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El patrimonio histórico no puede ser sacrificado en pos del turismo, advierten

Tania Hernández / Agencia Reforma

Toluca

El patrimonio histórico de México no puede ser sacrificado para atraer al turismo, consideró Olga Orive, presidenta del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) capítulo México.
La experta comparó la situación que vive actualmente la zona de Tzintzuntzán, en Michoacán –donde especialistas acusan la posible construcción de un museo sobre terreno que contiene vestigios arqueológicos– con el caso del proyecto de iluminación y sonido Resplandor Teotihuacano, en el que la búsqueda de más turismo va en detrimento del propio patrimonio cultural.
Resplandor Teotihuacano fue anunciado en diciembre de 2008 por el gobierno del Estado de México y fue detenido varios meses después tras numerosas protestas, sin embargo, las perforaciones hechas en la base de las pirámides para la colocación de luces dejó afectaciones.
“Muchas veces la protección del patrimonio se confunde con la manifestación, muy válida, de un museo, pero yo podría, en un momento dado, compararlo a lo que pasó con el Resplandor Teotihuacano, donde la intención de atraer más turismo destruye más al bien que se está queriendo proteger”, dijo en entrevista.
Este año el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comenzó la construcción de un museo dentro del polígono de protección de la zona arqueológica de Tzintzuntzán, por lo que trabajadores de la misma institución y la sociedad civil se han manifestado para que las obras se detengan.
Al término de la inauguración del 32 Symposium Internacional de Conservación del Patrimonio Cultural, celebrado en la Universidad Autónoma del Estado de México, Orive señaló que para evitar que la autoridad rebase el límite se deben tomar decisiones colegiadas en las que se incluya a la sociedad civil.
Indicó que para éste y otros casos se debe reactivar el Comité externo de Monumentos Históricos y de Monumentos Arqueológicos, que desapareció en 2007 luego de que Icomos criticó el derrumbe de varios edificios histórico en la calle de Regina en el Centro Histórico del Distrito Federal.
“Esa fue la última reunión, porque Icomos criticó la destrucción de esos inmuebles, (la relación) existía desde que existe el INAH”, contó Orive.
El comité lo conformaban tanto las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia como asociaciones civiles y universidades, en total unas 20 personas que no se han vuelto a reunir desde hace cinco años.
Para el caso específico de lo que ocurre en Tzintzuntzán, Michoacán, el Comité estatal de Icomos ya solicitó ayuda a la organización a nivel nacional para que apoye con la defensa del sitio.
Por otra parte, también alertó de que no existe registro de los edificios construidos en la primera mitad del siglo 20, los cuales tienen más riesgo de ser demolidos ante el crecimiento urbano y la falta de una institución que asuma su resguardo.

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