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Exposición Lifestyles en el Princess, al lado de negocios de ropa sexi y objetos de variados usos

Pinturas y fotografías de quienes creen que el sexo es muy importantes para el ser humano

Aurelio Peláez Vaginas que nacen de una flor, mujeres que reposan, como diría Sabines, con la mano en el sexo, escritores mexicanos en pose indiferente ante el Monte de Venus, son parte de la exposición de arte erótico de artistas mexicanos, el lado culto del Lifestyles que desde este miércoles comenzó en Acapulco.

La exposición fue abierta en uno de los salones del hotel Princess y es un complemento cultural a la convención de parejas swingers –“de esas en donde se vale el intercambio, tú”–, de las cuales apenas unas cuatro se dejaron ver por el salón de la exposición, con todo y que hubo coctel.

En el lugar se presentan obras de Héctor Lona, José Montiel, Julieta Bartolini, Jorge Vargas, Miguel Labrada, Salvador Carvajal, Francisco Cabello y Alejandro Zenker, y de tres artistas radicados en el puerto: Pal Kepenyes, Antonio Ramos Barbosa y Nora Beteta.

Los curadores de la obra fueron Luis de la Cruz y Theresa de la Cruz, quienes cuentan con una galería X-Art, en Los Angeles, California.

Con este tipo de exposiciones se busca sacar el arte erótico del closet, de las bodegas de las galerías, y de presentar el sexo, el cuerpo humano desnudo, desprovisto de tabúes, explicó en inglés Luis De la Cruz, quien es hijo de padres mexicanos.

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Vaginas integradas en una especie de pulmón; vaginas que nacen de una flor; vaginas que aparecen como en un pollo rostizado, vaginas siempre en lugares extraños, son el tema de la obra de Martín Téllez.

“Gran parte de mi obra es arte erótico, aunque hago otras cosas. Yo empecé de niño haciendo retratos, paisajes, arte comercial. La experiencia me ha llevado a hacer mi propia obra”, dice este artista de 45 años, originario del Distrito federal pero radicado en Los Angeles. Es egresado de la Academia de San Carlos y entre sus maestros tuvo a Luis Nishizawa, Hermilo Castañeda y Armando Torres                     Michúa. Este último “fue el que me inició en el terreno del erotismo, él vio el erotismo dentro de mi obra. Uno no se da cuenta que uno tiene ciertas tendencias temáticas”, dice.

“La obra erótica que yo he trabajado se puede poner en tu sala, en cualquier parte de tu casa y en cualquier edificio, porque mi obra erótica yo considero que es muy suave, sutil, que es lo que yo siempre he buscado, que no sea agresiva ni ofensiva”.

–¿Entonces entras a tu casa y ves ahí una vagina disfrazada?

–Pues más que nada está recreada –contesta sonriendo– enriquecida, y te digo esto porque algunas personas, sobre todo mujeres, me han dicho ‘qué bonito nos pintas’. O sea ellas se sienten halagadas al ver su parte sexual diferente o recreada”.

Compradores de arte erótico son solteros y parejas sin hijos, aunque también lo son matrimonios, quienes no obstante, “seleccionan el (cuadro) menos erótico. Me dicen, ‘este no lo puedo poner en mi sala, este sí porque está más escondido”.

Agrega que “para mí el arte es una actividad donde al verla, leerla o sentirla, nos crea un tipo de felicidad. Yo no creo en el arte grotesco, sino tengo un concepto tal vez muy clásico del arte: pintar, dibujar lo agradable de la vida. Yo creo que el sexo es una de las partes más importantes del ser humano. El 90 por ciento del día pensamos en el sexo o en nuestra contraparte. Mi obra es universal, trato de no abarcar un solo aspecto de la sexualidad humana”.

Cuenta que al principio exponer en galerías le fue difícil, “básicamente por el tema. Hace veinte años era casi imposible exponer una obra así, abierta. Definitivamente me decían que no, y si me llegaban a decir que sí la tenían como en el rincón más oscuro, y pues el artista pinta para exponer, no para unos cuantos”.

En Los Angeles, donde radica, hay una apertura mayor al arte erótico, aunque “no la gran cosa, hay más mercado, el americano tiene otra visión, más amplia, menos prejuiciosa, desde luego son sectores, estamos apenas abriendo los ojos, dándole cabida al arte”.

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Un módulo aparte para él solito es el que tiene Jorge Vargas Villicaña. Este artista, originario del Distrito Federal y egresado de La Esmeralda, es especialista en los escorzos, una técnica del manejo de relieves y movimientos: las mujeres desnudas son el tema de sus cuadros.

Con unas 200 exposiciones de pintura en su haber, señala que en su trabajo “hay un erotismo natural, es parte de mi personalidad y jugar en torno a buscar la forma estética y escorzos, tratando de hacer una mujer cotidiana, no de las que no se le toque con el pétalo de una rosa, sino fuerte, trabajadora. No es un erotismo agresivo, es un erotismo natural”.

Dice que “no busco ser erótico sino más bien expresarme con un símbolo, que es la mujer”, y afirma que para él las puertas de las galerías, en sus 30 años de artista, no han sido difíciles de franquear.

Jorge Vargas tiene entre otros premios, el segundo lugar que otorga el Instituto para la Difusión de la Cultura Española, en Barcelona, España, en 1999, y el Laurel de Oro a la Calidad, del Same Out Grup. España-México 1992. Entre su maestros cuenta a Sebastián y a Fernando Castro Pacheco

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De poetas y escritores y una mujer desnuda:

El poeta Alí Chumacero aparece con ojos de asombro descubierto al lado de una mujer desnuda; el escritor Guillermo Samperio enfrenta un rostro como en busca de placer, con los guantes de box puestos y en guardia; Gustavo Sáinz en un primer plano y el misterio de una mujer, seno altivo, tras él; el crítico de arte Huberto Batiz, explora un seno y mira solemnemente una teta; José Agustín acoge en su pecho a una mujer desnuda, atrás sus libros y él mirando como a la puerta: en primer plano el Monte de Venus femenino.

Son las fotografías de Alejandro Zenker –propietario de la editorial Minimalia– a 45 escritores denominadas La escritura y el deseo, en las que el editor aborda la intimidad de escritores y poetas amigos y con los que ha trabajado en sus libros.

Escribe Gustavo Sáinz, en el tríptico de la presentación de fotografías: “Alejandro Zenker nos convocó a novelistas, poetas, cuentistas y creadores para fotografiarlos frente, detrás, alrededor de una mujer desnuda, como encarnación de sus deseos, como provocación, como estímulo…

“Se trataba de algo imposible: intervenir en el dominio misterioso donde solamente nos es dado suponer, pero nunca comprobar; donde surge el impulso creativo…”.

Aunque también escritoras y poetas mujeres como Demée Pardo, Natalia Toledo, Blanca Castellón, Jade Castellanos y Kenia Cano.

“Uno de los que aceptó primero fue Juan García Ponce –quien falleció este año– el trabajo lo hicimos en su casa”.

–José Agustín se ve como espantando, mirando hacia la puerta ¿a ver si no viene su esposa?

–Su esposa estuvo en toda la sesión, acompañándonos. Ese trabajo lo hicimos en su casa –responde Lenker.

Cuenta que se trataba de invitar a los escritores y encerrarlos cuatro horas en un estudio para una sesión de trabajo “con una mujer bellísima, modelos. En cuatro horas los acabo desarmando”.

Lenker se inició en la fotografía desde los 14 años, y a partir de 1998 hizo de esta una de sus actividades primordiales; tiene actualmente un acervo de 100 mil fotografías de estudio. Es un pionero de la fotografía digital, mediante la cual se tomaron las gráficas a los escritores, en las que se incluye además a Poli Délano, Rafael Ramírez Heredia, Alberto Ruy Sánchez, Eusebio Ruvalcaba y Sandro Cohen.

En el evento de Lifestyles, al lado de negocios que venden ropa sexi y objetos de variados usos sexuales, puso un stand en donde se venden libros de su editorial, y la Agenda Erótica Masculina y Femenina, así como la revista Transgresión, que él edita y dirige Gustavo Sáinz. El autor de Gazapo y La Princesa del Palacio de Hierro, recuerda, fue uno de los directores de la primera revista erótica en México, Caballero.

Las fotos de las escritores se presentan en un formato tipo cartel, dispuestas a lo largo del salón. Aunque Zenker no contó si comercializaría los posters, la imagen no estaría mal en la pared de algún lector solapador –de lectura de solapa– que así vería reforzado con algo extra la imagen de su escritor o poeta favorito.

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Luis De la Cruz, el curador –quien selecciona artistas y obra y organiza su disposición en una galería o museo– de la exposición Visiones Latinas: una mirada de artistas mexicanos hacia el erotismo, nació en Estados Unidos y es hijo de padres mexicanos.

“Mi mamá es india mayo, de Jalisco, y mi papá nació en Michoacán. Yo soy indio mexicano, pero nací en Estados Unidos”. Egresó de la famosa UCLA (University of California, Los Angeles), y cuenta en su haber con el manejo de unas cien exposiciones, entre ellas en el Music Center. Es especialista en arte gótico, clásico, contemporáneo, y desde hace unos 15 años en arte erótico. Actualmente es propietario de una galería de 10 mil metros en los Angeles, la X-Art.

–¿Cuál es el criterio en esta exposición?

–Nomás hay dos condiciones: una, que el artista haga arte erótico; segunda, es que estos trabajos son celebración sexual y eso es todo. Tenemos en esta exposición maestros de México, así como artistas que van comenzando, pero esas son las dos condiciones que ponemos.

Con un español salpicado de anglicismos, ignorando los artículos, cuenta que la exposición de ayer “es la primera que hago gratis, porque yo creo en razón de que el público lo quiere ver, los artistas necesitan una expresión para enseñar este tipo de trabajo”.

–¿Cuál sería la razón para defender el arte erótico, para promoverlo?

–Yo creo que porque el público lo quiere ver, esa es la razón. No soy un agente, no representamos ningún artista, solamente tenemos esta exposición para la gente, para el público.

–¿Si de por sí las artes plásticas son elitistas, el arte erótico no lo sería más?

–En febrero de este año nosotros fuimos a Expo Sex en la ciudad de México. La gente fue más de 200 mil, es true.

–¿Eso significa que hay que abrir, dar la oportunidad a que se conozca el arte erótico?

–Con muchas galerías hablamos y hay cuatro que están presentes en esta exposición, pero en todas las galerías que visitamos en los once meses de preparación, todos dijeron que van a ver cómo funciona, si van bien, ellas mismas promoverán arte erótico. Antes lo tenían atrás, no la querían poner, y preguntamos por qué, y ellos dicen que para defender la trayectoria que tienen, pero están interesadas en esta exposición.

Cuenta que en los 14 años que lleva manejando arte erótico, “nunca hemos ofendido a nadie, han visto miles de gente, ninguna persona (se ha visto) afrentada porque saben que es arte”.

–¿Estas experiencias ayudan a sensibilizar a las personas en lo sexual?

–Yo creo que es un espejo de la sociedad. Esto es otro, es nosotros, es mi trabajo de arte, puede ser de mar, de montañas, pero es erótico.

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