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CARTAS

“Donde había una injusticia, ahí estaba Octaviano”

Señor director:
Este jueves, bajo una fuerte tormenta, velamos al líder histórico de la izquierda guerrerense, héroe de mil batallas, miembro de una generación memorable de guerrerenses que entregó toda su vida en todas las formas de lucha para lograr un mundo mejor.
Sus esfuerzos y contiendas de toda una vida de lucha se han visto materializadas en la apertura democrática en Guerrero; ideólogo de la izquierda revolucionaria consecuente, teórico marxista, luchador social y dirigente histórico de la izquierda, hombre consecuente con los principios y los ideales de libertad.
La actividad política y el liderazgo de Octaviano tuvo muchas facetas, desde las juventudes comunistas a la guerrilla urbana y rural, militante activo del Partido de los Pobres y las Fuerzas Armadas para la Liberación, dirigente estudiantil en la Preparatoria 1 de la UAG y en la Normal Rural de Ayotzinapa, líder de colonos y campesinos, defensor de los derechos humanos, líder sindical en la UAG, legislador consecuente, preso político durante más de diez años, a quien el secuestro, la tortura y la persecución nunca lograron doblegar.
Durante el velorio de sus restos y la siembra de su cuerpo, en pláticas informales y discursos combativos entendimos que no podríamos hablar de los últimos 50 años en la historia del estado, sin nombrar, citar o consultar a Octaviano.
En estos días de dolor, de música y bohemia, nos dimos cita en acompañarlo a su última morada, familiares, amigos, compañeros, campesinos, colonos, amigos de toda la vida, ex combatientes del PDLP (Partido de los Pobres), Fuerzas Armadas para la Liberación (FAL), Fuerzas Armadas Revolucionarias y de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Es doloroso ver el cuerpo inerte del amigo, del compañero; ahí estaban líderes del PRD, magistrados, funcionarios, universitarios, representantes populares, autoridades universitarias, dirigentes copreros y cafetaleros, estudiantes, representantes de la Policía Comunitaria, a quienes por cuestión de espacio no podría citar.
El primer recuerdo que tengo de Octaviano es en la cárcel pública de Acapulco, en la colonia Hogar Moderno, a donde acudíamos a visitar a los presos políticos entre los años 1980 a 1982, entre ellos mi padre, el señor Juan García Costilla, Juan Islas Martínez y Aquilino Lorenzo Ávila, quienes en ese tiempo se encontraban privados de su libertad por razones políticas.
En su reclusión, los presos políticos lucharon por mejorar las condiciones carcelarias, los alimentos, combatir la tortura, la drogadicción y la corrupción.
Los días de visita a la cárcel eran de grandes reuniones, de discursos incendiarios, de reflexión, de círculos de estudio, de alfabetización, de debate y análisis.
Me vienen a la memoria recuerdos interminables, como anécdotas; por supuestas cuestiones de seguridad, Octaviano estaba recluido en el pabellón de las mujeres, desde ese tiempo tenía grandes dotes de orador e incluso recuerdos aguerridos, torneos de basquetbol, en los que Octaviano era de las estrellas principales.
En el penal de Acapulco se fraguó un plan para asesinar a los presos políticos; esta celada la dirigía el entonces capitán Mario Arturo Acosta Chaparro y un narcotraficante que estaba privado de su libertad, de nombre Chano Barrera; a Octaviano se le recuerda en el Movimiento Urbano Popular en contra del desalojo del Anfiteatro de Acapulco, dirigiendo la resistencia desde el reclusorio, haciendo trabajo político en todo el estado, dirigiendo al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), al Partido Mexicano Socialista (PMS), a la Unidad Popular Guerrerense (UPG) y al Partido de la Revolución Democrática (PRD), en el municipio de Acapulco y en el estado.
La última actividad política de Octaviano fue de impulsor de la Comisión de la Verdad y acciones de solidaridad con Guillermo Sánchez Nava, líder de la izquierda histórica, golpeado por hordas priistas; donde había una injusticia, ahí estaba Octaviano con su oratoria impecable e implacable, agitando su mano, expresando ideas, debatiendo, proponiendo, luchando siempre por la justicia. A él siempre le interesó la aplicación de la justicia para los casos de la guerra sucia, las masacres de Aguas Blancas y El Charco.
Octaviano fue un hombre de ideas y de acciones, tenaz e incorruptible, que quiso tomar el cielo por asalto.
La tarea pendiente que tenemos quienes lo conocimos es recoger su vasta experiencia política y revolucionaria, los documentos de sus testimonios, además de honrar su memoria y su ejemplo, legado a futuras generaciones.

Atentamente

Amílcar García Estrada

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