Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Abelardo Martín M.

Armados hasta los dientes

Escandalizó a la humanidad con expresiones tronantes de las autoridades mexicanas el atentado contra inocentes perpetrado por James Holmes en la premier de Batman en un cine en los suburbios de Denver, Colorado. Los detalles de la personalidad del asesino revelan no solo su grado de locura, sino el deteriorado ambiente que impera en Estados Unidos, cuando un desequilibrado puede acumular un arsenal de armas y municiones apenas comprensible en un campo de batalla.
La matanza reavivó el debate acerca de aumentar el control en las ventas de armas de fuego en ese país para evitar nuevas tragedias. “Esperaría que se iniciara una racional conversación nacional sobre (el control en las ventas de) armas”, dijo Dianne Feinstein, senadora demócrata por California, durante una entrevista por el canal Fox.
Los rifles de asalto capaces de disparar docenas de balas por minuto, como los usados en la masacre ejecutada el viernes en Aurora, Colorado, no deberían estar al alcance de los ciudadanos en Estados Unidos.
Al respecto, las autoridades mexicanas han señalado la responsabilidad del gobierno estadunidense en el atentado al mantener políticas de venta y adquisición de armamento por particulares cercanas al libertinaje, más allá del libre mercado.
El presidente Felipe Calderón se refirió al ataque con una severa crítica al gobierno de Barak Obama, por ser el responsable de esta liberalidad. El asesino mantenía en su domicilio particular un arsenal listo para detonar en cuanto la policía ingresara a su vivienda. Elementos de fuerzas especiales desconectaron cables y detonadores con lo que se impidió una tragedia adicional.
La discusión seria debe ser respecto a la posesión de armas por particulares. En México, aunque especialmente en Guerrero, este es un problema vigente. Miles de personas poseen armas y los controles por parte de las autoridades son cada vez más ineficientes. Este no es un problema del gobierno de Estados Unidos, sino estrictamente de las autoridades nacionales, estatales y municipales.
El clima de inseguridad ha provocado que muchas personas adquieran armamento con el propósito de pertrecharse en caso de cualquier atentado. Sea por vías de corrupción o por incapacidad para ejercer un eficaz control de armamento, cada vez son más los grupos y los particulares que poseen armas, no solamente los grupos dedicados a la delincuencia.
“No tengo problema con que la gente obtenga una licencia y adquiera un arma de fuego. Pero hay armas que sólo se usan para matar gente en un combate cerrado. Ese el propósito de este tipo de armamento”, dijo la legisladora Feinstein.
Como se ha informado, el asesino del cine en Aurora, portaba un rifle de asalto AR-15, un fusil Remington 879, una pistola Glock calibre 40 y un cuchillo de cacería, 6 mil rondas de municiones y múltiples cartuchos para su rifle capaz de disparar 60 balas por minuto, según la Policía. Todo el arsenal usado fue adquirido de manera legal, además de los explosivos que fueron encontrados y desactivados dentro de su departamento. La locura del asesino es evidente, independientemente de su preparación académica. Revela insanidad mental y desequilibrio emocional serio.
En México especialmente en Guerrero, la posesión ilegal de armas no es atribuible al gobierno de Obama, sino que corresponde a las autoridades locales. Atribuir a la liberalidad del comercio estadunidense en materia de armamentos los problemas locales es, de cierta forma, eludir la propia responsabilidad.
Los hechos de violencia ocurridos en Colorado constituyen un foco rojo para que en México, a nivel municipal, estatal y nacional, se establezcan mecanismos de control de los armamentos. Habría que empezar por las cada vez más numerosas “escoltas” que utilizan funcionarios o particulares, sin ningún control y con todo tipo de abusos.
No hay que olvidar que el buen juez, por su casa empieza.

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