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Discutirá el Congreso de Uruguay la legalización parcial de la marihuana

DPA

Montevideo

El Congreso de Uruguay empezará a debatir en estos días el anunciado proyecto de ley que prevé legalizar parcialmente la marihuana y poner en manos del Estado el control del mercado.
La polémica iniciativa apunta a “reducir riesgos y daños” y “alertar a la población sobre las consecuencias y efectos perjudiciales” del consumo de drogas, había anticipado el presidente, José Mujica, que fue su promotor.
El texto completo fue divulgado ayer por la presidencia del país, un día después de haber sido remitido al Poder Legislativo, donde se espera que genere un debate nacional, según propone Mujica.
El Marco normativo para regular el mercado de Cannabis tiene un sólo artículo, pero 14 páginas de fundamentación, antecedentes y experiencias exitosas o fracasadas en otras partes del mundo.
La medida se enmarca en “una política de reducción de daños” y “a los únicos efectos de una minimización de riesgos y daños de la población potencialmente consumidora”, indica el documento.
Las personas que consumen marihuana con fines recreativos o medicinales tienen que abastecerse en el mercado ilegal y se exponen a involucrarse en actividades delictivas o prácticas de alto riesgo, o a “entrar en contacto con el consumo de drogas toxicológicamente más riesgosas, como es el caso de la pasta base de cocaína”, agrega.
Se pretende entonces separar el mercado de la marihuana de las otras drogas para “reducir significativamente el número de nuevos ingresos de personas” a ese mercado ilegal.
El proyecto uruguayo detalla los usos de drogas y sus regulaciones a lo largo de la historia de la humanidad y sostiene que “ha fracasado la guerra mundial contra las drogas”, de acuerdo al informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas y diversos estudios de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La estrategia de Uruguay, definida en años recientes, se basa en la perspectiva de que la temática de las drogas es un problema social “complejo, multidimensional y multicausal, fuertemente anclado en factores políticos y culturales de la sociedad”.
Por lo tanto, “exige una presencia activa del Estado en sus obligaciones fundamentales, y una participación protagónica de la sociedad, desplegando un fuerte compromiso en todas las áreas de la administración”.
Esa complejidad social del fenómeno obliga a incorporarlo a políticas públicas de desarrollo en un marco de integración social con el objetivo de “generar un desarrollo humano sustentable”.
El enfoque preventivo-educativo de este tema será incluido en el sistema formal y no formal de educación, dándole un papel significativo a la estatal Universidad de la República que deberá incorporarlo a sus planes curriculares.
La estrategia uruguaya no comparte los enfoques prohibicionistas y las concepciones de ‘guerra a las drogas’ extendidas a nivel internacional, que han causado más daño y no han tenido éxito”.
Se cree que con esta nueva norma habrá condiciones para hacer más eficaces los planes de salud y también para un mejor control del lavado de activos.
Respecto de experiencias similares, Uruguay reseña lo hecho por Holanda a partir de la década de 1970, Australia e incluso Estados Unidos donde, desde 1998, se vienen desarrollando en 17 estados diversos sistemas de regulación de producción, venta y consumo de marihuana medicinal bajo prescripción médica.
No está decidido aún qué organismo se encargará del cultivo de la marihuana ni tampoco cómo se organizará la distribución, detalles que quedarán para después del debate que, se presume, se abrirá a partir de ahora.

Se requiere un control estricto para no “invadir” otros países, dice el presidente

El presidente José Mujica, defendió su proyecto para legalizar parcialmente la marihuana y poner en manos del Estado el control del mercado, y dijo que “el problema no es la marihuana, sino el narcotráfico”
Reveló que “de cada tres presos que hay (en el país) uno está por narcotráfico” y recordó que “los que más caen, caen por marihuana, y los empujamos a drogas más duras”.
Reiteró su planteo de que la sociedad discuta “profundamente” la iniciativa y que “tome conciencia” de lo que significa el narcotráfico.
Mujica defendió también la necesidad de un control estricto del cultivo y la distribución para evitar que la producción derive hacia otros países y se transforme en una “invasión” no deseada.

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