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Estratégicamente

Entorno de guerra

 Jorge Luis Sierra  

En los últimos meses, a medida que se acerca la elección presidencial, el gobierno de Estados Unidos ha ejercido una presión creciente sobre Cuba y el régimen de Fidel Castro. Encontró un pretexto ideal en el encarcelamiento de 75 disidentes y el fusilamiento de tres cubanos que intentaron secuestrar una nave para llegar a territorio estadunidense en abril de 2003. Estados Unidos consiguió que la mayoría de los países representados en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, incluido México, votaran a favor de una condena a Cuba por la situación de los derechos humanos en la isla.

Las presiones estadunidenses han incluido el incidente de Monterrey en marzo de 2002, cuando el presidente Vicente Fox pidió a Castro que abandonara la cumbre de la ONU para el financiamiento del desarrollo, así como la utilización de la Cumbre de las Américas como plataforma para la integración de una alianza de países latinoamericanos dispuestos a empujar a Cuba para obligarla a promover una transición política.

Sin embargo, esta nueva fase de la diplomacia agresiva hacia Cuba ha tenido vertientes de seguridad y aristas militares en el golfo de México y el mar Caribe que revelan un plan militar de la administración Bush contra Cuba, la creación de un ambiente de preguerra y la diseminación de señales de un probable ataque preventivo contra Fidel Castro.

La Casa Blanca ha desarrollado nuevos esquemas militares para la creación de un escudo marítimo en la zona del golfo de México y el Caribe para proteger la seguridad interna de Estados Unidos, precipitar la caída de Fidel Castro y acelerar la transición política en Cuba. Estos esquemas se apoyan en una profunda restructuración militar y en la creación del Comando Norte cuya área de influencia abarca a México y Cuba en una política integrada de control militar de toda América del Norte desde la frontera mexicana con Guatemala hasta Alaska, pasando por el golfo de México y el mar Caribe.

El Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos ha reforzado la presencia de la Guardia Costera en la zona, mientras que el Departamento de la Defensa realizó en marzo pasado ejercicios militares en las aguas del golfo de México con el grupo naval de ataque USS John F. Kennedy. Este grupo está integrado por un portaaviones, un ala aérea, dos cruceros, cuatro fragatas destructoras, dos submarinos de ataque y un barco rápido de ayuda en el combate. El grupo naval tiene 5 mil tripulantes y está concebido como una ciudad, con su propio periódico, estaciones de radio y televisión, departamento de bomberos, biblioteca, hospital, dos tiendas y una oficina de correos con su propio código postal. La última misión del Big John fue en apoyo a la Operación Libertad Duradera en Afganistán y su ala aérea arrojó más de 32 toneladas de bombas contra objetivos de los Talibán y Al Qaeda.

Las medidas del Plan Cuba que anunció ayer George Bush para acelerar la caída de Fidel Castro y preparar la transición hacia un gobierno cómodo para Estados Unidos incluyen el reforzamiento de operaciones de guerra psicológica para difundir el punto de vista estadunidense en la población cubana y evitar la interferencia electrónica cubana de las señales de Radio y TV Martí que se transmiten desde Miami. Bush ordenó el lanzamiento de una plataforma aérea compuesta por aviones militares capaces de enviar las señales radiales y televisivas y burlar la interferencia electrónica cubana.

La perspectiva de una invasión militar estadunidense de la isla ya no se ve como una posibilidad tan remota. Sin embargo, el sistema defensivo territorial cubano, basado en la movilización armada de la población en más de mil 400 zonas de defensa de los 169 municipios que existen en Cuba es un poderoso factor disuasivo de los planes de ocupación militar estadunidense. Se estima que las milicias de tropas territoriales están integradas por cerca de un millón de efectivos.

Aunque las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba han disminuido sus efectivos en cerca de 75 por ciento desde 1989 con el fin de la guerra fría y la desaparición de la Unión Soviética, aún mantienen un poder defensivo compuesto por tres ejércitos y una brigada fronteriza con Guantánamo. El mantenimiento del equipo militar cubano ha sufrido una reducción drástica con el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos y con el fin del apoyo ruso. No obstante, las lecciones de la resistencia iraquí están demostrando que no hace falta enfrentar a las tropas estadunidenses con un ejército regular para desquiciar los sistemas de abastecimiento logístico y patrullaje de un ejército de ocupación.

La industria militar cubana se ha dedicado a producir armamento ligero destinado a operaciones de guerrilla, entre los que se encuentran el fusil pesado de francotirador Mambi para abatir helicópteros, el fusil de francotirador Alejandro, que perfora cualquier de los chalecos blindados existentes. Las tropas de fuerzas especiales cubanas tienen un carro de combate llamado Fiero de alto poder de fuego y maniobrabilidad.

Cuba se está preparando ya sea para una invasión militar o para un ataque con misiles. Hace dos meses, las FAR realizaron sendos ejercicios militares en las costas del municipio de Habana del Este con disparos de artillería, lanzacohetes, movilización de naves de la Armada cubana y sobrevuelos de aviones de caza MIG. La isla ha intensificado sus preparativos para el choque armado con Estados Unidos y se piensa que Bush dará la orden de ataque días antes del 2 de noviembre próximo, fecha de la celebración de las elecciones presidenciales. Entre los especialistas se sostiene que el gobierno estadunidense lanzará un ataque con misiles para matar a Fidel Castro, provocar un estado de inestabilidad y justificar entonces la entrada de tropas de ocupación.

Estos son algunos elementos de la estrategia que ha seguido el presidente Bush y la política de enfrentamiento y distanciamiento diplomático que ha seguido el gobierno mexicano hacia Cuba encaja dentro de la estrategia prebélica de Estados Unidos. Progresivamente, el curso de acción de la política se irá acercando hacia el momento extremo de la guerra. Los ciudadanos de Estados Unidos tienen la tarea de evitar una reelección de George Bush en el poder. Los mexicanos tenemos la responsabilidad de llamar a cuentas al gobierno del presidente Fox.

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