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Se empleó a Alkino como una empresa, no como “fantasma”: dirigentes del PRI

Staff / Agencia Reforma

Ciudad de México

El vicecoordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto, Jorge Carlos Ramírez Marín, aseguró que ellos no son responsables de las relaciones de la empresa Alkino con terceros, ya que el tricolor sólo tiene un contrato establecido con dicha organización y no con “fantasmas”.
“Nosotros contratamos a la empresa Alkino, le pagamos un servicio por ello y tenemos un contrato debidamente y legalmente establecido con ellos, y son ellos responsables de lo que signifique legalmente las relaciones que tienen ellos con cualquier otra empresa o con cualquier otra entidad, el PRI sólo es responsable del contrato que tiene con la empresa Alkino”, dijo Ramírez Marín en entrevista con Radio Red.
El también diputado priista reiteró que los recursos manejados a través de las tarjetas Monex fueron para gastos ordinarios de partido y no para financiar las campañas.
“Nosotros no tuvimos un problema de dispersión de fondos, tuvimos un problema de traslado de recursos a un número importante de personas, esto es lo que se hace ordinariamente durante las campañas y se establecen para representantes generales de casilla”, justificó.
“Este es un gasto ordinario de partido, insisto, no es un gasto de campaña, es un gasto ordinario del partido, es una estructura que se crea sólo para el día de la elección”.
Reforma publicó ayer que la operación de pago a la estructura electoral del PRI con monederos electrónicos estuvo a cargo de una empresa “fantasma”, según pudo constatar este diario.
Según el representante legal de la empresa Alkino Servicios y Calidad, la única a la que el tricolor reconoce haber contratado para pagos de operación electoral, reveló que la entidad que tramitó el financiamiento al PRI por 66.3 millones de pesos con tarjetas de Monex fue Comercializadora Atama.
Esta empresa, constituida el 27 de octubre de 2006, tiene como socios a Juan Óscar Fragoso Oscoy y Ramón Paz Morales. El primero falleció hace dos años y se dedicaba a la transportación de materiales de construcción, mientras que el segundo es una persona sin empleo fijo que cuando puede consigue trabajos informales.
Los mismos nombres aparecen como socios de otra empresa considerada “fantasma”: Grupo Comercial Inizzio. Ninguno de los dos personajes tiene condiciones para ser empresario con manejos millonarios como los operados en la campaña electoral.

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