Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Guerrero, bastión del PRD y laboratorio de las alianzas políticas que lo formaron

Salgado Macedonio es uno de los primeros “perredistas” de Guerrero que salta al escenario nacional, cuando en 1988, durante la calificación en la Cámara de Diputados de la elección de diputados federales en Guerrero, se presenta con un costal de boletas electorales quemadas, que demostrarían un fraude en su distrito a favor del entonces líder de la CTM en el estado Filiberto Vigueras Lázaro.

La Cámara de Diputados, instalada en Colegio Electoral –antes se calificaba así la elección– decidió retirar el triunfo al priísta y dárselo a Félix Salgado, aunque desde el priísmo se ha difundido que la decisión tuvo el aval del gobernador José Francisco Ruiz Massieu, para sacar de la escena política al viejo dirigente obrero, quien en su campaña, lo había ninguneado, algo que éste nunca le perdonó.

La llegada masiva de priístas al PRD sería hasta 1997, cuando por primera vez el PRI dejó de ser mayoría en la Cámara de Diputados. El PRD sería entonces el receptor de fugas y deserciones de priístas.

Alianzas, cuentas buenas, cuentas malas

En 1993, el PRD definió en Guerrero su primera alianza externa, una de las estrategias que han tenido en esta entidad uno de los pocos éxitos electorales. Presidente nacional del partido, Porfirio Muñoz Ledo, decide impulsar la propuesta del empresario y dirigente de la Coparmex local, Zeferino Torreblanca, quien se había caracterizado por su posición crítica ante las políticas de los gobiernos estatal y federal.

Torreblanca no gana esa elección al aparato político priísta, en esa ocasión, ni en 1993, cuando por segunda vez es candidato. En tanto, el PRD nacional, sobre todo, decide llevar la alianza a las elecciones intermedias, y en 1994 y en 1997 asigna al FCA la candidatura a la diputación por el distrito 10, el urbano de Acapulco. En la segunda experiencia, a propuesta de Torreblanca, llega como candidato y gana Alberto López Rosas.

En tanto, el propio Torreblanca es integrado como diputado federal plurinominal por el PRD, en 1994. Muñoz Ledo define entonces una estrategia para mantener la presencia de la sociedad civil en Acapulco, para ganar lo que definió entonces como “la joya de la corona”.

Experiencia fallida de alianza externa, fue la intentada con el empresario y ex diputado federal Jaime Castrejón Diez, quien pierde, en 1999, la elección interna por la candidatura al gobierno del estado ante Félix Salgado. Castrejón, ex rector de la UAG, ex funcionario del gobierno federal y conocido empresario local decide alejarse entonces del PRD.

De la marginalidad al poder

Hasta 1993, cuando el PRD presenta como su candidato a gobernador a Félix Salgado Macedonio, el PRI no había tenido ningún partido en posibilidad de competirle el gobierno estatal. El abanderado por el priísmo es Rubén Figueroa Alcocer, hijo del ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa, bajo cuyo periodo se dio la guerra sucia contra la guerrilla y su base social.

En ese proceso electoral el PRI tuvo aún una victoria cómoda, con más del 60 por ciento de los votos. Los perredistas se instalan entonces en plantón ante el Palacio de Gobierno por cerca de dos meses, aunque luego por desgaste se desiste del movimiento, pues además estaba enfrente la elección presidencial.

En 1991 el PRD padeció, sin embargo, la ofensiva del Pronasol para reducir su presencia política-electoral no sólo por la represión, sino también por la cooptación política y clientelar. Así, del 31 por ciento de los votos que se le reconocieron a nivel nacional en 1988, para el 1991 apenas llegó al 8.1 por ciento.

Para las elecciones de 1999 Félix Salgado es por segunda vez candidato del PRD al gobierno del estado. Contiende ante el priísta René Juárez Cisneros, quien obtuvo 423 mil votos, por los 406 mil del candidato perredista Félix Salgado Macedonio. Es decir, apenas 18 mil votos de diferencia, que disminuyeron después por decisiones de las autoridades electorales. Ahora sí, la sospecha de un fraude electoral y la posibilidad de que el mismo se revirtiera a favor del perredismo, llevó a este partido a organizar un masivo Exodo por la Democracia a la ciudad de México, el cual llevó a marchar a unos 20 mil ciudadanos guerrerenses.

Tiempos nuevos de la democracia, la movilización se enfrenta a los vericuetos legales y a las artimañas del Consejo Estatal Electoral, el primero ciudadanizado aunque presidido por la pro priísta Virginia López Valencia, quien no deja elementos al Tribunal Federal Electoral para anular la elección, pese a las evidencias de alteración de urnas y entrega de dádivas y despensas en las regiones más pobres de la entidad.

Afectó además al Exodo la grave disputa interna por la presidencia nacional del PRD entre Amalia García y Jesús Ortega. Cuando los perredistas guerrerenses y sus aliados del Frente Cívico de Acapulco reclamaban el triunfo en la ciudad de México, en su partido se anulaban las elecciones por la falta de limpieza de las mismas y acusaciones de fraude entre ambos contendientes. De 1999 a la fecha, con otra derrota en las elecciones presidenciales de 2000, pero con dos triunfos consecutivos en la estratégica ciudad de México –con Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador– y cuatro gubernaturas más, se ha acrecentado la lucha interna entre las diversas corrientes de ese partido hasta la crisis actual en que se encuentra, pasando por la renuncia de su presidenta nacional Rosario Robles a encabezar al partido, y luego al partido mismo. La mayor crisis de sus 15 años, según reconocen sus dirigentes, luego de la difusión de los videos en que un empresario, Carlos Ahumada, que fue muy cercano a una corriente de ese partido, aparece entregando dinero a un colaborador del círculo más estrecho del jefe de Gobierno del DF, como René Bejarano, a un jefe delegacional que venía del movimiento estudiantil de la UNAM, Carlos Ímaz, cuando antes ya se había difundido otro video que muestra al secretario de Finanzas de López Obrador apostando fuertes sumas en un casino de Las Vegas.

Para el próximo proceso electoral en Guerrero hay encuestas que dan al perredismo hasta 50 puntos de preferencia electoral y al PRI unos 35. Además, con la posibilidad de alianzas con el PAN y Convergencia. No obstante, este partido tiene el reto aún de superar sus divergencias internas.

468 ad