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CARTAS

Responde Marcos Méndez al
ayuntamiento de Chilpancingo

Señor director:
En relación con  Monitor de Gue-rrero publicado en estas páginas el 10 de julio, me complace que el ayuntamiento de Chilpancingo responda a lo que ahí se dice porque me da oportunidad de debatir sobre algunas ideas que por falta de espacio no incorporé en el reportaje.
1. Parece que los gobiernos y los ciudadanos tenemos diferentes percepciones acerca de la transparencia; este concepto significa que las dependencias públicas coloquen a la vista y a disposición de todos, por iniciativa propia, la información suficiente sobre las acciones del gobierno para que la ciudadanía pueda conocerla, emitir un juicio y solicitar sanciones, si es el caso. Si afirmo que el ayuntamiento de Chilpancingo no es transparente, –aunque hay que decir que también los 80 restantes– es porque no publica ni difunde la información clave del quehacer del ayuntamiento.
Un gobierno transparente tendría que ser aquel que cumple, por lo menos, con la publicación de la información de oficio que establecen los artículos 13 y 18 de la Ley de Transparencia del estado. El ayuntamiento no lo ha hecho en tres años y medio, y qué bueno que se ha puesto como meta cumplir en ciento por ciento al terminar su periodo de gobierno. Ojalá así sea.
2. En efecto, el ayuntamiento me ha respondido las solicitudes de información que le he presentado, aunque unas fuera del plazo que establece la ley y otras obligado por el ITAIG; pero la mayoría son peticiones acerca de información que por ley debería estar publicada, y no lo está.
Respecto a la última solicitud relativa a la licitación de la compra de fertilizante, el ayuntamiento no dice una palabra acerca de la deliberada intención de sus funcionarios de hacer pasar esta información, que evidentemente es pública, por información confidencial, ni tampoco por qué desaparecieron hojas y proporcionaron copias ilegibles para ocultar datos. ¿Hay algo que esconder, o sus funcionarios se salieron de la línea de “transparencia” que sigue el alcalde?
3. La rendición de cuentas es un tema aparte. La aprobación de las cuentas públicas que hacen los órganos fiscalizadores no significa que la entidad fiscalizada haya cumplido los objetivos de los programas o satisfecho las necesidades sociales, que es uno de los fines esenciales de un gobierno; estos controles están diseñados para que los órganos puedan monitorear el uso de los recursos públicos, y no tanto para que los ciudadanos sepan qué ocurre con ellos y cómo se atienden los problemas que supuestamente los programas deberían resolver.
Al respecto, es bueno saber que el ayuntamiento ha cumplido en tiempo y forma con los requerimientos de los órganos de fiscalización estatal y federal, pero esto no necesariamente se traduce en una rendición de cuentas para la ciudadanía y que se hayan satisfecho necesidades sociales, como tampoco lo son los informes de gobierno que los alcaldes presentan en actos masivos, en donde no hay ningún tipo de retroalimentación con la ciudadanía, que me parece, debería ser el actor más importante para un gobierno.

Marcos Méndez Lara

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