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Cumple 50 años La Chica de Ipanema, la canción más emblemática de Brasil

DPA

Río de Janeiro

Gracia, sensualidad, música y poesía son algunas de las palabras que desde hace 50 años surgen en los más variados idiomas, y en todo el mundo, cuando se escucha decir Garota de Ipanema.
La composición de los artistas brasileños Tom Jobim y Vinicius de Morais, con sus versos simples y su melodía dulce y un tanto melancólica, remite no sólo al cuerpo dorado que se menea, lleno de gracia, camino al mar, sino que hoy por hoy sintetiza la identidad de la cultura brasileña.
De hecho, en su primera versión de la canción, Moraes dice que la Garota de Ipanema es “el paradigma del tipo carioca; la muchacha dorada, mezcla de flor y sirena, llena de luz y de gracia, pero cuya visión también es triste, porque carga consigo, camino del mar, el sentimiento de que pasa, de la belleza que no es nuestra, es un don de la vida en su lindo y melancólico fluir y refluir constante”.
Desde el punto de vista estrictamente musical, Garota de Ipanema, con su suave mistura de ritmo y saudade, llevó el alma de Brasil a recorrer el mundo y se convirtió en la segunda composición musical más ejecutada durante el siglo XX después de Yesterday de los Beatles.
Tal vez parte de la magia que la llevó a recorrer a todos los rincones del mundo como si de un idioma universal se tratara, radique en su origen carnal y mundano. Pues Garota de Ipanema no nació de etéreas inspiraciones abstractas, sino de una fortuita situación cotidiana.
Jobim y Moraes acostumbraban pasar las calurosas tardes cariocas, y seguramente sus respectivas noches y amaneceres, tomando whisky en un local que llamaban su “puesto de observación”, un bar situado en la playa de Ipanema entonces llamado Bar do Veloso. Muy cerca de allí vivía una joven de unos 17 años, hoy conocida como Heló Pinheiro, quien pasaba por el bar cuando iba a la playa, e incluso entraba para comprarle cigarrillos a su madre.
Deslumbrados con la muchacha cuya sola forma de andar hacía “que el mundo enterito se llena de gracia”, Moraes escribió la letra y Jobim, quien llegó a pedirle matrimonio a la garota, compuso la música de la obra de la que se conocen al menos 170 versiones, desde Frank Sinatra o Ella Fitzgerald a Madonna, Cher, Stevie Wonder y Amy Winehouse.
El éxito de Garota de Ipanema y de la bossa nova “proyectaron a Brasil e influenciaron generaciones”, opina el productor Leonardo Conde, quien creó el proyecto A caminho do mar para conmemorar el medio siglo de vida de la obra. A partir de septiembre, precursores de la bossa nova como Roberto Menescal, Wanda Sá, Carlos Lyra, Leny Andrade y Pery Ribeiro realizarán shows por todo el país.
Garota de Ipanema fue presentada hace 50 años en un conjunto de recitales que realizaban Jobim, Moraes, Joao Gilberto y el grupo Os cariocas, compuesto por el baterista Milton Banana y el bajista Otávio Bailly.
El debut de Garota de Ipanema, que en su versión original se llamaba Menina Que Passa, fue además el de Moraes como cantante, ya que por su calidad de diplomático nunca había sido autorizado hasta ese día a presentarse en público.
La primera grabación de la canción estuvo a cargo del músico Pery Ribeiro, quien recuerda que la noche en que fue presentada por primera vez, tras anunciar que cantaría una composición reciente, Jobim tuvo que pedirle a Moraes el papel con la letra, “porque no la recordaba”.
Pery dijo que tras escuchar esa “maravilla” quedó “alucinado”, por lo que al día siguiente, grabadora en mano, registró por primera vez la obra que encantaría al mundo. En tanto, la versión más reciente fue grabada por el músico Daniel Jobim, nieto de Tom, y por Xuxa, y fue utilizada como cortina de una novela televisiva de la Red Globo, Aquele beijo (Aquel beso).
A la musa inspiradora, de ahora 66 años, la trascendencia de la obra que sin querer ayudó a crear le cambió mucho menos el destino de lo que la gente piensa, según afirmó al diario O Globo. Si bien le reportó algunos beneficios, como tener más oportunidades de trabajo, admitió que también le trajo problemas.
“Es un marco de mi vida. Pasé a tener una historia. Pero lo que quedó, en verdad, fue la fama. Financieramente nunca me llegó nada que me hiciera rica. Soy millonaria de amigos”, relató Pinheiro, a quien los herederos de los músicos demandaron por utilizar el nombre Garota de Ipanema en una tienda de bikinis de la que es socia.
Cuando en 1965, ella con unos 20 años, estalló la noticia de que era la musa de los ya por entonces afamados artistas, su familia le impidió disfrutar de la celebridad porque era muy conservadora y no se adhería al tipo de vida que llevaban los artistas.
“Fui podada por mi familia de cosas que podrían habernos ayudado económicamente”, afirmó, aunque con los años incursionó como actriz y modelo, y llegó a posar para la revista Playboy en dos oportunidades. La segunda, en 2003, lo hizo acompañada de su hija, convirtiéndose en la primera portada de la revista que reunía a una madre y su hija.
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