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Las casas de empeño: el negocio de la necesidad


Arturo Solís Heredia y Mónica Martínez García

En apenas cinco años, las casas de empeño en Acapulco se multiplicaron espectacularmente, en una proporción de más del mil por ciento, con la apertura de unos 52 establecimientos –según datos que han investigado franquiciatarios del ramo– aunque en la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) están registrados apenas cinco, lo que supone que buena parte de estos comercios opera irregularmente.
El puerto parece ser uno de los mercados más atractivos para esta actividad, pues opera aquí más del 20 por ciento de las 250 franquicias de casas de empeño registradas ante esa Procuraduría en todo México.
Aunque la presencia de estos negocios es notable en los puntos más transitados de la ciudad, la mayoría se ubican en las colonias populares, en donde viven los sectores de menores ingresos.
Algunos analistas económicos coinciden en que el auge de las casas de empeño se debe a la falta de flexibilidad de la banca privada para ofrecer créditos accesibles y de rápida resolución. Otros factores que también han influido son el auge de la economía informal, la desocupación y los empleos temporales o con ingresos precarios. Por eso, los sectores de menos recursos se ven obligados a recurrir a estas empresas.
En Acapulco, el 20% de las casas de empeño registradas en el país
Aunque el padrón de la Profeco en Acapulco enlista sólo cinco negocios que han cumplido con las normas para operar, los franquiciatarios del ramo hablan de 52 establecimientos en el puerto. Es decir, el 9.7 por ciento funciona de manera legal, y el 90.3 por ciento lo hace de manera irregular.
Conocidas como casas de empeño patito, éstas últimas representan un riesgo para quienes acuden en busca de un préstamo, para salir momentáneamente de algún apuro económico, pues incurren casi siempre en serias anomalías e inclusive en engaños más graves, como extraviar las prendas de sus clientes, o recibir objetos robados como garantía de pago, que posteriormente ponen a la venta.
En el puerto, la Profeco reconoce solamente a las empresas Prenda Mex, Prenda Max, Prenda Oro, Luz Savignon, la Fundación Rafael Dondé, y Nacional Monte de Piedad.
Lo cierto es que, con registro o sin él, las casas de empeño son un buen negocio: el dinero se mueve rápidamente, los riesgos son pocos, tanto como la supervisión de las autoridades.
A pesar de sus graves deficiencias –además de la evasión fiscal que regularmente cometen las empresas irregulares del tipo– y de que prestan dinero a un promedio de 200 personas al día, las autoridades han mostrado gran indiferencia, pues desde el año 2000 nada han hecho para supervisar y regular su operación y ampliar el registro de las que funcionan legalmente.
La omisión incluye también a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. En un reportaje publicado el 4 de octubre de 2004 en el periódico de circulación nacional La Jornada –firmado por el reportero Ricardo Blanco Velázquez y titulado Financiamiento informal a las familias–Miguel Ángel Garza, vicepresidente de esa comisión, aclara: “No tenemos nada que ver con las casas de empeño; ni las regulamos, tampoco autorizamos su operación ni las supervisamos”.
Consultado al respecto, el delegado de la Profeco en Guerrero, Joel Ángel Tacuba García, justificó la falta de supervisión y control en Acapulco con el argumento de que la anterior administración municipal (encabezada por el ex alcalde Alberto López Rosas), “nunca nos quiso prestar su padrón para verificar que coincidiera con el nuestro”, a pesar de las solicitudes que se le hicieron.
Pero tampoco en la Cámara de Diputados federal hay informes precisos sobre el asunto, aunque algunos de sus integrantes saben que las casas de empeño están haciendo un gran negocio con los mexicanos más pobres.
En resumen, los usuarios están indefensos, ya que no tienen respaldo ni garantía de que pueden recuperar sus bienes empeñados. Aunque existe una reglamentación en la Ley Federal de Protección al Consumidor, es claramente insuficiente.
Una versión mexicana de los Pown Shops
En un recorrido por las casas de empeño en Acapulco, se observan pequeños locales, la mayoría casi siempre con un exhibidor protegido por cristales y barras de hierro. Casi todas pertenecen a las franquicias registradas en la Profeco, pero también abundan otras presuntamente informales, como Serviempeño, Cash Flow, Prendalana o Prendamás, Diamante, Préstamo Familiar, y la directa Hacemos Préstamos, además de dos sucursales del añejo Nacional Monte de Piedad.
De acuerdo con un análisis que se encuentra en el portal de Internet de esta institución, el modelo de las nuevas casas de empeño no reproduce los esquemas del célebre Montepío, más bien son un reflejo de las llamadas Pown Shops (tiendas de empeño) que existen en Estados Unidos. Son negocios autorizados con fines de lucro, y por lo tanto diferentes en su operación y servicio social, con tasas de interés más elevadas, selección de prendas a empeñar, con un alto riesgo de que el usuario pierda sus bienes.
Reciben en garantía desde alhajas, enseres domésticos y aparatos electrónicos, bienes inmuebles y hasta autos. Lo que sea, siempre que ayude a salir del problema. Es el negocio de la necesidad.
El préstamo consiste entre el 20 y 40 por ciento del valor de la prenda, avalúo que, por supuesto, realizan ellos mismos. Cobran intereses de hasta 20 por ciento mensual, según el monto del préstamo. Es decir, casi un 180 por ciento al año, seis veces más que lo que cobra un banco comercial a sus tarjetahabientes, el préstamo más caro que ofrece la banca.
Los intereses deben ser saldados cada 30 días y los establecimientos esperan cuando mucho tres meses, antes de adjudicarse el bien dejado en garantía.
Una vez que el dueño original pierde la prenda, la casa de empeño la subasta –a un precio igual o más alto– o, si se trata de alhajas y joyas, extrae el metal y las piedras.
Es negocio si la situación económica es difícil
Para el gerente de Prenda Mex en Acapulco, Héctor Moreno, ubicada frente a otras tres casas de empeño en la céntrica calle de Mina, las condiciones son más favorables, ya que asegura que prestan cerca del 80 por ciento del valor del bien.
“Desde luego, como es un préstamo no podemos prestar el costo real, porque prácticamente se lo estaríamos comprando al cliente y ese no es el objetivo, sino subsanar una necesidad urgente con un préstamo inmediato”, asegura en entrevista.
–¿Y cuántas de estas personas llegan a recuperar sus bienes? –se le pregunta.
–La mayoría, un poco más del 90 por ciento –asegura.
Comenta que “si la situación económica es difícil, es negocio” una casa de empeño; especialmente “si las otras fuentes de financiamiento están cerradas para la mayoría de la población”. Esto, porque su clientela “difícilmente cumple los requisitos que los bancos piden”; por ello confía en que “las casas de empeño van a seguir proliferando”.
Detalla que el nivel de su cartera vencida, “es manejable”, pues llegan a remate máximo tres de cada diez prendas. “La gente bien sabe que es una fuente de financiamiento que, al no desempeñar las prendas, automáticamente –aparte de que pierden el patrimonio– cierran esa fuente de crédito. Diario atendemos en esta oficina a unos 250 clientes”.
Héctor Moreno sostiene que Acapulco es una buena plaza para este tipo de negocios, “sobre todo en diciembre, que es cuando más paga la gente, precisamente porque reciben el aguinaldo y también hay más turismo”.
Destaca que, al contrario de lo que pasa en la mayor parte del país –en donde se consideran tres ciclos anuales: la cuesta de enero, las vacaciones de la Semana Mayor y el inicio de clases entre agosto y septiembre– en Acapulco no se siente la cuesta de enero “porque la última semana de diciembre es cuando más turismo hay, gasta más la gente, los turistas desde luego, queda más dinero en la ciudad y en enero no se siente”.
Precisa que los meses con menos actividad son junio, octubre y noviembre, “igual, no hay vacaciones, casi no hay puentes, etcétera. Agosto también, son vacaciones, pero viene el gasto de regreso a clases”.
Conciente de la desconfianza de muchos sectores en la solvencia de empresas como la que representa, sostiene: “Quiero hacer hincapié en esto, una cosa es que estén proliferando (las casas de empeño) y otra muy diferente la solvencia y el sustento económico y moral que tengan. Prenda Mex es una franquicia que a nivel nacional tiene más de 300 sucursales, hemos observado aquí en Acapulco que se han abierto casas de empeño que, la verdad, nosotros las llamamos patito, porque son únicas o simplemente (porque) las instalaciones dan qué pensar”.

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