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Jorge Camacho

Los jueces de la vida…

Londes.- Un deportista, como un profesionista o un cualquier mortal, se preparan para salir adelante en la vida, para triunfar, para ganar medallas, para trascender, y en una competencia justa, ganan los mejores, los más preparados, los más consistentes.
Qué pasa cuando un personaje con autoridad y mando, decide al dictaminar, el futuro de una vida, y quizá, sin darse cuenta, el futuro de muchas vidas en el entorno de una buena o mala decisión.
Lo que sucede alrededor de las decisiones de los jueces, réferis o responsables de sancionar, lleva a la obscuridad a muchos y a algunos les da luz momentánea.
En el tema deportivo, transcurren los primeros cinco días de competencia, y ya se tiene un cúmulo de decisiones contradictorias que han puesto en tela de juicio la imparcialidad del deporte en varios rubros.
Al surcoreano Cho Jun-ho se le retiró el triunfo ante el japonés Masahi Ebinuma en los cuartos de final después de que se modificó la primera decisión, unánime, de los tres árbitros.
El equipo de gimnasia de Japón logró que los jueces rectificaran una penalización y gracias a ello se adjudicó la medalla de plata que Gran Bretaña ya creía haber ganado.
En esgrima, imagen que le dio la vuelta al mundo, la surcoreana Shim Lam se mantuvo en la pista llorando de forma desconsolada durante casi una hora mientras su entrenador presentaba una reclamación que no surtió efecto.
Más polémica en la alberca olímpica, donde la selección española de polo acuático reclamó contra la decisión del árbitro de no dar gol en una acción en la que el balón entró en la portería de Croacia, tal y como pudo comprobarse en el video. Los jueces hicieron caso omiso, y cuando faltaban tres segundos, el tanto habría significado el empate.
Este tipo de sucesos son parte del diario acontecer de una justa donde cada día los récords, y las marcas son más cerradas, donde los grados de dificultad son más altos y hasta donde en ocasiones, el ojo humano no alcanza a ver.
Es más común que esto suceda en deportes individuales y de contacto, donde aún se recurre a lo que la percepción humana decida.
Entre menos tecnología se usa para tomar decisiones, mayor es el grado de probabilidades de error, y esto a pesar de los avances y candados para igualar los criterios.
Deportes como la gimnasia y los clavados, son los que más fama tiene de ser subjetivos; el box en el caso de los deportes de combate, donde siempre queda la duda, y donde siempre queda el sabor de creer que algo se esconde.
Es verdad que cada día los jueces tratan de ser más justos y están dotados con más elementos tecnológicos que impiden que se comentan errores, pero los agraviados siempre tendrán algo que decir.
Los casos para México más tristes y dolorosos se han dado en la caminata, donde a la fecha no se explican descalificaciones como la de Daniel Baustista en Moscú, Miguel Angel Rodríguez en Atlanta o Bernardo Segura en Sidney.
Siempre nos quedaremos con la duda, pues casualmente a los tres, casi medallistas, se les descalifica rumbo al estadio y abajo de un puente, o en un túnel, donde nadie puede ser testigo del suceso.
Los códigos de ética en este tipo de situaciones pasan a segundo término y más cuando la tristeza de un país entero queda a flor de piel.
Cada deporte, sin duda, tiene sus grandes secretos… Y cada deportista debe conocerlos, cada entrenador estar preparado y preparar a sus deportistas para entender esos secretos y esos códigos, y cada país debería entender eso que a todas luces hace que el resultado empañe el movimiento que debería ser intachable y puro.
Espero, y esperamos todos que los Dioses del olimpo y los jueces de todo el mundo, entiendan que hoy México requiere de triunfos y medallas… Y que se den en la justicia y la equidad!
Lo mismo que esperaríamos, en imparcialidad y justicia de los hombres que deciden la interpretación de la ley.
En nuestro estado no puede ser interpretada la ley de una forma particular o partidista, no puede nadie estar por encima de la ley, sin importar el supuesto peso político, la ley es una y se hizo para todos.
Así que en valor a lo justo, que se aplique y se interprete de manera correcta la ley
Vuela, vuela Palomino, y ve y dile a todos, pero a todos todos… La ley es pareja, sin chipotes y sin ambages, así que hagamos que se interprete de maneja justa y correcta, y que nadie se deje de chantajes.

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