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Funciona sin apoyo oficial el museo comunitario de La Perica

Una colección de 30 piezas se exhibe en deplorables condiciones

El museo comunitario del poblado La Perica, en este municipio, carece de instalaciones adecuadas para conservar las más de 30 piezas arqueológicas con las que cuenta.

La educadora del Consejo Nacional de Fomento Educativo, (Conafe), Adriana Moreno Meza, señaló que no reciben ningún tipo de apoyo gubernamental para promover esta riqueza histórica.

En una visita al lugar, que se ubica a 20 minutos de Zihuatanejo, en la zona rural de este municipio, se apreció que en ese museo comunitario desde hace más de 20 años se guardan en rústicas vitrinas 38 piezas arqueológicas tales como figurillas de barro, cuentas de collares, piedras labradas, signos de escritura, estatuillas fálicas, metates, entre otras.

La maestra del Conafe, Adriana Moreno, quien es la encargada de cuidar las piezas, lamentó que las autoridades no le den la importancia que representan, así como la apatía por promover el sitio que se presume, fue un asentamiento de indígenas prehispánicos.

Dijo que entre las diversas figurillas “hay rasgos de las culturas olmeca, tolteca, teotihuacana y maya”, y que a 5 kilómetros al norte de la comunidad, “allá, arriba del río”, hay piedras de aproximadamente 1 metro y medio de altura grabadas con jeroglíficos y no sabemos qué significan los signos que tienen”.

Agregó que en un año que ella tiene ahí como educadora “sólo ha venido un grupo de alumnos de la Preparatoria 13 de Zihuatanejo a ver las piezas, casi nadie sabe que acá tenemos un museo comunitario porque no se le da difusión”.

Toda la colección ha sido aportada por los habitantes de La Perica que han encontrado vestigios cerca del río o en sus mismas casas cuando hacen excavaciones, “sabemos que valen mucho, por eso quisiéramos que el gobierno nos apoyara con la construcción de un salón adecuado para poder tenerlas”.

Y es que el sitio en donde están es una humilde barraca cuya puerta no sirve; las paredes son de varas con lodo; el techo es de lámina de cartón y el piso es de tierra; las piezas son protegidas por rústicas vitrinas de vidrio que están llenas de polvo, al igual que las mesas que las sostienen.

La joven profesora hizo un llamado a las autoridades “o a un antropólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia que se interese en conocer estos vestigios para que nos ayuden a conservarlos en mejores iones”.

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