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No se han construido las casas para damnificados en El Fresno, en la sierra de Chilpancingo

Unas 237 familias, a las que la Sedatu les prometió casas, viven entre laderas y voladeros. En 2013 se determinó reubicar a siete comunidades de la zona: San Vicente, Azinyahualco, Agua Hernández, El Fresno, Chicahuales, Rincón de Caparrosa y Carrizal de Pinzón, pero no ha ocurrido. Vivir en la sierra es como no existir, porque los apoyos sólo llegan cuando los candidatos necesitan un voto, se quejan vecinos

 

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

El Fresno es una de las siete comunidades de la sierra de Chilpancingo que debió ser reubicada por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), pero a dos años de la tormenta tropical Manuel sólo se han construido 12 cimientos de las 237 viviendas proyectadas en un terreno que no ha sido pagado a sus cinco propietarios.
La comunidad serrana está a 43 kilómetros de la capital del estado, pero por el poco mantenimiento de la carretera de terracería, por deslaves y el deterioro provocado por las lluvias, el transporte público tarda en llegar 5 horas, cuando antes el trayecto era de 3.
La principal actividad económica de El Fresno, y de esta zona de la sierra es, en general, la siembra de maíz y frijol, además del manejo forestal.
En 2013 se determinó reubicar siete comunidades damnificadas de la sierra de Chilpancingo: San Vicente, Azinyahualco, Agua Hernández, El Fresno, Chicahuales, Rincón de Caparrosa y Carrizal de Pinzón.
En El Fresno una barranca atraviesa el pueblo, pero después de la tormenta tropical Manuel el cauce creció 10 metros de ancho y a su paso arrastró casas que fueron construidas en las orillas.
La vecina Micaela García Martínez es una de las afectadas por la tormenta tropical Manuel, quien a dos años de la catástrofe no ha recibido su casa y vive en la barranca.
Dijo que ahora con la tormenta Marty llovió durante cuatro días en El Fresno, y se preocupó porque la barranca volviera a crecer.
García Martínez no pudo dormir bien durante cuatro días y el sábado llovió con mayor intensidad, el río creció, “empezó a llover fuerte a la 1 de la tarde, así que vi cómo corría el agua de la barranca, y sí da miedo, uno se llena de recuerdos”.
Recordó que durante la tormenta tropical Manuel el agua arrastró su casa, y lo único que pudo salvar fue lo que traía puesto.
A dos años la familia de Micaela volvió a construir su casa de madera con techo de lámina de cartón, en el mismo lugar donde perdieron todo.
“No nos dan la casa y decidimos quedarnos aquí y seguir con nuestras vidas, sólo que tenemos miedo cuando llueve”, dijo.
El vecino Pedro García Cayetano dijo que después de la tormenta tropical Manuel lo único que recibieron del gobierno municipal, estatal y federal fue un bulto de maíz y de arroz para comer, “no sabemos nada de las casas, vienen a construirlas pero ya pasaron dos años y seguimos aquí con preocupación”, dijo.
Agregó que no recibieron ayuda para volver a su vida cotidiana, sólo las promesas de ser reubicados en un terreno donde estuvieran seguros.
Dijo que vivir en la sierra es como no existir, porque los apoyos sólo llegan cuando los candidatos necesitan un voto, “les damos de comer lo poco que tenemos, nos llenan de promesas que nunca cumplen y nosotros seguimos sobreviviendo”.
El Fresno tiene 237 familias que viven entre laderas y voladeros, y a pesar del trabajo de las autoridades no han logrado que la Sedatu termine el proyecto de reubicación.
La Secretaría de Protección Civil del estado declaró zona de alto riesgo a la comunidad de El Fresno, pero ni funcionarios federales ni estatales han atendido ese lugar.
Los vecinos de la sierra enfrentan carencias que han tratado de sobrellevar ante el olvido del gobierno municipal, estatal y federal. En esta comunidad a pesar de contar con un centro de salud, no hay medicamentos ni enfermeras.
Durante un recorrido en la comunidad, el comisario Catalino García Martínez dijo que la Sedatu no ha comprado el terreno donde se pretendía reubicar a la comunidad.
Dijo que durante las negociaciones se determinó que se vendería un terreno de 10 hectáreas en 15 pesos el metro, que pertenece a 5 familias de la comunidad, pero no se ha pagado a los propietarios.
El comisario señaló que la Sedatu no les entregó una copia del contrato de compra venta, y en los terrenos fueron construidos 12 cimientos para una casa de 8 por 6 metros.
“El problema es que la Sedatu no nos quiere dar ni una copia del contrato de compra venta”, dijo.
Agregó que hace siete meses dejaron de construir, y que los encargados de la obra les informaron que el dinero se les acabó.
En el terreno en la entrada de la comunidad fue terminada una casa que pertenece al vecino Luis Marino Manzano. La casa construida fue gestionada por el vecino, quien pagó una tonelada de cemento para el piso firme, compró lámina para el techo ya que se voló con el viento de las primeras lluvias.
La familia de Marino Manzano es la única que vive en el nuevo terreno, donde habitan 12 personas, la mayoría niños entre 2 a 16 años.
Dijo que la última vez que fue personal de la Sedatu a su casa fue para tomar fotografías y colocar una puerta, pero después quitó la chapa.
“Los de la Sedatu sólo vinieron a tomarle fotografías y van a la capital a decir que terminaron, pero no es verdad, yo pague el techo y el piso”.

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