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Promete Aurelio Nuño el “programa más ambicioso” para remodelar escuelas

Jenaro Villamil / Agencia Proceso

Ciudad de México

En tribuna, al filo de las 12:20 horas, el senador Manuel Bartlett argumentaba que la reforma educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto era producto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y “un instrumento para la privatización de todos los servicios”, cuando de repente sonó la alerta sísmica.
El también ex secretario de Educación en el sexenio salinista se quedó confundido. Los senadores y el titular de la SEP, Aurelio Nuño, desalojaron el recinto de avenida Reforma e Insurgentes en menos de tres minutos.
El presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores, el panista Roberto Gil Zuarth, bromeó ante el inesperado temblor: “¿Cómo vieron esta estrategia frente al discurso de Bartlett?”.
Los reporteros sonrieron, pero la comparecencia de Aurelio Nuño ya no generó la misma expectativa que al inicio, pues cuando el exjefe de la Oficina de la Presidencia retornó al Senado ya no fue para cabildear las reformas estructurales del peñismo, sino para sumar una serie de promesas en el sector educativo.
Nuño prometió que se iniciará “el programa más ambicioso que se haya tenido en las últimas décadas para mejorar la infraestructura escolar”, y también se comprometió a “liberar de la carga burocrática a maestros y maestras”.
Además, ofreció que “el sindicato caminará en su carril y las autoridades en su carril”, y prometió estar cercano al Senado, a los gobiernos estatales, al SNTE y a quien se quiera sumar a su misión de “llevar de la Constitución a las aulas la reforma educativa”.
Las promesas de Nuño no tranquilizaron a otro ex secretario de Educación, el panista Juan Carlos Romero Hicks, quien criticó la centralización de pagos al sindicato de maestros, debido a que “hoy los gobernadores ni pagan ni mandan y el gobierno federal sí paga, pero no manda”.
El senador guanajuatense también criticó el “efecto Penélope” de la reforma educativa: “Lo que la SEP y el Congreso tejen de día, Gobernación lo destruye en la noche”.
“Nos han bombardeado de publicidad, aludiendo a que se recuperará la rectoría de educación, el gran logro histórico, mítico y simbólico que, como castillo de arena, se desmorona al primer vuelo”, sentenció Romero Hicks.
Nuño se mantuvo impávido ante las críticas. Y, en respuesta a la senadora priista Blanca Alcalá, afirmó que ya era el momento de que existiera una Secretaría de Cultura, a la par que consideró que con el presupuesto base cero habrá mayor control y transparencia.
El nuevo titular de la SEP también señaló que están realizando una revisión de programas para disminuir la brecha digital y ofreció que será un secretario de Educación Pública “cercano al Congreso de la Unión, cercano a los senadores”.
Incluso presumió que en 94 años de fundación de la SEP se ha logrado prácticamente una cobertura del cien por ciento en primaria y secundaria, 75 de nivel bachillerato y 35 por ciento en la enseñanza superior.
“Si bien seguimos enfrentando retos en la cobertura en los niveles de educación media superior y superior, el gran reto del siglo XXI es tener un sistema de educación pública laica, gratuita y de calidad. Ese es el objetivo”, sentenció.
Para el titular de la SEP el eje de la reforma será la escuela y, por tanto, se iniciará “el programa más ambicioso que se haya tenido en las últimas décadas para mejorar la infraestructura educativa”.
Sin embargo, no aclaró a cuánto ascenderá este programa ni cuáles serán los plazos ni la meta a corto o mediano plazos, pero logró salir ileso de una comparecencia que, con todo y alerta sísmica, transcurrió sin mayores contratiempos.

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