebración del maíz se hace en los últimos días de septiembre, cuando en muchas regiones del país el maíz sembrado al inicio del temporal de lluvias alcanza su maduración, y entonces es posible la cosecha de elotes o camahuas. Teniendo como referencia el día de San Miguel, “el defensor de los moribundos”, el maíz se celebra con actos religiosos y convivencias familiares en las propias milpas en donde tradicionalmente se sueltan cuetes al aire, se lleva música, se degustan elotes asados, tortillas, atole, tamales, semillas de calabaza doradas, calabaza cocida y endulzada, mezcal, entre otros muchos aperitivos derivados del maíz y sus parientes asociados en la parcela.
La formalización del Día Nacional del Maíz no hubiera aparecido si toda la historia gloriosa y tradiciones culturales que de ese grano derivan, no se hubieran puesto en entredicho. En la última década el llamado “pueblo del maíz” y centro de origen mundial de este cereal, se encuentra amenazado: cerca de 30 millones de habitantes se encuentran en pobreza alimentaria; importamos el 30% del consumo total anual de maíz; el precio va a la baja para los productores y en aumento para los consumidores; y los subsidios y apoyos gubernamentales dan prioridad a los grandes productores, a los acaparadores y a las transnacionales que importan este grano y que comercian semillas e insumos químicos procedentes de otros países.
En Guerrero, el panorama no es nada alentador si consideramos que la cosecha del presente ciclo agrícola será un 50 por ciento menor al promedio total de los años anteriores. La falta de granos y la especulación serán una constante en los meses próximos.

El maíz, una planta humana

En la tradición campesina el cultivo del maíz no es nada si es monocultivo y si se disocia de otros cultivos complementarios, y de la actividad y saberes de sus cultivadores: los campesinos. Esta comunión se sintetiza armoniosamente en el sistema prehispánico conocido como milpa.
La milpa es un agro ecosistema mesoamericano cuyo principal componente es el maíz, asociado con el frijol y la calabaza (“las tres hermanas”); en algunas regiones se complementa con jamaica, chile, cacahuate, jitomate, pipisa, chipile, verdolaga, ajonjolí, bule, bandeja, sandía, etcétera. Es un policultivos en el que se cosechan una diversidad de productos para el consumo familiar. En este caso la productividad está determinada por la diversidad. Cuantos más cultivos asociados hay en una milpa, más beneficio genera a la economía campesina. Por eso, el maíz cultivado bajo el sistema milpa es biodiversidad, es autosuficiencia, es soberanía alimentaria, es sustentabilidad, es fuente de trabajo, es un sistema de vida.
Para el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla el maíz “es una planta humana, cultural en el sentido más profundo del término, porque no existe sin la intervención inteligente y oportuna de la mano; no es capaz de reproducirse por sí misma. Más que domesticada, la planta de maíz fue creada por el trabajo humano”.
“Al cultivar el maíz, el hombre también se cultivó. Las grandes civilizaciones del pasado y la vida misma de millones de mexicanos de hoy, tienen como raíz y fundamento al generoso maíz. Ha sido un eje fundamental para la creatividad cultural de cientos de generaciones; exigió el desarrollo y el perfeccionamiento continuo de innumerables técnicas para cultivarlo; condujo al surgimiento de una cosmogonía y de creencias y prácticas religiosas que hacen del maíz una planta sagrada; permitió la elaboración de un arte culinario de sorprendente riqueza; marcó el sentido del tiempo y ordenó el espacio en función de sus propios ritmos y requerimientos; dio motivo para las más variadas formas de expresión estética; y se convirtió en la referencia necesaria para entender formas de organización social, maneras de pensamiento y conocimiento y estilos de vida de las más amplias capas populares de México. Por eso, en verdad, el maíz es el fundamento de la cultura popular mexicana”.
La celebración del maíz, del maíz cultivado bajo el sistema milpa, implica reivindicar una forma de producción respetuosa del medio ambiente, que a la vez permite la producción de alimentos sanos y diversos. También implica homenajear a los campesinos y a sus ancestros gracias a quienes se debe esta herencia de biodiversidad cultural y biológica.
Entonces, celebrar al maíz hoy en este día, y durante todo el año, es promover la producción y el consumo del maíz cultivado bajo el sistema milpa, con prácticas agroecológicas y por campesinos mexicanos.
Celebremos, entonces, el Día Nacional del Maíz, consumiendo elotes, esquites, tamales, pozole o cualquier derivado alimenticio de este grano milenario; pero reflexionando acerca de las amenazas que hoy día enfrenta, y postulando políticas públicas más amigables para los campesinos. ¡Enhorabuena!
A pleno sol…Sin pena ni gloria se realizarán en esta semana los actos de entrega-recepción en los 81 ayuntamientos de la entidad. Las administraciones que culminan se van, la gran mayoría, sin haber rendido cuentas claras del presupuesto y de sus responsabilidades que estuvieron a su cargo. Y los nuevos ediles, ¿sabrán que los nuevos tiempos son de mayor transparencia, de mayor participación ciudadana y de gobernanza?

* Espacio de análisis y propuestas para la transformación del campo desde la visión y acción de los actores sociales rurales.

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