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Siguen niños indígenas de la capital sin escuela, derrumbada por el temblor de diciembre

Rosendo Betancourt Radilla

Chilpancingo

El temblor del 10 de diciembre derrumbó la construcción de educación prescolar indígena de la colonia Emperador Cuauhtémoc, y a pesar de las gestiones que los colonos han hecho ante el gobernador Ángel Aguirre Rivero y la secretaria de Educación, Silvia Romero Suárez, el edificio sigue caído y sin visos de que se les apoye para la reconstrucción.
Por eso, en lo que esperan los colonos sea provisional, los 32 niños que ahí recibían educación ahora toman sus clases en un improvisado cuarto hecho de láminas de fierro, oxidadas.
El integrante de la Comisión Colectiva de Desarrollo de la Comunidad Indígena Emperador Cuauhtémoc, Amador Cortés Robledo, mostró un documento fechado el 29 de enero y sellado de recibido el 30 de enero de 2012 por la Subsecretaría de Protección Civil del estado, dependencia que se comprometió a ayudar a los damnificados.
La misma gestión se hizo ante el Ayuntamiento de Chilpancingo, pero la respuesta es nula.
Para atender a estos 32 niños que a diario ven su salón de adobe derruido, hay una sola maestra, por lo que los vecinos tienen otra petición desde hace un par de años: que se les envíe al menos otro profesor.
Dicha gestión la han realizado ante la sección 14 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y ante la SEG, pero “es como hablarle a oídos sordos”, dice el dirigente de la colonia.
Una petición más que los habitantes de ahí han hecho en materia educativa, es que les manden otro maestro para que dé clases en la escuela primaria multigrado que hay en su colonia, pues sólo hay una profesora para 35 alumnos.
Para llegar a esta colonia de la periferia, al sur de Chilpancingo, no hay transporte urbano, el camino es de terracería y en temporada de lluvias dificulta la subida de automóviles y peatones. La colonia está a unos 8 kilómetros del centro de Chilpancingo, antes de llegar al pueblo de Petaquillas.
No hay drenaje en el lugar, no hay alumbrado público, ni pavimentación de las calles, pero lo que más ocupa a los del lugar es que las autoridades les provean educación para sus hijos, expuso.
Una característica común de cada una de las 58 familias que ahí habitan, es que todos son migrantes indígenas, quienes salieron de sus respectivas comunidades en busca de mejores condiciones de vida para sí y para sus hijos.
Sin embargo, explica Amador Cortés, en el lugar “hay muchos niños que se quedan abandonados en sus casas porque sus dos papás tienen que salir a trabajar, por eso estamos pidiendo asistencia social”.
“Estamos exigiendo a las instituciones que reconozcan nuestro derecho a escribir en nuestra lengua materna, a recibir educación, no vamos a las escuelas del centro de Chilpancingo porque estamos luchando por que se reconozca la lecto-escritura de nuestra lengua”, expuso en entrevista.
Y agregó que “en esta colonia están las cuatro lenguas nu’savi, me’phaa, nahuas, mestizos y amuzgos y hay un solo maestro. Necesitan mandar más maestros, ya había un compromiso con la SEG desde el primer ciclo desde septiembre del año anterior para enviar a un maestro más. Pero ya pasó otro año y no nos lo han mandado”.
–¿Con quién han hecho la gestión?
–La hicimos con el gobernador, directamente con Silvia Romero y concretándolo más, con el director de Educación Indígena a nivel estatal, Vicente Melquiades Galeana, quien nos confirmó, ojalá este año cumplan por que ya tienen un año de retraso.
Esta escuela está reconocida como escuela de niños migrantes, esta modalidad es la única en Chilpancingo, en Acapulco hay dos y en Zihuatanejo otra, por eso estamos requiriendo que se aumente a dos maestros por el número de niños.
Lo anterior, indicó, es insuficiente para la cantidad de migrantes indígenas que hay en la capital del estado, pues de acuerdo con un censo del Consejo Indígena y Popular de Guerrero (Cipog) hay 25 mil indígenas, sólo en este municipio.
Aunque consideró que esa cifra podría ser mayor “esos son sólo los que nos conocemos, porque hasta ahora ni el Inegi ni ninguna otra institución nos ha querido contar. El que tenemos es un conteo no oficial”.

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