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Expone socióloga sobre ritual agrario y terapéutico na’savi poco conocido

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

Este jueves se realizó la Cátedra Ignacio Manuel Altamirano que organiza el Centro INAH Guerrero y la Coordinación Nacional de Antropología en sus instalaciones en Chilpancingo, donde participó la socióloga Lilián González Chévez con el tema Ofrenda con manojos contados entre los na’ savi de la Costa Chica en los rituales agrarios y terapéuticos.
La investigadora es doctora en sociología por la Universidad de Barcelona y actualmente labora como profesora-investigadora del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
La investigadora explicó que son muchas las formas de prodigar las ofrendas, pero muy poco exploradas. A la fecha ha sido documentado su uso contemporáneo en los rituales agrícolas, de cambio de autoridades y terapéuticos de la población me phaa de La Montaña de Guerrero, sin embargo escasamente se sabe de esta práctica entre los na’savi.
Reiteró que escasamente se sabe de esta práctica, a pesar de que diversos códigos mixtecos atestiguan su utilización en otro tiempo.
La exposición de estos ritos documenta etnográficamente su uso ritual en la petición de lluvias entre los na’savi de la región de la Costa Chica, en particular se ofreció una descripción del ritual propiciatorio en torno al culto a San Marcos que se celebra el 24 de abril en la comunidad mixteca de Cuanacaxtitlán, municipio de San Luis Acatlán.
Durante su participación la investigadora comentó que el estado de Guerrero es basto en los rituales sagrados que se realizan en muchas comunidades indígenas y que han sido poco explorados o estudiados.
Destacó que en el México indígena son muchas las creencias de conciliación y ritos propiciatorios frente a los seres sobrenaturales a los que la gente se acerca con voluntad dependiendo del pedido que requiera.
“Hay muchas formas de prodigar las ofrendas: el copal, alimentos, flores y velas, las danzas”, agregó.
Comentó que en el caso estudiado en Guerrero, específicamente en la Costa Chica, el uso ritual de hacer los manojos ha sido documentado en los rituales agrícolas o de cambio de autoridades.
González Chévez informó que en los rituales de petición de lluvia se inician desde la madrugada, cuando el encargado de hacer el pedimento el tatuba o maestro pedidor inicia el ritual, quien se encarga de “rogar”, en este caso a San Marcos, el agua.
Después de colocar los componentes tradicionales de una ofrenda en la cima del Cerro Casa de Lluvia, como son las flores, el copal y las velas; el tatuba se encarga de colocar la ofrenda de manojos.
Primero el tatuba coloca una cama de hojas de quequesque y sobre ellas dibuja de manera imaginaria un plano cartesiano que va de sur-norte y oriente-poniente, en donde riega bebidas para invitar a San Marcos al encuentro.
Después de definir el plano imaginario en los cuatro puntos cardinales colocan los primeros manojos que consisten en cuatro manojos conformados cada uno con seis tiras de hoja de platano y encima de ellos se colocan rajas de varas de copal.
La colocación de los primeros cuatro manojos delimitan los confines primero del sur al norte y empieza a contar cuatro manojos de trece ramas y cuando llega al centro coloca 4 manojos de siete ramas y continua cuatro de 13 hasta llegar a casi el final del tramo donde se colocan cuatro ramos de nueve ramas y otros de cuatro ramos de seis ramas.
Durante la colocación de este primer eje se define el centro de la línea con cuatro manojos que son integrados con siete ramas, con la finalidad de contener las lluvias malas que se colocan del otro lado del eje que van siendo del lado norte del plano.
La investigadora comentó que los na’ savi son un pueblo que creen en la suerte y todo gira alrededor de ella, es por eso que cuando dibujan el plano colocan los ramos al centro para contener esa mala suerte de las lluvias con granizo con plagas que puedan afectar las siembras.
Comentó que cuando se colocan los ramos simula ser un dibujo del universo, y como lo dibuja el encargado del ritual; lo hace para que San Marcos pueda saber qué es lo que quiere el pueblo durante el año.
En la segunda parte de la colocación de los demás ramos que van de Oriente a Poniente, se colocan de manera similar, pero esta vez en el plano se colocan los cuatro manojos de siete tiras más lejos del centro, reduciendo el espacio de las ramos que representan la mala suerte y la enfermedad.
Los ramos que se colocan con trece ramas significan la suerte buena del buen tiempo y la hora buena de la lluvia, así como los ramos de nueve ramas son para atacar el mal tiempo y las malas lluvias y las lluvias que traen plaga, los ramos que van en el centro es una visagra que ataca la enfermedad y la maldad.
La investigadora resaltó que en el eje que va de sur a norte se refleja más la petición del agua y en el de oriente–poniente se colocan más ramos que piden para no enfermar.
Comentó que el encargado de hacer el ritual de los ramos no sólo pide para él sino para todos, para que la siembras se den bien y sin peligro alguno para la cosecha o para el mismo campesino que siembra.
Explicó que después de colocar todos los ramos se debe de poner encima de ellos la bebida, como el mezcal, la chinca y la sangre, y en después se pone la tortilla y los huevos para que los visitantes, entre ellos los antiguos tatubas puedan comer y realizar cada una de las peticiones que requiere cada persona.
Finalmente comentó que este tipo de ritual se comparte con algunas regiones de Oaxaca, en la zona que limita al este de Guerrero, pero es en nuestro estado donde se realizan más este tipo de ritual de manojos contados.

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