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Acusan al cura de Zapotitlán y Acatepec de matar a golpes a un indígena en 1995

El párroco Adrián Ramírez Ventura ha señalado por golpear a campesinos, cobrar tarifas elevadas por servicios religiosos y emborracharse antes de oficiar misa, y aún así el gobierno estatal no ha procedido a expulsarlo del pueblo, denuncia ex alcalde en un documento

 Zacarías Cervantes Chilpancingo A pesar de que el sacerdote que oficia en Zapotitlán Tablas y Acatepec, Adrián Ramírez Ventura, ha sido acusado de golpear a indígenas, e incluso en 1995 uno de ellos falleció por los golpes, y que el cabildo y las autoridades comunales que fungían ese periodo acordaron expulsarlo, a la fecha el ministro sigue oficiando en ambos municipios.

Las irregularidades y atropellos que ha cometido el clérigo datan de 1993, cuando llegó a los municipios de Zapotitlán y Acatepec, según se detalla en una minuta de acuerdos que firmaron en 1996 los integrantes del cabildo, presidido por Antonio González García, así como representantes de Bienes Comunales y 172 “principales” del municipio de Acatepec.

En dicho documento se señala que en octubre de 1995, el sacerdote Ramírez Ventura golpeó “salvajemente” al campesino Rafael Santiago Marcelino, quien posteriormente falleció a consecuencia de los golpes en la comunidad de El Llano, municipio de Acatepec.

Se indica que, también en estado de ebriedad, golpeó “salvajemente”               en 1996 al indígena Angelito Toribio, en la comunidad de Barranca Piña, también de ese municipio.

El clérigo es acusado, asimismo, por el ex presidente municipal Antonio González de tener una adeudo con la comuna que presidió en el trienio de 1993 a 1996, de 8 mil pesos.

Según el ex alcalde, el sacerdote pidió el dinero prestado para el obispo de Tlapa, Alejo Zavala Castro, para una supuesta obra, pero dijo que el recurso nunca fue devuelto.

Otras de las quejas en contra del párroco es que desde el púlpito agrede verbalmente a las autoridades municipales y a sus propios feligreses, a quienes califica de “ignorantes pendejos”.

Debido a ello, los integrantes del cabildo, presidido por González García, así como las autoridades comunales y 172 “principales” de los pueblos acordaron expulsarlo de su demarcación en marzo de 1996, pero el párroco sigue en la región y cometiendo arbitrariedades, dijo González García.

El la minuta de acuerdos se señala que el clérigo Ramírez Ventura, cuando visita las localidades, “antes de oficiar misa se embriaga con los fiscales, mayordomos y con los principales, y ya en estado de embriaguez pierde totalmente el sentido y en forma descontrolada lanza una serie de improperios, insultos, palabras obscenas, y en ocasiones ha llegado hasta a golpear a los fiscales, principales o mayordomos”.

En el documento se agrega que en 1994, el religioso agredió verbalmente e intentó golpear al entonces presidente municipal Antonio González García, pero que intervino la Policía Municipal.

Otro de los señalamientos es que Ramírez Ventura no tiene una tarifa fija por sus servicios, pues las misas, los bautizos y confirmaciones “las cobra a su antojo”, desde 30 y hasta 200 pesos, “aunque a veces sólo balbucea palabras que no se entienden por su estado de embriaguez”.

El ex alcalde González García informó que ya en el 2000, Ramírez Ventura provocó un conato de violencia al tratar de apropiarse por la fuerza del templo mayor de Acatepec, mientras que en 2002 corrió a los misioneros Clariteanos que hacen trabajo social en las comunidades de ese municipio.

“Estos misioneros entraron en conflicto con el señalado sacerdote y con el obispo de Tlapa, pero la gente de las comunidades luchó porque los misioneros se quedaran en las localidades de Yerba Santa y Plan de Gatica”, dijo el ex alcalde.

Indicó que a pesar de que estas denuncias se presentaron en su momento ante el gobierno estatal, ante el obispo Alejo Zavala, a la Secretaría de Gobernación y ante la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos, “nuestros documentos fueron a dar al cesto de la basura, el gobierno no quiere un enfrentamiento con el obispado de La Montaña, por lo que la gente de Acatepec ha tenido que tragarse su coraje e indignación”.

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