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Distingue la Academia sueca a escritora disidente bielorrusa con el Premio Nobel de Literatura

*Svetlana Alexievich recibe el galardón por su obra periodística Voces de Chernóbil, que sirve de caja de resonancia para quienes sobrevivieron a la catástrofe nuclear de 1986, tras haber sido silenciados y olvidados por su propio gobierno

DPA

Estocolmo

La bielorrusa Svetlana Alexievich fue distinguida ayer con el Premio Nobel de Literatura 2015 por su “obra polifónica”, un “monumento al sufrimiento y al valor en nuestro tiempo” con el que por primera vez la Academia Sueca galardona el oficio periodístico.
El anuncio no sorprendió, pues la autora de Voces de Chernóbil, de 67 años, llevaba desde la víspera como favorita en las listas de apuestas. “¡AL FIN!”, titulaba el diario sueco Aftonbladet en su edición online. Además de ser la primera periodista distinguida con el galardón, Alexievich es también una de las pocas mujeres en recibirlo: con ella, desde 1901, suman 14.
La decisión de la Academia Sueca se entendió también como una clara señal política, aunque la nueva secretaria permanente del gremio, Sara Danius, lo rechace. “No veo nada de político en ello”, declaró, pero el eco del galardón es incuestionable, empezando por Bielorrusia. El primer Nobel de Literatura para la ex república soviética llega apenas tres días antes de que su autoritario presidente, Alexander Lukashenko, se presente a su quinta reelección.
Alexievich siempre se ha mostrado crítica con el régimen bielorruso, que prohibió la publicación de sus obras. En parte debido a ello abandonó el país a comienzos del nuevo milenio, pero regresó en 2011. “Quiero vivir en casa, con mi gente”, dijo entonces. Y aunque la situación mejoró un poco desde que en 2013 recibió el Premio de la Paz de los libreros alemanes, continúa siendo silenciada.
“Mis obras no se editan y no me está permitido comparecer en público”, contó la escritora en una primera reacción tras el anuncio. Por eso, se cree que el Nobel podría servir de impulso a la diseminada oposición que desde años lucha en vano contra Lukashenko. “¡Tenemos el Nobel”, celebraba en Twitter la alianza crítica con el régimen Charta 97.
El fallo del jurado sueco se lee también como una clara señal hacia Vladimir Putin, pues la galardonada es muy crítica con el presidente ruso. Pero sería erróneo encasillar a Alexievich en el cajón de las activistas políticas: la fascinación por su obra literaria se fundamenta en su capacidad para crear collages de vivencias, creando “libros de voces”.
Apenas traducida al español, hasta ahora sólo Voces de Chernóbil (Siglo XXI) podía leerse en la lengua de Cervantes. En él, Alexievich dio voz a quienes sobrevivieron la catástrofe nuclear de 1986 tras haber sido silenciados y olvidados por su propio gobierno. Además, en noviembre la editorial Debate publicará su primer libro, La guerra no tiene rostro de mujer, al que en 2016 seguirá Los chicos de latón y, un año después, Los últimos testigos.
Alexievich confirmó que el próximo 10 de diciembre, día de la muerte de Alfred Nobel, estará en Estocolmo para recibir el galardón de manos del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia. Con el premio, dotado con 8 millones de coronas (unos 850 mil euros/950 mil dólares) y que el año pasado fue para el francés Patrick Modiano, se impuso a otros eternos candidatos como el japonés Haruki Murakami o el estadunidense Philip Roth.
Eso sí, aunque su nombre llevaba horas instalado en el número uno en las casas de apuestas, en cierto modo sí extrañó que el jurado no diera este año la sorpresa, como ocurrió en el pasado en tantas ocasiones. Aunque quizá, más habría sorprendido que Danius, la primera mujer secretaria permanente de la Academia y feminista declarada, anunciara en su primer Nobel el nombre de un varón.

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