Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Impone Calderón agenda, tiempos, métodos y largo discurso a su partido

El presidente Felipe Calderón impuso agenda, tiempos y métodos al PAN para llevar a cabo una reforma interna, tras la derrota electoral del 2 de julio.
Con un discurso de más de 35 minutos ante el Consejo Nacional, el Mandatario remató el intenso cabildeo que llevó a cabo entre liderazgos panistas de todo el País, anticipó los acuerdos que se tomarían horas más tarde para la reconstrucción del partido y apremió a llevar a cabo la refundación para enfrentar las 14 elecciones locales del 2013 y los comicios federales del 2015
“Nuestro problema es de fondo y, aunque complejo, es urgente que lo resolvamos. Resolvámoslo bien y resolvámoslo lo más pronto posible. Estamos a tiempo, si queremos volver a ver a Acción Nacional conduciendo los destinos de México”, dijo al arranque de un discurso de 13 cuartillas.
Insistió en la misma idea a lo largo del mensaje, que fue interrumpido seis veces por los aplausos del Consejo, donde ayer quedó claro que el calderonismo sigue siendo mayoría.
Dijo que para hacer la consulta a la base sobre los cambios que deben hacerse, incluida una posible reforma estatutaria, bastan unas cuantas semanas.
“Debemos comenzar ahora mismo”, machacó, “el partido tiene que cambiar y tiene que hacerlo ahora”.
Con esa insistencia, Calderón convenció hasta al dirigente panista, Gustavo Madero, quien se veía empequeñecido en el presidium, tomando apuntes en una hoja de papel, mientras el Presidente se alargaba en su diagnóstico y en la descripción de la ruta a seguir.
“¿Qué es lo que falló en las pasadas elecciones?”, cuestionó ante 316 consejeros asistentes a la sesión de ayer, de un total de 381, “en cierta medida, y ésa es la clave, fallamos todos”.
Aceptó que en la derrota fallaron él y su administración, pero matizó la autocrítica diciendo que las administraciones panistas han transformado a México y han rendido bienes públicos que no pudieron traducirse en apoyo electoral al PAN.
Dedicó seis párrafos a las posibles fallas del gobierno, enfatizando que fue errónea la difusión de logros y la explicación de sus decisiones.
Dijo que la “generosidad y valentía” de Josefina Vázquez Mota no fueron suficientes, por lo que es necesario un análisis de los errores cometidos en campaña, como el lema y la propaganda.
Después habló de los errores del partido en 23 párrafos en los que no dejó títere con cabeza: criticó desde la imposición de candidatos hasta la falta de una estructura territorial sólida.
Arremetió contra la creación de grupos de interés, el manejo patrimonial de los padrones de militantes, la cerrazón a admitir a los mejores ciudadanos entre sus filas y la pérdida de liderazgo en las dirigencias locales.
Advirtió que el PAN, más que una organización capaz de desplegar una fuerza política unificada en todo el País, se está convirtiendo en una “confederación de comités y de grupos” a nivel estatal.
El presidente recordó sus tres décadas de militancia, su arraigo panista aprendido de su padre Luis Calderón Vega, fundador e ideólogo panista. Citó a los principales pensadores del PAN, recordó anécdotas, se dejó interrumpir seis veces con los aplausos de sus compañeros, hizo una pausa para invitar a Luis H. Álvarez a tomar un asiento en el presidium y al final les dijo: “pronto volveré a ser lo que siempre he sido para ustedes: Felipe a secas”.
Después de sugerir el camino de la refundación en 5 mil 500 palabras, anunció que se iba a Los Pinos para telefonear a los seleccionados mexicanos de futbol para felicitarlos por su oro en Londres.
No se quedó a escuchar el mensaje de Gustavo Madero, quien quedó apabullado frente a la presencia de un Calderón que, tras un mes con más de 20 reuniones con consejeros nacionales, había hecho la tarea y planchado los acuerdos.
El presidente se retiró, pero dejó en el Consejo a su esposa Margarita Zavala; a su hermana, Luisa María Calderón; a los secretarios de Estado, Jordy Herrera, Rafael Elvira, Abelardo Escobar y Rafael Morgan; y a más de un centenar de consejeros afines que dieron el debate por él, como Luis Felipe Bravo Mena y Juan de Dios Castro.
Antes de irse, volvió a advertir: “ojo, siempre dejamos las medidas correctivas para después, para una consulta más amplia. Esto no puede volver a suceder”.
Dicho eso, cruzó el Auditorio Manuel Gómez Morín en medio de aplausos, dejándose abrazar por los consejeros, retratándose con algunos de ellos.
Madero caminaba detrás de él, con una sonrisa forzada. Felipe a secas repartía apretones de mano. Se despedía advirtiendo que volverá sólo en caso de que el PAN tome la decisión de cambiar a fondo. (Ernesto Núñez / Agencia Reforma / Ciudad de México).

468 ad