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Se lleva el ciclista kazajo Alexander Vinokourov el oro en los 250 kilómetros

DPA

Londres

Todo estaba preparado para coronar al británico Mark Cavendish como campeón olímpico de ciclismo, pero la primera pieza de los Juegos Olímpico de Londres 2012 se la cobró el “viejo lobo” kazajo Alexander Vinokourov.
El veterano corredor se impuso en la meta levantada en The Mall, frente al palacio de Buckingham, tras aprovechar un error infantil del colombiano Rigoberto Urán, plata, compañero de Cavendish en el muy “british” Sky y pequeño consuelo, si es que es alguno, para el público local.
El podio lo completó el noruego Alexander Kristoff, que se impuso en el sprint del grupo perseguidor tras completar los 250 kilómetros de una carrera pensada desde el principio para, según proclama L’Equipe, el mejor sprinter de la historia, Cavendish.
“Estas carreras tan largas son muy difíciles de contralar con sólo cinco corredores”, explicó a DPA el retirado sprinter italiano Mario Cipollini. “Y hoy era todos contra los británicos”.
Hacía semanas que los londinenses tenían marcado en rojo este día en el calendario. Cavendish quería coronar su obra añadiendo a su título mundial de 2011 y a sus 23 etapas del Tour, el oro olímpico en suelo patrio. Obsesionado del orden, arisco, el sprinter llevaba todo el último año pensando en este día.
El oro debía subrayar además el nuevo paradigma anglosajón en el ciclismo, después de la victoria de Bradley Wiggins en el Tour y el segundo puesto de su compañero y compatriota Chris Froome.
“Es el equipo británico más fuerte que hemos tenido y quizá el más fuerte en la historia de los Juegos”, aseguró antes de la carrera Wiggins.
No era arrogancia. Sirviendo a Cavendish, estaba Wiggins, Froome, David Millar –ganador de una etapa en el Tour 2012– e Ian Stannard.
El equipo británico controló la carrera durante ocho de las nueve ascensiones a Box Hill, una pequeña subida con rampas no superiores al cinco por ciento que debía ser lo suficiente suave para que pudiera superarla Cavendish.
El ataque del italiano Vincenzo Nibali y el belga Philippe Gilbert a 130 kilómetros de meta, cuando aún faltaban cinco pasos por la cima de la colina, no puso nervioso al potente conjunto local.
Pero cuando hay que controlar 250 kilómetros, con muchos de los mejores ciclistas del mundo en el pelotón y dispuestos a aguar la fiesta al anfitrión, pueden aparecer dificultades.
En la última subida a Box Hill, a 50 kilómetros de meta, un grupo de hasta 30 corredores hizo una diferencia que empezó a meter el miedo en el cuerpo a los miles de entusiastas espectadores que esperaban a los lados de la carretera la primera medalla de oro británica.
Hasta 55 segundos llegaron a tener los escapados, entre los que estaban el suizo Fabian Cancellara y los españoles Luis León Sánchez y Alejandro Valverde. Por detrás, los británicos intentaban entenderse con los alemanes, que también querían llevar a Andre Greipel al sprint final, pero las piernas ya no respondían.
Cancellara se eliminó a sí mismo al caerse al tomar una curva cuando lideraba la prueba. El sueño de añadir el oro en resistencia al que logró en Pekín 2008 en contrarreloj quedó arrumbado en la cuneta.
A diez kilómetros de meta, el primer grupo se había reducido casi a la mitad de hombres, pero la distancia con los perseguidores era casi la misma. El oro para Cavendish se esfumaba.
“Los chicos están todos vacíos”, explicó más tarde el británico, rodeado de cámaras y micrófonos. “Estoy orgulloso de ellos. Se lo dejaron todo. Pero otros equipos ya estaban satisfechos con que nosotros no ganáramos si ellos no lo hacían”, lamentó.
Fue entonces cuando la gloria olímpica se cruzó en el camino de Vinokourov, que supo lanzar su ataque en el momento justo junto a Urán. La recta final en The Mall, cerca de Trafalgar Square, bajo la mirada del vicealmirante Nelson, decidiría el oro y la plata.
“Vinokourov es un viejo lobo y cuando ve una oportunidad, la agarra”, dijo Cipollini. A sus 38 años, después de una carrera de claros y oscuros, con un título en la Vuelta a España y dos años de suspensión por doping, el kazajo hizo honor a las palabras del italiano.
“Es increíble. Sabía que si llegaba al sprint no tendría opciones”, dijo el ciclista, que se retirará a finales de 2012. “Es un triunfo increíble para finalizar mi carrera”.

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