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Por falta de ventas cerraron tres tiendas de ropa de la Costera, se queja Laura Caballero

Karla Galarce Sosa

Tres tiendas de ropa de la Costera bajaron sus cortinas por falta de ventas, informó la presidenta de la Asociación de comerciantes establecidos en la Costera, Laura Caballero Rodríguez, quien señaló que los comercios de esa vía turística han cambiado de giro de venta de ropa a artesanías, y se alojan ahora en los mercados pues sus ventas disminuyeron.
Se trata de las cadenas comerciales Quiksilver y Squalo, que se encontraban a unos pasos de la glorieta de La Diana. El tercer negocio es la tienda de ropa de manta Bella, que se ubicaba frente al Bungy, en la zona de La Condesa.
En declaraciones por teléfono, Laura Caballero dijo que con la baja afluencia de turismo, la Costera modificó su imagen y de ser un “paseo comercial” devino a una vía con locales cerrados en los últimos dos años.
Quiksilver y Squalo son franquicias cuyas sucursales se anuncian en portales de internet, que cuentan con tiendas en Acapulco, pero en la zona Diamante, al interior del centro comercial La Isla.
Mientras que la tienda de ropa Bella cerró la semana pasada, detalló la empresaria.
Comentó que los negocios de ropa son los más afectados por la falta de solvencia económica de los turistas, pues primero ofrecen playeras en oferta y después de que sus mercancías se deterioran deciden cerrar los negocios.
“Las cadenas como Burguer King, El Portón, las casas de empeño Dondé, que cerró hace dos meses, y la sucursal de Banco Azteca, frente a Disco Beach, también cerraron unos meses después de que habían abierto. Uno piensa que por tratarse de compañías o cadenas nacionales pueden mantenerse abiertas pero no lo lograron y cerraron”, comentó.
La Costera, criticó, se ha convertido en una zona de bares pequeños que estaban en las colonias porque incluso había restaurantes que ahora sólo abren los fines de semana.
Mencionó que los negocios abiertos todo el día son los mercados de artesanías, muchos de los cuales alojan ahora a empresarios que tenían locales en la zona Dorada, pero que con el cierre de sus negocios sobreviven de la venta de artesanías.
“La falta de turismo hace que la mercancía se deteriore porque el tipo de turismo que se recibe no es el que consume lo que se ofrecía en la Costera hace 10 años”, recordó.
Añadió que “muchos de los empresarios que tenían locales en la Costera se han visto en la necesidad de mudarse a locales de los mercados de artesanías y cambiaron el giro que tenían”.
Laura Caballero expuso que las áreas comerciales que aún quedan abiertas están en La Condesa, frente al hotel Romano Palace, aunque la mercancía que se ofrece no es la misma y abunda la venta de playeras y recuerdos a precios que no rebasan los 200 pesos, cuando hace algunos años se ofrecían joyerías y prendas de marca que rebasaban los 3 mil pesos.

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