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Indignación y protestas de egipcios en El Cairo tras los atentados en Sinaí

DPA

Gaza / El Cairo / Al Arish

Los atentados del pasado domingo en la península del Sinaí en los que murieron 22 personas han vuelto a polarizar a la sociedad egipcia: tras el funeral de los 16 soldados egipcios fallecidos celebrado ayer en El Cairo, se produjeron fuertes protestas de la población.
El presidente egipcio, Mohamed Mursi, que se esperaba en la ceremonia, finalmente no acudió al funeral de Estado por los soldados egipcios muertos, alegando motivos de seguridad, señaló la oficina presidencial en el capital.
Su primer ministro Hisham Kandil, enviado en su nombre, no pudo llegar al funeral, al ser recibido con pedradas lanzadas contra su vehículo por la multitud, que gritaba consignas contra Mursi y los Hermanos Musulmanes, por sus vínculos con el movimiento palestino Hamas.
Finalmente la ceremonia, transmitida por la televisión, fue presidida por el presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas armadas y ministro de Defensa, el mariscal de campo Hussein Tantawi.
Al funeral, celebrado en una mezquita en el área de Ciudad Naser, en el este de la capital egipcia, tras los rezos del mediodía, acudieron miles de egipcios.
El domingo, hombres fuertemente armados mataron a 16 soldados egipcios cerca de la Franja de Gaza. Después, varios atacantes entraron en Israel con un vehículo acorazado, donde fueron ultimados por el Ejército israelí.
Mursi, elegido en junio como primer presidente civil del país, intentó calmar los ánimos y visitó ayer en un hospital militar a algunos de los soldados heridos en ese ataque.
Israel entregó a Egipto los seis cuerpos de los asaltantes muertos al intentar entrar en su territorio en la noche del domingo, informó un portavoz militar. La mayoría llevaban cinturones con explosivos, alegó.
Poco antes, los Hermanos Musulmanes y el grupo islamista palestino Hamas habían echado más leña al fuego al acusar del ataque al servicio secreto israelí Mossad, algo que pudo enfadar a los militares.
“Este crimen puede atribuirse al Mossad (los servicios secretos israelíes), que ha estado buscando abortar la revolución (egipcia) desde su comienzo”, dijo el partido en un comunicado.
Ello encendió aún más el odio a Israel en Egipto y decenas de miembros de las Juventudes Revolucionarias marcharon ayer ante la residencia del embajador israelí en el barrio de Maadi, en la capital egipcia, para exigir la expulsión del diplomático y un castigo a los culpables.
El gobierno israelí ha negado cualquier responsabilidad en el acto. “Ni siquiera es una acusación. Alguien encendió el piloto automático y suelta sus habituales maldiciones sobre Israel. Es totalmente ridículo”, dijo el portavoz del Ministerio del Exterior, Jigal Palmor. “Contradice las declaraciones del gobierno egipcio y no se merece ningún comentario serio”.
El ministro del Exterior israelí, Avigdor Lieberman, dijo a la radio israelí que los egipcios saben que los atacantes son islamistas radicales.
El diario estatal Al Ahram citó a una fuente de la seguridad en el anonimato responsabilizando a un grupo miliciano liderado por un palestino fugitivo, que la fuente asegura que atacó edificios de la seguridad en el Sinaí en los últimos años. El grupo, integrado por unas 500 personas, englobaría a miembros de diversas regiones y de países árabes, añade la fuente.
El ejército egipcio destruyó mientras tanto más túneles de contrabando subterráneos bajo la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza, al sospechar que los supuestos terroristas accedieron al lugar por un túnel.
También ha cerrado el Sinaí tras el ataque y anunció un cierre indefinido del paso fronterizo de Rafah, la única salida al mundo exterior para los palestinos de Gaza. Mursi prometió una dura respuesta al ataque.
El ataque ha aumentado los llamados en Egipto a reformar el tratado de paz firmado en 1979 con Israel que establece límites a la presencia de las fuerzas egipcias en el Sinaí.

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