Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Policías chinos  

Raymundo Riva Palacio  

Tiene toda la razón el presidente del PRD Leonel Godoy. La degradación de la política mexicana es lamentable y si se mantiene en esta tendencia puede conducir a consecuencias graves. Ya que Godoy tiene bien diagnosticado los síntomas, ahora se esperaría de tan distinguido personaje que extendiera la receta para el remedio. Un buen punto de partida lo puede dar él mismo, si empieza a recuperar seriedad, actúa con responsabilidad y muestra alguna                           dosis de profesionalismo, tan ausentes todos del escenario nacional.

Godoy lleva una semana tratando de llevar la expulsión del embajador de Cuba y su segundo de a bordo de México, luego de que dos miembros del Partido Comunista de ese país se entrevistaron con dirigentes del PRD, al terreno de la fobia anticomunista, retomando el viejo discurso de la Guerra Fría y planteando la reacción gubernamental en el ámbito ideológico. Es una buena táctica, se ha visto, para ocultar realidades. Por ejemplo, que efectivamente él y el secretario general del partido, Carlos Navarrete, se entrevistaron con los cuadros cubanos, aunque una semana antes habían negado el encuentro en varias entrevistas de prensa. También para disipar el aparente problema de fondo que preocupa al gobierno: de qué hablaron con los cubanos, qué tipo de negociaciones plantearon sobre el empresario que financió las campañas del PRD y corrompió a varios de sus líderes, Carlos Ahumada, que estaba detenido en La Habana.

Los contenidos de las conversaciones son los que, oficialmente, provocaron la expulsión de los diplomáticos y llevó la relación con Cuba al peor punto en más de 100 años. El secretario de Gobernación Santiago Creel afirma que perredistas y cubanos trataron asuntos de política interior, con un fraseo misterioso y un tufo conspiracionista, al señalar que no puede revelarse la documentación que sustenta tal acusación hasta dentro de 12 años. Es bastante absurdo que el gobierno llegue al virtual rompimiento con Cuba con información bajo reserva. Es una desvergüenza que el manejo de asuntos tan delicados sea realizado de una manera tan torpe y atropellada.

Su forma de actuar ha llevado al gobierno a una nueva crisis política, no sólo internacional sino interna. Los partidos no quieren dialogar con él y le reclaman continuamente, al igual que los políticos y los medios. Pretende jugar con la inteligencia de los mexicanos y queda exhibido. Cuando anteriores gobiernos mexicanos actuaron con energía por injerencias internas –como cuando el entonces presidente Luis Echeverría expulsó a cinco soviéticos por espionaje–, o por convenir así a los intereses nacionales –como cuando se rompieron relaciones con la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua–, se explicó el porqué del procedimiento con información en la mano. Hoy es lo contrario.

En mucho se parecen hoy en día Creel y Godoy. Los dos quieren ocultar información en un reflejo que se asemejaría a tapar el sol con el dedo. La información de que los dirigentes perredistas se reunieron con los cuadros cubanos no fue resultado de los eficientes servicios de inteligencia del gobierno foxista, sino de una declaración del mismo Godoy a la prensa días antes de que se armara el aquelarre diplomático. Los cubanos no sólo hablaron con el PRD, sino con todos los partidos y con otras figuras de la vida pública. Lo han hecho siempre, y no como resultado de los usos y costumbres, sino porque es una mecánica de trabajo de gobiernos extranjeros. ¿Qué ya nadie se acuerda de los viajes por el país para hablar con los sectores políticos del embajador estadunidense Tony Garza? ¿De las visitas de militares estadunidenses para tener información de campo, fuera del ámbito gubernamental, sobre la situación en México? ¿Del financiamiento del Departamento de Estado a organizaciones político-electorales? ¿Del dinero de Washington a defensores de derechos humanos, incluidos personajes del foxismo? A ninguno de ellos se consideró injerencistas. Es más, de no haber sido por los apoyos estadunidenses de esa naturaleza, probablemente Vicente Fox no hubiera llegado a la Presidencia porque no se habrían creado las condiciones políticas para el cambio.

Otra vez, no hay que equivocarse. La reacción gubernamental no obedece al encuentro sino al contenido de las pláticas y las posibles negociaciones, como sugieren, de que hayan pedido en el PRD la deportación de Ahumada de Cuba. ¿De dónde obtuvo el gobierno foxista esa información? Del único lugar de donde les podría llegar rápidamente: de los propios perredistas. Según información en el gobierno, ese dato no es resultado de espionaje del Cisen, como han aventurado algunos perredistas, sino de dos fuentes primarias: los propios dirigentes perredistas lo han dicho públicamente, y de informantes del gobierno infiltrados en el PRD. En todo caso, la virtual ruptura con Cuba y la divulgación del encuentro con los perredistas como punto de arranque de la medida, tendría que ver fundamentalmente con el ejercicio de acción-reacción. Es decir, no es tan importante que los perredistas hayan llegado, si ese fuera el caso, a pedir la deportación de Ahumada, como si esa gestión hubiera terminado con la expulsión del empresario de La Habana. Si en efecto la petición hubiera sido complacida por el presidente Fidel Castro, el gobierno foxista podría tener el argumento injerencista y razones de indignación. Pero cómo probarlo, es el problema. Hasta ahora, ni siquiera se ha planteado públicamente este punto. ¿Qué se esconde? Al no tener el Cisen agentes en Cuba, ¿quién pudo haberles dado la certidumbre de que así sucedió? ¿La CIA? Más para la especulación. Es probable que no haya nada de esto y que el gobierno mexicano haya aprovechado el encuentro con los cubanos para pasarle una factura a Castro que, en palabras del canciller Luis Ernesto Derbez se empezó a configurar hace 18 meses, y que la cortina de humo no sea para esconder la conspiración con Ahumada, sino la vendetta de Fox. Los 12 años de secrecía señalados por Creel parecen muchos para que la verdad histórica no se sepa antes. En las declaraciones públicas de los secretarios foxistas, se encuentran las claves de este episodio.

[email protected]

[email protected]

468 ad