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Respuesta de Marco Antonio Morales a Tomás Tenorio

Señor director:

Cualquier persona que haya leído el artículo de Tomás Tenorio del 17 de mayo podrá constatar que a pesar de lo que dice en su respuesta del 20, su crítica principal no fue contra “la falta de comunicación y negociación política entre los cuatro precandidatos del PRD… lo que ha impedido un acuerdo sobre el método para seleccionar al candidato”, sino contra la encuesta como método para definir al candidato a gobernador por ese partido.

Por ello precisamente abundé sobre el asunto de las encuestas al escribir mis reflexiones sobre el mencionado artículo en esta misma sección de El Sur el 19 de mayo.

En su respuesta Tenorio vuelve a arremeter contra la encuesta con afirmaciones otra vez muy discutibles. Primero pone en duda mi afirmación de que forma parte del conjunto de herramientas del método científico de las ciencias sociales, cuando en todos los manuales se coincide en que las encuestas, correctamente diseñadas y aplicadas, son una de las contribuciones más importantes que el área cuantitativa ha ofrecido a los estudios sociales.

En su respuesta Tenorio dice que la encuesta : “…no (tiene) la función de sustituir a un proceso electivo ni suplantar la voluntad mayoritaria de una comunidad”. Y así es, las encuestas no fueron diseñadas para suplantar la voluntad mayoritaria de la población, sino para medir objetivamente esa voluntad mayoritaria, y en el caso de Guerrero determinar quién de los cuatro aspirantes del PRD cuenta con el mayor respaldo ciudadano sin tener que atravesar los peligros que en las circunstancias actuales conllevaría una consulta abierta.

Finalmente quiero dejar muy claro, porque el señor Tenorio vuelve a recurrir a su fea costumbre de poner en boca de otros lo que no han dicho, que soy yo y nadie más, ni Zeferino Torreblanca, ni Félix Salgado, ni Armando Chavarría, sino yo, quien escribió que ha quedado históricamente documentado un conjunto de irregularidades cometidas en elecciones internas del PRD en todo el país, siendo sólo por citar una de las más famosas pero por supuesto no la única, la ocurrida con las elecciones del 14 de marzo de 1999 en las que se elegiría al presidente nacional del PRD de entre los candidatos Jesús Ortega, Amalia García, Rosa Albina Garavito, Mario Saucedo, Raúl Álvarez Garín y Carlos Bracho, la cual fue finalmente anulada causando un fuerte desprestigio para el partido. Esto no lo inventé yo, se puede consultar también en cualquier hemeroteca y es precisamente lo que hay que evitar, que los priístas con su largo historial de mañas, y algunos perredistas –concedo por razonable y justo el matiz de “algunos”– puedan empañar, irremediablemente el proceso de modo que después sea imposible ganarle al PRI en el 2005 la gubernatura de Guerrero.

Esa debería ser la principal preocupación de los perredistas de Guerrero: que el PRD le gane al PRI la gubernatura para empezar a trabajar en la enorme lista de problemas y carencias que padece la población del estado. Por ello, si el señor Tenorio verdaderamente no está preocupado sólo en criticar el método de la encuesta, ya que su candidato en ellas no sale favorecido, y su inquietud real es por la falta de comunicación y negociación política entre los precandidatos, me sumo a su preocupación. Urge que el PRD tenga candidato porque el PRI está ya unificado en torno a una persona y con ello, desafortunadamente para el pueblo de Guerrero, lleva por el momento la delantera.

 Marco Antonio Morales
Carta resumida.

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