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La corrupción es el enemigo de África, dice el cantante de Malí Salif Keita

Érika P. Bucio / Agencia Reforma

Guanajuato

La corrupción es el principal enemigo de África, sentencia Salif Keita, La Voz de Oro de África.
“Es un continente donde existe mucha corrupción y el principal enemigo de los músicos es la piratería que viene con la corrupción. ¿Quién va a luchar contra la piratería? ¿La policía? ¿El gobierno? ¿Cómo pueden los músicos vivir con esta piratería?”, asegura Keita, en conferencia de prensa.
El músico se asume como uno de los artistas más pirateados en África.
“África es un lugar donde gusta mucho la música, pero eso no es excusa para que haya piratería ( …) A pesar de que no tenemos una industria viva y a pesar de la piratería, la música sigue ahí”, expone en vísperas de su concierto en la Alhóndiga de Granaditas.
Al Festival Internacional Cervantino trae su último disco, Talé (2012), una mezcla de música tradicional con electrónica producida por Philippe Cohen Solal, del Gotan Project, y con invitados como Bobby McFerrin y Esperanza Spalding.
“Tratamos de limitar los daños, siempre es peligroso mezclar lo tradicional y lo moderno. No se mezclan sin dejar huella”, dice Keita.
En México terminará una gira latinoamericana. Después de Guanajuato, se presentará el domingo 18 en el Teatro de la Ciudad.
“Sé que el público latinoamericano es un gran amante del ritmo y la melodía, buscamos piezas que tengan esta tónica”, expresa Keita.
Un cantante que comenzó en las calles de Bamako, en Malí, rebelándose contra su noble linaje que le impedía ser músico, un oficio para indeseables.
Keita lleva esta mañana una camisa blanca con el continente negro estampado en el pecho, sombrero blanco y gafas para guarecerse del inclemente sol de Guanajuato. Así ha sido siempre, al haber nacido albino en África.
Vive en una isla, cerca de Bamako. Su país ha encarado la violencia de los fundamentalistas islámicos que llevaron a otros músicos como Fatoumata Diawara a movilizarse para defender su cultura.
“Malí es un país rico e inamovible. No se le puede arrancar esta cultura y su música. Es imposible que el fundamentalismo pueda sabotear la cultura del país”, afirma Keita, quien declara estar por encima de la amenaza del fundamentalismo.
Ignora su violencia, como si no existiera. Y no le impedirá seguir haciendo giras y discos. Lo que él busca, dice, es el progreso social y la alegría.
“Si la música fuera mala, Dios no la hubiera creado”, lanza. “La música es una medicina que puede ayudar a curar muchas cosas”.

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