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PLAZA PUBLICA

Relator de indígenas

Miguel Angel Granados Chapa

Rodolfo Stavenhagen realiza una visita formal a México, su país, en su carácter de relator especial para derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas, enviado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Formalmente, su presencia aquí es comparable a la que en el 2001 realizó Dato Param Coomaraswasmy, homólogo de Stavenhagen, enviado a estudiar el estado de la justicia en México, tema complejo al que se acercó sin el conocimiento y la profundidad debidos, por lo que su reporte no sirvió para enjuiciar válidamente al sistema judicial, aunque señaló pistas sugerentes para examinarlo.

Será muy otro el papel de Stavenhagen. Si bien la subjetividad de informarse e informar sobre lo que ocurre en su propio país puede pesar en su ánimo, su preparación como científico social (con bien ganada reputación en esa área) le permitirá, según la recomendación de Durkheim, “tratar a los hechos como cosas” y no involucrarse en ellos. Pero, en sentido contrario, su experiencia en el campo en que debe desplegar su curiosidad profesional significa una garantía de que no percibirá de modo distorsionado lo que ocurre en México, ni se someterá a influencias sesgadas, provenientes del gobierno o de las agrupaciones civiles, ámbitos a los que conoce bien.

Fue, en efecto, director general de culturas populares en la SEP y, por otra parte, presidente fundador de la Academia Mexicana de Derechos Humanos. Y como académico ha escrito o coordinado innumerables obras sobre el campo y los campesinos en México y sobre el derecho indígena en América Latina. Más todavía, y por esas razones, fue nombrado presidente de la Comisión de Seguimiento y Verificación derivada de los acuerdos de San Andrés, que no tuvo ocasión de funcionar debido a los incumplimientos de dicho pacto en que incurrió el último gobierno priísta.

La visita de doce días del relator Stavenhagen concluirá el 14 de junio. Dedicará a Chiapas los tres últimos días de su agenda. Ya se entrevistó el lunes, en el comienzo mismo de su visita, con dos Luis H. Alvarez, coordinador presidencial para el diálogo y la negociación. No ha recibido respuesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ni del Ejército federal, a quienes invitó a hablar sobre el propósito de su misión. No obstante, buscará llegar a comunidades zapatistas en Ocosingo (donde funcionan varios municipios autónomos de ese talante) y visitará asentamientos en Montes Azules, donde se estudian fórmulas para resolver los dilemas entre justicia social, marco jurídico y preservación del equilibrio ecológico.

Pero la visita de Stavenhagen no se concentrará en el tema de Chiapas, aunque es obvia su centralidad en el tema que aborda. Así fue claro en su conversación con senadores y diputados con quienes se reunió el relator el martes. Enseguida viajó a Chihuahua, donde se reunió con gobernadores rarámuris. Hoy jueves habla con pueblos indígenas del nororeste, especialmente mayos y yaquis. Mañana viernes se encontrará con huicholes en el norte de Jalisco, y en Guadalajara con náhuas y etnias de otras entidades. Viajará a Oaxaca, donde lunes y martes sostendrá conversaciones con representantes del variado mosaico de comunidades, pueblos y organizaciones de aquel estado.

Especial atención deberá aplicar el relator al nuevo marco legal en materia indígena, que comienza con la estéril reforma constitucional del 2001 y ha tenido su más reciente expresión en la ley que crea la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Este nuevo órgano gubernamental, ni siquiera original por su denominación (ya que un órgano así bautizado, y dirigido por Beatriz Paredes fue parte de la inútil respuesta del gobierno de Salinas al levantamiento zapatista) reemplaza por un lado al Instituto Nacional Indigenista y, por otro lado, a la oficina ad hoc creada por Fox al comenzar su mandato.

Las funciones de la Comisión no incluyen siquiera las que sí cumplió el INI, por lo que acaso signifique un retroceso en el abordamiento gubernamental de la cuestión indígena. La toma de conciencia del movimiento nacional de los indios, en sus diversas acepciones, y el propio alzamiento del EZLN hacían obvia la cancelación del enfoque desarrollista e integracionista que promovió la fundación del INI hace más de medio siglo. Pero no necesariamente se le ha reemplazdo por un mejor mecanismo. Las tareas de horizontalización de las funciones federales, presentadas como uno de los rasgos innovadores de la Comisión, responden a la misma intención plasmada por el doctor Alfonso Caso en la hora inicial del Instituto.

Stavenhagen se enfrentará a las reticencias y desconfianza de no pocas agrupaciones indígenas, escaldadas por el modo en que se procesó la reforma constitucional indígena y la parálisis legislativa que ha seguido a aquella presunta inclusión de los derechos y la cultura de los pueblos indios en la Carta Magna. Es tan aguda la suspicacia de algunas de esas agrupaciones que ya desde ahora ponen en duda la calidad del reporte que presente el relator, siendo que apenas se inicia el trabajo de campo que, tiempo más tarde y en combinación con otros elementos, permitirá la formulación de la relatoría correspondiente.

El relator sabe que durante su misión encontrará “violencia, crisis larvadas, focos rojos, lugares donde las autoridades no respetan los derechos humanos y donde hay injusticia, represión y arbitrariedad”. Pero indagará también el resto de los datos que configuran el panorama

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