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Teme el escritor Andrés Acosta que al programa editorial del IGC no se le dé continuidad

Anarsis Pacheco Pólito

 

Chilpancingo

 

El escritor chilpancingueño Andrés Acosta celebra que el Instituto Guerrerense de Cultura, organice el primer Programa Editorial del estado de Guerrero, pero resaltó la necesidad de no dejar que se pierda y sea la única vez que se trabaje en el estado.

“Para mi significa mucho, porque yo he publicado como 15 libros en distintos lados y nunca había tenido la oportunidad de publicar uno en Guerrero, y la verdad felicito al instituto por tomar esta iniciativa y crear en serio un programa editorial para recavar lo que se produce en el estado”, destacó.

El ganador resultó seleccionado en la colección Ignacio Manuel Altamirano para autores mayores de 35 años con la novela titulada Lengua de hierro en la que describe los conflictos de varios personajes relacionados entre sí a partir de llamadas telefónicas.

En entrevista por teléfono el escritor comentó que es importante contar con este programa editorial, que no había existido en el estado con anterioridad, a pesar de que ya había varios escritores guerrerenses que publicaban fuera del estado y habían sido reconocidos.

“Hay muchos autores de Guerrero que destacan a nivel nacional e internacional, pero no había un espacio para tener colecciones en donde se publique autores que deben ser leídos en el estado y para mi significa mucho que ya se cuente con ello”, reiteró.

Comentó que esta es la primera vez que tiene noticia de la existencia de un programa serio y bien organizado, que además califica de trasparente pues las personas del Instituto no son las que califican las obras, sino especialistas del Conaculta.

Destacó que estas cualidades en el programa le dan un realce importante, pues al contar con gente que se encargara de calificar las obras sin ninguna influencia de amistad y sólo por el simple hecho de revisar el material.

Comentó que el paso siguiente es mantener el programa vigente, porque normalmente en el país se inician programas con entusiasmo y no siempre se continúan.

“En primer lugar se debe mantener el programa, en segundo lugar un aspecto importantísimo es la distribución; los libros deben tener una buena distribución no sólo en el estado, sino a nivel nacional, y esto complementado con talleres de lectura, con centros y círculos de lectura donde se proponga las obras de distintas colecciones”, enfatizó.

Comentó que será interesante lograr que no sólo los “libros lleguen a los libreros y ahí se queden”, sino que se trabaje por la lectura de ellos con diferentes actividades.

Dijo que se encuentra muy optimista con este proyecto y cree que el instituto tendrá la capacidad suficiente para distribuir los ejemplares que logren publicarse y procurar que se lean por diferentes públicos del estado.

“El IGC ya dio el primer paso, el más importante, que es publicar los libros y es responsabilidad del instituto, de los artistas, de la sociedad de todos en conjunto, el ver cómo organizar los círculos de lecturas, en donde no se tenga que desembolsar una gran suma de dinero, sino aprovechar el impulso que tiene la gente para que se reúnan las personas para que lean y lo comenten”.

Agregó que después de contar ya con este programa no es necesario crear una gran infraestructura, simplemente con el entusiasmo de la gente que quiere conocer autores de su propia tierra, que no descartó existan en el estado.

Comentó que es importante que los grupos sociales cuenten con lecturas, que sean más cercanas a su realidad y sus problemas sociales, pues siempre son bien recibidas estas lecturas en las que se muestra un tiempo y una visión cercana.

Mencionó que los demás escritores que resultaron seleccionados en el programa no le sorprenden los nombres, pues a la mayoría los ha leído y los conoce y sabe que son escritores relevantes que han publicado en otros lados.

“Ha sido una selección objetiva, que a través del Conaculta se propusieron jurados externos que no tengan relación con los concursantes y eso siempre resulta sano”, dijo el escritor.

El escritor describió a su obra como una novela escrita con base en diálogos telefónicos entre los personajes, sin acotaciones, y uno como lector puede leer cómo fluyen las conversaciones entre distintos personajes.

“Es una obra que exige mucho por parte del lector, es una obra que hace partícipe al lector porque no le da las historias digeridas y el lector debe ir atando cabos entre las conversaciones”, describió.

Explicó que no se mencionan los nombres de los personajes y el lector debe interpretar y revisar los apartados reuniendo la información de la historia integral.

“Es una novela en la que existe la participación, en un sentido es interactiva, porque el lector debe prestar mucha atención para ir recordando cosas, datos y hasta ver cómo hablan los personajes”, aseguró.

Informó que es una novela que corre riesgos, pues actualmente todas las novelas entregan la información completamente digerida, como si se viera un programa de televisión o una película, y en esta novela el lector se debe dar tiempo para analizar.

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