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Ofrece la OFA un concierto de música eslava bajo la dirección de Antonio Tornero Ramírez

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Bajo la dirección del director huésped Antonio Tornero Ramírez, la Orquesta Filarmónica de Acapulco (OFA) presentó su quinto concierto de la segunda parte de su temporada donde interpretó, como plato fuerte, la Sinfonía número 8 de Antonin Dvorák, ante poco más de 600 personas que se dieron cita en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Acapulco.
Antes, y como entradas, la orquesta dio cuenta de la Marcha eslava de Pyotr Ilyich Tchaikovsky y de Las Danzas Polovetsianas de la ópera El príncipe Igor de Aleksandr Borodín.
En entrevista, Tornero Ramírez mencionó que el concierto sería eslavo pues aceptó, por sus estudios en Rusia, ser cercano a sus compositores.
Luego de agradecer al director titular de la OFA, Eduardo Álvarez Ortega, la oportunidad no sólo de dirigir a la OFA sino de elegir el programa, explicó que cuando confecciona sus programas los hace de una manera especial.
“Desde luego que hay diferentes formas, pero yo pienso también en que el público viene a un concierto como quien viene a una comida o una cena y esto para mí es importante; doy una entrada o un bocadillo, después una primera entrada y un plato fuerte”.
Por ello, la Marcha eslava de Tchaikovsky para iniciar el concierto y que a pesar de ser una pieza fuerte, sirvió para “abrir boca” a un público que desde ese momento quedó enganchado.
La pieza compuesta luego de un incidente entre eslavos y turcos en el siglo XIX y con marcados acentos patrióticos (contiene extractos del himno nacional zarista Dios salve al zar), logró los primeros aplausos.
Posteriormente tocó el turno a Las Danzas Polovetsianas de Borodín y que tal y como las primeras entradas de un menú, el público degustó.
De tonos calmos al principio, y que se fueron acelerando hacia el final, instrumentos como el clarinete, el oboe o el corno inglés resaltaron en la pieza más conocida de la ópera de Borodín.
Luego del intermedio, la orquesta interpretó la Sinfonía número 8 de Antonin Dvorák, pieza alegre, folclórica y que desde el principio dio cuenta de la calidad interpretativa de la orquesta.
Con cuatro movimientos (Allegro con brio, Adagio, Allegretto grazioso-molto vivace y Allegro ma non troppo), y a pesar de su extensión (casi 40 minutos) consigió los aplausos incluso de pie del público.
Por ello y al término del concierto, el director huésped Antonio Tornero Ramírez no tuvo más que palabras de agradecimiento a la gente que de pie, celebraba su presentación.
El próximo concierto de la Orquesta Filarmónica de Acapulco en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón será el viernes 30 de octubre; antes, el 27, estará presente en la ceremonia de toma de protesta del próximo gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo.

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