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Bolt avanza a la final de 200 metros y está a punto de cimentar su categoría de leyenda

DPA

Londres

El jamaiquino Usain Bolt está a poco más de 19 segundos de ser un atleta único, después de clasificarse ayer para la final de los 200 metros de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Nadie antes defendió sus títulos olímpicos en 100 y 200 metros, algo que parece ya casi un trámite para el sprinter caribeño después de su exhibición del domingo en la recta y la facilidad con la que corrió las dos rondas clasificatorias del doble hectómetro.
Bolt ganó ayer su serie semifinal con un tiempo de 20.18 segundos, después de dejarse ir gran parte de la recta. Su único rival parece de nuevo Yohan Blake, su compatriota y amigo, que ayer fue más rápido con un tiempo de 20.01.
El estadunidense Wallace Spearmon, el francés Christophe Lemaitre y el holandés Churandy Martina también entraron entre los ocho que disputarán la final de mañana.
Sin embargo, nadie parece realmente a la altura del “relámpago”, que transmite durante estos días la confianza y relajación con la que augura cosas grandes.
Hace cuatro años, Bolt ganó el oro olímpico en 100, 200 y 4×100 metros con tres récords del mundo, en una explosión de calidad que lo convirtió en la máxima estrella del atletismo y en icono mundial.
Un año después, en el Mundial de Berlín, bajó las plusmarcas de Pekín en 100 y 200 metros, dejándolas en unos increíbles 9.58 y 19.19 segundos.
Bolt tiene los tres tiempos más rápidos de la historia en los 100 metros, pero también reúne tres de los cinco en los 200, la prueba para la que parece mejor diseñado y en la que más disfruta.
Blake sorprendió al mundo a mitad de septiembre de 2011 al correr en Bruselas en 19.26 segundos, la segunda mejor marca de la historia.
Aquello fue un el primer aviso para Bolt, que luego perdió en junio los 100 y 200 metros de los trials jamaiquinos frente a su compañero de entrenamientos y amigo.
Sin embargo, Bolt es diferente cuando llegan los grandes momentos. Sus mejores marcas no caen en los meetings, sino en las grandes finales. “Esto es lo que hago”, advirtió el jamaicano tras su victoria en los 100 con 9.63 segundos, segundo mejor crono de todos los tiempos.
En los 200 metros, Bolt corrió 19.30 en Pekín, 19.19 en Berlín y 19.40 en Daegu, donde las dudas sobre su estado de forma se habían disparado tras su sonada salida nula en la final de los 100.
Antes de su carrera de ayer, en la que el público volvió a saludar su presentación como la de una estrella del rock, Bolt rió, gesticuló y hasta bailó break-dance. Ni un atisbo de tensión.
“Sólo se trataba de avanzar de ronda lo más fácil posible. Estoy preparado y esta es mi prueba favorita”, advirtió. “La gente dudó de mí. Siempre se duda de los campeones. Pero por eso estoy aquí, para cimentar mi estatus de leyenda”.
Con su explosivo triunfo en la final del domingo, Bolt igualó la gesta única hasta entonces de otro gran tótem de la velocidad, Carl Lewis, que se llevó el oro en los 100 de Los Angeles 1984 y Seúl 1988 (este último por la eliminación por doping del canadiense Ben Johnson).
Pero el jamaiquino insiste en que tiene que ganar mañana la final del 200 para completar su misión: “Ser una leyenda”.
Bolt repite la frase como un mantra y pregona ante todo micrófono que es el número uno, pero su arrogancia desenfadada resulta simpática a los fans, que ya lo siguen por encima del millón en Twitter.
No sólo Blake, sino también Spearmon, Lemaitre y Martina hicieron mejor tiempo que Bolt ayer en las semifinales. Pero en realidad nadie espera otra cosa que no sea un nuevo espectáculo del jamaicano.

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