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Desafía el presidente sirio Assad a rebeldes y refuerza su alianza con Irán; ayer, 140 muertos

EFE

El Cairo / Naciones Unidas

El presidente sirio, Bachar al Assad, desafió ayer a los “terroristas”, como denomina a los rebeldes que buscan derribar su régimen, y reforzó sus vínculos con su aliado clave, Irán, con el que forma el denominado “eje de la resistencia” antiimperialista.
Pese a la importante defección sufrida el lunes, con la huida del primer ministro, Riad Hiyab, el régimen sirio continuó el martes los bombardeos sobre los insurgentes y la población civil, al tiempo que su mandatario insistió en que su gobierno tiene la “determinación de limpiar la nación de terroristas”.
Al menos 140 personas murieron en la jornada, según la red de activistas Comités de Coordinación Local, una cifra que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos situó en 130, de los cuales, precisó, 95 fueron civiles y rebeldes y 32 miembros de las fuerzas del régimen.
El presidente sirio se entrevistó el martes con el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Said Jalili, en una reunión de la que la televisión mostró imágenes y que es solo su segunda aparición pública tras el atentado que acabó con su cúpula militar, el pasado 18 de julio.
Al Assad acusó a “países occidentales y sus aliados” de tratar de quebrar el eje de la resistencia, formado por Damasco y Teherán, por lo que aquellos “ponen como objetivo a Siria y apoyan el terrorismo”.
“Siria está avanzando en el diálogo nacional y es capaz, gracias a la voluntad de su pueblo, de doblegar los planes extranjeros que tienen como objetivo al eje de la resistencia”, dijo, según un comunicado presidencial.
Las palabras de Al Assad encontraron una perfecta sintonía en la réplica del emisario iraní, cuyo país ha elevado en los últimos días la retórica contra estados que apoyan a los rebeldes sirios, como Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía o Catar.
Según el mismo comunicado, Jalili señaló que el conflicto sirio “no es interno” y que Teherán “no permitirá, a ningún nivel, que se rompe el eje del que Siria es la rama principal”.
Al Assad se aferra al inquebrantable apoyo del régimen de los ayatolás, ya que Irán tiene en la secta alauí (una rama esotérica del chiísmo), a la que pertenece Al Assad, un aliado clave en el corazón de Oriente Medio.
Por ello, cobra aún más importancia la suerte de los 48 iraníes secuestrados el pasado sábado, que según Irán son peregrinos chiíes mientras que el Ejército Libre Sirio (ELS) los acusa de ser miembros de la Guardia Revolucionaria.
El lunes, el ELS anunció la muerte de tres de ellos en un bombardeo del régimen en los alrededores de Damasco, lo que ha llevado al régimen iraní a movilizarse para conseguir su liberación.
Por su parte, el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, informó  por teléfono desde Londres de que un “grupo desconocido” mató a 16 “civiles suníes, cristianos y alauíes” en la provincia de Homs (centro).
El ataque, del que el régimen ha acusado a los rebeldes sirios, fue perpetrado en un complejo de viviendas destinado a obreros, y ubicado en una localidad rural de la provincia de Homs, explicó la fuente.
Abderrahman aseguró desconocer a qué grupo u organización pertenecen los atacantes.

Irán pide la mediación de Ban para lograr la liberación de los secuestrados en Siria

El gobierno de Irán pidió ayer al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que medie para lograr la liberación de unos 50 iraníes secuestrados desde el pasado sábado en Siria por parte de los rebeldes del Ejercito Libre Sirio (ELS).
La ONU confirmó que recibió una carta del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Salehí, en la que pide “la colaboración y los buenos oficios” de Ban “para garantizar la liberación de los secuestrados”.
“El gobierno y las familias de los secuestrados agradecerían enormemente la colaboración de las oficinas pertinentes de Naciones Unidas”, dice Salehí en la misiva, en la que asegura que los rebeldes sirios han amenazado con acabar “en las próximas horas” con la vida de los cautivos.
El ministro trasladó al máximo responsable de la ONU la “honda preocupación” de su gobierno por los secuestrados e hizo un llamamiento para que se produzca su “inmediata liberación”, mientras recordó que usar a los secuestrados como “escudos humanos” viola “las leyes internacionales y los derechos humanos de civiles inocentes”.

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