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Nos maltrataban y no nos daban de comer, dicen ancianos del asilo de Iguala

Luego del desalojo de la familia encargada del lugar, hallan los nuevos encargados comida y objetos escondidos en el cuarto de una de las cuidadoras

Oracio Lagunas Ramírez Iguala Ancianos del asilo de la ciudad acusaron a la familia Rosendo Brito –desde hace 20 años encargada del lugar– de maltratarlos física y psicológicamente durante la toma de alimentos, asearlos o al proporcionarles su medicina.

Mientras tanto, feligreses de la parroquia de San Gerardo María Mayela, en conferencia de prensa efectuada al mediodía del miércoles en los pasillos del asilo, pidieron a la familia Rosendo Brito los reportes de entradas y salidas de donativos de personas, organizaciones altruistas y el pago por la permanencia de las 13 personas mayores en el asilo, “porque no hay huella de cómo se manejaron los recursos”.

A casi una semana de la salida de la familia Rosendo Brito (10 personas en total), el asilo ya presenta mejoras en diversas partes, principalmente en los mecanismos de alimentación de los ancianos y la administración de los recursos.

Jovita Pineda Castrejón, una mujer que anda por los 80 años de edad y con poco más de 23 años en el asilo, en silla de ruedas por problemas de columna vertebral a consecuencia de dos caídas provocadas por quienes la cuidaban (sólo recuerda que se llamaban Berta y Margarita Hernández Salgado), relata que los últimos años en el lugar, su vida fue un martirio.

“Durante los últimos cinco años tuvimos un trato muy déspota de parte de Marta (la cocinera), porque nos íbamos sentando a comer o llevábamos dos tortillas, nos retiraba el plato de la mesa y nos llevaba a nuestros dormitorios, sin mayores explicaciones”, revela.

Y agrega: y cuando rogábamos una explicación, nos decía que éramos unos muertos de hambre y que deberíamos estar agradecidos con lo que se nos proporcionaba.

Luego recuerda que hace dos años sufrió un accidente que le desvió el fémur, y por consiguiente le impedida caminar. Un año después –continúa– Berta y Margarita (quien hacía funciones de enfermera) la tiraron de su cama y tuvo una desviación de columna, misma que ahora le impide caminar, por lo tanto permanece atada, prácticamente, a una silla de ruedas.

Versión similar dio la señora Antonia Ibarra, hija de Santso Ibarra, internado en el asilo desde hace más de 15 años con problemas de hipertensión. Dijo que con el cambio de administración su padre tiene otra actitud, “ya no se queja de tantos problemas y asegura que ahora come a sus horas, tomas sus medicamentos como están prescritos”.

Además –añadió– ahora me tienen informada de la evolución de su enfermedad y de los recursos que pago, me explican en qué se gastaron, lo cual no sucedía con los anteriores administradores.

Mientras tanto Moisés Ocampo Delgado, Mario Saúl Moctezuna Salgado, Cruz Martínez Román, Rafael Fernández Mugía y Fernando Núñez Flores indicaron que tras el desalojo, no violento, de la familia Rosendo Brito, hicieron una revisión al edificio y se encontraron con novedades, como el que en su cuarto de la señora Margarita tenían una bodeguita con alimentos que, suponen, eran de los ancianos.

En el caso de Margarita Hernández Salgado, de unos 60 o 70 años de edad, presentó una denuncia ante la Agencia del Ministerio Público, donde establece que fue desalojada de manera violenta.

Por tanto, pidieron a la familia Rosendo Brito, quien también presentó tres denuncias ante el MP y la Comisión Estatal de Defensa de Derechos Humanos por los delitos de despojo, robo y lesiones, que entreguen toda la documentación que pudieron haberse llevado, de lo contrario presentarán denuncias penales en su contra.

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