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Invadidas de ambulantes y semifijos, las calles aledañas al Mercado Central

Yee Trujillo

Llenas de vendedores ambulantes y puestos semifijos que obstaculizan el paso de los peatones y la circulación vehicular, se encuentran más de dos kilómetros y medio de banquetas y calles aledañas al Mercado Central.
En un recorrido por las calles 2 de Agosto, Feliciano Radilla, 16 de Septiembre, Durango, 16 de Septiembre, Ignacio Vallarta, Diego Hurtado de Mendoza, 18 de Marzo, Sonora, Chihuahua, Coahuila y la avenida Cuauhtémoc, se observó que las banquetas y calles están invadidas por comerciantes establecidos e informales que ofrecen pescados, ropa, zapatos, verduras, pollo, frutas o simplemente por cajas vacías que apilan sobre la vía pública, así como camiones que descargan la mercancía a cualquier hora del día ocasionando congestionamiento vial.
En las pocas banquetas donde las personas aún pueden caminar lo hacen apretadas entre los puestos, cuidando no tropezar con alguna de las múltiples piedras que los comerciantes colocan para sostener sus lonas, o tratando de ir en una sola fila para no tener que bajarse al arroyo vehicular, porque las calles también se encuentran obstruidas y los automovilistas sólo pueden utilizan un carril para avanzar entre los transeúntes.
“No tienen dónde caminar los peatones, está lleno de puestos en la zona en la que deben de pasar los carros y por allí también tiene que pasar la gente porque no se puede de otra manera, realmente es un riesgo porque no nada más vengo yo, yo ya estoy grande, pero viene unas señoras mucho más grandes”, reclamó la señora Clementina Sánchez.
“Lejos de que esto se acabe va creciendo a pasos gigantescos ¿por qué cree que vengo a esta hora al mercado? la otra vez me machucaron el dedo, mire cómo tengo mi uña, me quedó chiquita, con un diablo me machucaron; ya no vengo yo en la mañana porque no se puede y no hay respeto, los diableros van sobre la gente, las calles llenas de puestos”, agregó.
En la calle Feliciano Radilla, la más afectada por esta situación, una acapulqueña que vive desde hace varios años en Nuevo León, Laura Gudiño Radilla, lamentó el estado en el que se encuentra el centro de abasto.
“Yo crecí aquí y siempre ha sido lo mismo. Es triste porque si vas a otros estados de la República sus mercados son limpios, nada qué ver con todo lo que vemos aquí en el mercado principal de Acapulco”, lamentó.
En la calle Feliciano Radilla, entre la 16 de Septiembre y Diego Hurtado de Mendoza, las personas tienen que caminar brincando los charcos de aguas negras o las vísceras y restos de pescados que los vendedores ambulantes y semifijos tiran en plena calle.
Por otra parte, los automovilistas se quejaron porque la circulación vehicular siempre es lenta, “es prácticamente imposible encontrar un lugar para estacionarse”, y en estas calles se pueden encontrar decenas de vehículos mal aparcados o señores que esperan en doble fila a que sus esposas terminen de hacer las compras.
“La coordinación del mercado aquí es pésima porque pues no hay un lineamiento para la gente que vende, entonces hay más gente que vende fuera en la calle que la que están en su local. Yo creo que es algo muy importante que se debe de corregir”, instó el señor Armando Bello, mientras esperaba con sus hijos dentro de su vehículo en el único lugar que encontró libre en la calle Sonora.
Los entrevistados exigieron que el gobierno municipal ordene a los comerciantes porque consideran que el problema continúa, ya que cada día los locales semifijos se incrementan en los alrededores del principal centro de abasto del puerto.

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