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Rousseff vuelve a atacar a los “golpistas” que buscan un “atajo” para anticipar las elecciones

*Dice Samper, el secretario de Unasur, que la presidenta de Brasil “puede y debe terminar su mandato” y manifiesta su inquietud por el impacto regional que pudiera tener una destitución de la mandataria

EFE

Sao Paulo / Brasilia

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, volvió a atacar ayer a los sectores “golpistas” de la oposición que quieren aprovechar la actual crisis del país como un “atajo” para anticipar las elecciones presidenciales de 2018.
En un discurso que pronunció en Sao Paulo ante unos 2 mil campesinos y productores familiares en el Primer Congreso Nacional del Movimiento de Pequeños Agricultores, la jefe de Estado admitió que Brasil vive una grave crisis política y dijo que es legítimo que la oposición la critique, pero no que intente interrumpir el curso democrático con “argumentos de los más artificiales”.
“Estamos viviendo un momento de dificultades políticas. Voy a llamarlo de crisis política seria. Y en este exacto momento sectores de la oposición intentan una variante de golpe. Un golpe disfrazado”, afirmó la mandataria un día después de haber arremetido contra los “golpistas” en uno de sus más duros discursos este año.
Según la presidenta, esos sectores se valen de acusaciones artificiales para intentar abrirle un juicio político en el Congreso con el fin de destituirla.
La mandataria enfrenta una delicada crisis política y una ofensiva de la oposición, que ha presentado varias peticiones para que el Congreso instaure un juicio con miras a su destitución.
Para Rousseff, sin embargo, tales intentos “tienen todo lo que define un golpe: tienen cara de golpe, pie de golpe y mano de golpe, aunque intentan disfrazarlas como simples manifestaciones opositoras”.
La decisión sobre la apertura de un juicio político contra el jefe de Estado le corresponde constitucionalmente al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien hasta ahora ha recibido 14 solicitudes y ha rechazado 11 por considerar que carecen de “fundamentos jurídicos”.
La Constitución brasileña prevé la posibilidad de destituir a un presidente, pero para iniciar el juicio exige razones jurídicas que, en la opinión del gobierno, no existen en el caso de Rousseff.
Pese a las numerosas peticiones ya archivadas, la oposición confía en que el presidente de la Cámara aceptará una presentada por un grupo de reconocidos juristas que cuenta con vasta argumentación jurídica y se refiere a las maniobras contables que el gobierno supuestamente realizó para maquillar las cuentas públicas de 2014.
La presidenta Dilma Rousseff, bajo amenaza de ser sometida a un juicio con miras a su destitución, “puede y debe terminar su mandato”, afirmó ayer en una entrevista el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper.
“En la Unasur seguimos con interés y preocupación” el desarrollo de la crisis política y económica desatada en el país, dijo Samper en el marco de una visita oficial a Brasilia, donde fue recibido por Rousseff, a quien dijo haber notado “tranquila” y “firme”.
El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas manifestó su inquietud por el impacto regional que pudiera tener una destitución de Rousseff que, en su opinión, generaría una mayor turbulencia tanto en el país como en las naciones vecinas.

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