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Negociar con criminales para terminar con la violencia, propone sacerdote colombiano

*En declaraciones durante el Taller de Cultura Cívica del Perdón, Reconciliación y Resarcimiento del Tejido Social, el prelado católico Leonel Narváez Gómez dijo que dicha medida no debe de ser en la opacidad sino mediante leyes aprobadas en el Congreso, “porque si no eso se convierte en refugio de corruptos”

Daniel Velázquez

Para terminar la espiral de violencia es necesario negociar con los criminales y atender las causas secundarias como salud, empleo, educación, vivienda y tierra, porque las armas no son la solución, opinó el sacerdote católico de origen colombiano, Leonel Narváez Gómez, durante los talleres de cultura cívica del perdón, reconciliación y resarcimiento del tejido social.
En breves declaraciones, el sacerdote indicó que la negociación con los delincuentes no debe de ser en la opacidad sino mediante leyes aprobadas en el Congreso, “porque si no eso se convierte en refugio de corruptos”.
Añadió que las leyes de “favorabilidad jurídica” se le dan a todos los que deseen apegarse a ellas pero solo por un determinado tiempo.
Insistió en que para evitar que haya “favorabilidad discrecional” hacia algunos grupos por parte del gobierno se deben de hacer leyes avaladas por el Congreso.
Ayer, hubo dos sesiones del Taller de Cultura Cívica del Perdón, Reconciliación y Resarcimiento del Tejido Social que se llevaron a cabo en el salón Plaza I del hotel Crowne Plaza, como parte del convenio que firmó el gobierno municipal con el Consejo Interreligioso Guerrerense y la Fundación para la Reconciliación.
El sacerdote católico dijo que en Colombia, después de 60 años de emplear las armas como estrategia contra la violencia, se dieron cuenta de que “eso no sirve para nada” y decidieron “negociar con los guerrilleros y negociar como se hace ahora incluso con los grupos ilícitos”.
Explicó que en Colombia se discute que el Congreso de ese país debe de promover “leyes de favorabilidad jurídica para los criminales”, similar a las que hicieron para los grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Agregó que las condiciones que establecen esas leyes es que quienes se apeguen a ellas deben de entregar las armas, confesar todos sus crímenes, renunciar a los bienes mal habidos y sus sentencias no serán mayores de 8 años ni menores de cinco años de cárcel, pero si no confiesan todos sus crímenes y se les descubre el proceso jurídico en su contra se aplicará de acuerdo con la ley.
Abundó que con esas leyes de favorabilidad jurídica “los grupos ilícitos, incluso narcos” pueden entregarse.
“Nosotros en Colombia entendimos que después de 60 años de enfrentar a grupos armados, lo único que sirve es sentarnos a negociar y renegociar con los criminales y buscar las formas para que el negociar con los criminales se vuelva ley de República”, insistió.
Narváez Gómez dijo que junto a las leyes de favorabilidad jurídica se trabajó también en generar empleos para los ex combatientes y destacó que FEMSA, la distribuidora de Coca Cola, contribuye en ello.
Agregó que los pequeños empresarios les dan empleo a quienes fueron sus secuestradores: “eso es resarcir, recuperar el tejido social”.

Los miopes

El sacerdote consideró que hay una “miopía” en las autoridades del estado porque no es con la policía como se resolvería

el problema de venganza de los grupos delincuenciales, porque la violencia nace en el corazón humano y, “aunque suene cursi”, es ahí donde se debe resolver el problema, “tratar de resolver el problema de la violencia del narcotráfico solamente con policía no es la respuesta adecuada”.
“Aquí en Acapulco debemos pedirle a las autoridades que por favor no hagamos esas muestras de violencia que se quedan en el imaginario de niños y jóvenes, con esas camionetas de la policía ya casi al punto de disparar porque eso genera imaginarios de mas violencia”, señaló.
Leonel Narváez dijo que el narcotráfico se desarrolla en las zonas suburbanas de las ciudades donde viven los pobres, porque les ofrecen un negocio de venta de droga al menudeo que es muy lucrativo y se convierte en un autoempleo, que después les dan armas para protegerse y establecen como ley la venganza “todo se paga, ojo por ojo”, porque de esa forma mantienen disciplina en el grupo y seguridad para los jefes.
Consideró que se debe de trabajar en la prevención y esas acciones deben de aplicarse en la educación para evitar que de las escuelas salgan los “chapitos” o los “zetitas”.
Narváez Gómez planteó que los delincuentes no son más de 50 personas y hay cerca de un millón de habitantes en Acapulco, por eso no pueden ganar los espacios a los ciudadanos.
El taller empezó con un minuto de silencio para honrar a las víctimas de la violencia en Acapulco y asistieron algunos ediles del PRD, el secretario de Planeación José Natividad Calixto, directores de área y otros funcionarios menores de la administración pública. Por la mañana estaba prevista la asistencia del alcalde Evodio Velázquez pero no acudió.
Otros asistentes fueron el arzobispo Carlos Garfias Merlos, el síndico Ilich Lozano Herrera, los regidores Alejandra Solorio, Amilcar García Estrada y Vladimir Beciez Romero.
Leonel Rivero dijo que la estrategia para Acapulco es capacitar a voluntarios en el perdón y la reconciliación que a su vez puedan replicar lo que aprendan en los talleres de cultura cívica del perdón, reconciliación y resarcimiento del tejido social a más ciudadanos, y así sucesivamente hasta llegar a todas las colonias y “a los narcos altos y chiquitos”, y que en menos de tres años se podrá ver avances en el restablecimiento del tejido social.
Las dos sesiones del taller terminaron con oraciones a Dios para pedir por la paz.

el problema de venganza de los grupos delincuenciales, porque la violencia nace en el corazón humano y, “aunque suene cursi”, es ahí donde se debe resolver el problema, “tratar de resolver el problema de la violencia del narcotráfico solamente con policía no es la respuesta adecuada”.
“Aquí en Acapulco debemos pedirle a las autoridades que por favor no hagamos esas muestras de violencia que se quedan en el imaginario de niños y jóvenes, con esas camionetas de la policía ya casi al punto de disparar porque eso genera imaginarios de mas violencia”, señaló.
Leonel Narváez dijo que el narcotráfico se desarrolla en las zonas suburbanas de las ciudades donde viven los pobres, porque les ofrecen un negocio de venta de droga al menudeo que es muy lucrativo y se convierte en un autoempleo, que después les dan armas para protegerse y establecen como ley la venganza “todo se paga, ojo por ojo”, porque de esa forma mantienen disciplina en el grupo y seguridad para los jefes.
Consideró que se debe de trabajar en la prevención y esas acciones deben de aplicarse en la educación para evitar que de las escuelas salgan los “chapitos” o los “zetitas”.
Narváez Gómez planteó que los delincuentes no son más de 50 personas y hay cerca de un millón de habitantes en Acapulco, por eso no pueden ganar los espacios a los ciudadanos.
El taller empezó con un minuto de silencio para honrar a las víctimas de la violencia en Acapulco y asistieron algunos ediles del PRD, el secretario de Planeación José Natividad Calixto, directores de área y otros funcionarios menores de la administración pública. Por la mañana estaba prevista la asistencia del alcalde Evodio Velázquez pero no acudió.
Otros asistentes fueron el arzobispo Carlos Garfias Merlos, el síndico Ilich Lozano Herrera, los regidores Alejandra Solorio, Amilcar García Estrada y Vladimir Beciez Romero.
Leonel Rivero dijo que la estrategia para Acapulco es capacitar a voluntarios en el perdón que a su vez puedan replicar lo que aprendan y así sucesivamente hasta llegar a las colonias y “a los narcos altos y chiquitos”, y que en menos de tres años se verán avances.

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