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ESTRICTAMENTE PERSONAL

Revelaciones en La Habana

 Raymundo Riva Palacio  

Durante 45 horas, el empresario Carlos Ahumada estuvo sentado frente a un foco que lo alumbraba penetrantemente en la cárcel en La Habana. Ese ablandamiento en interrogatorios rindió excelentes frutos. Tan exitoso fue el método, que el constructor se volvió prolífico. Habló ampliamente de sus relaciones políticas en México, según cuentan quienes conocen algunos detalles de los interrogatorios que fueron grabados y sobre los cuales penden, más que las revelaciones sobre dirigentes del PRD involucrados en corrupción, sobre personajes ligados al presidente Vicente Fox y, más amenazadoramente, de su gobierno.

Cuando deportaron a Ahumada sin esperar el proceso de extradición, Cuba dio a conocer 55 segundos de sus larguísimas grabaciones donde habla que los videos que produjeron el escándalo político más grande en la memoria mexicana, sí fueron producto de una planeación y aquellos que prometieron ayudarlo jurídicamente y con contratos para sus empresas, lo traicionaron. Ya en México Ahumada negó públicamente la veracidad de sus declaraciones, sin embargo, documentación adicional probablemente en poder también de las autoridades cubanas, como son las diversas cartas que enviaba y respondía a través de su esposa Cecilia Gurza desde el reclusorio en La Habana, sustentan su dicho en Cuba. En algunas de ellas señala, por ejemplo, que los videos aparecieron antes del tiempo que se tenía programado originalmente, aunque no detalla para cuándo se había planeado utilizarlos. En otras conversaciones desliza que no todo lo que tiene se lo entregó al gobierno federal.

¿A quién se lo entregó? Esta es una duda que sólo tiene peso político específico si ese “quién” o “quiénes”, utilizaron recursos federales para lanzar la embestida contra el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué se refugió en Cuba pudiendo ir a un país sin tratado de extradición? Ahumada no se fue a Cuba como alguien que va en huida o escondiéndose de la justicia, como banqueros mexicanos que fueron perseguidos por el mundo, o ex funcionarios que viven a salto de mata en Norteamérica. Ahumada viajó con una parte de su corte, y uno podría pensar que se sentiría seguro en La Habana. Esta es parte de la trama que puede ir explicando el todo. El Universal publicó la semana pasada que quien le sugirió viajar a Cuba fue el gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas Batel, “recomendándolo” con el comandante Fidel Castro. El mal cálculo fue, probablemente, que al elevar su temperatura los videoescándalos, Castro pudo haber evaluado qué figura de la oposición le convendría más, en términos estratégicos, si López Obrador o los Cárdenas, con los resultados ya sabidos.

Los cubanos detuvieron a Ahumada cuando se les vino en gana y lo exprimieron. Según narran los que conocen detalles de lo que tenía Ahumada guardado, no aparece el presidente Fox directamente involucrado en la red de relaciones del empresario, pero sí mantenía una amistad con Cristóbal Fox, y sobretodo con Javier, otro hermano del Presidente, y con su hijo, Javier Fox Padilla, quien hace un par de años lanzó en sociedad con un restaurantero su Tequila Fox. También se encuentra Manuel Bribriesca Sahagún, hijo de la primera dama Marta Sahagún, con quien lo liga, hasta donde se sabe, más un nexo de amistad que de otra naturaleza. Pero no fueron ellos, según ha trascendido, quienes ofrecieron protección. El interrogatorio de los cubanos no se centró en la familia presidencial, o en la señora Sahagún, cuya relación, parece haber declarado, no tiene raíces. Las preguntas sobre quién pudo haber sido el depositario de los videos y su planeación de difusión se centraron en el secretario de Gobernación, Santiago Creel.

Según quienes conocen esos detalles de parte de los interrogatorios, las preguntas de su relación con Creel fueron muy puntuales. Cómo y dónde lo conoció, quién se lo presentó, cuántas veces se reunió con él. No se sabe cuáles fueron las respuestas, pero la vinculación con él se estableció a través del senador Diego Fernández de Cevallos, según se sugiere, quien asesoró a Ahumada, sabía con mucha antelación de la existencia de los videos, de su inminente divulgación, del tamaño del escándalo que producirían y que, por añadidura, ha sido viejo protector de Creel. Aunque parte del torbellino de los videoescándalos, el secretario de Gobernación no ha estado en el centro. Las acusaciones centrales de López Obrador han sido contra el procurador general Rafael Macedo de la Concha, que le ha quitado golpes a Creel. ¿A él se refería Ahumada cuando dice que los tiempos se adelantaron y que lo traicionaron?

El papel de Creel podrá ir saliendo paulatinamente. Los cubanos no son los únicos que piensan que él estuvo detrás de la planeación y difusión de los videos. Dentro del propio gobierno foxista existe la sospecha de que sí fue el secretario de Gobernación quien instrumentó, por su cuenta, lo que López Obrador llama “un complot”. La razón detrás del papel de Creel se centra en lo mucho que lo ha afectado la crítica de que es un político “tibio” que es incapaz de ensuciarse las manos, como es normal en ese cargo. Piensan que cuando se enteró por vía de Fernández de Cevallos de la existencia de los videos, pudo haber visto una oportunidad para dar un golpe de timón, mostrar al interior del gobierno que es capaz de maniobrar políticamente perverso y darle un tiro mortal al principal contendiente –y adversario– para el 2006. Sin embargo, como confió un funcionario, “al meterse enredó todo en el gobierno y se salió de control”.

Los cubanos tienen los suculentos videos, resultado de dos días de suculentas grabaciones. La parte correspondiente al gobierno del Distrito Federal, que aún puede dar sorpresas, de alguna manera ha venido descontando su impacto político en los dos últimos meses. La que toca al gobierno federal, por cuanto a los nuevos actores presuntamente involucrados, aún no empieza su debacle. La duda es si esas revelaciones saldrán o no. Los cubanos son maestros en tiempos y usos políticos. Es un asunto político que tendrán que ver quienes más asustados estén con Castro y, en todo caso, negociar y conciliar sus intereses con aquellos que sigan pensando en el 2006.

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