Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone*

El sistema se recicla

Río de Janeiro, Brasil, es uno de los centros turísticos internacionales más famosos de América Latina. En dicha ciudad se condensan a la vez, la opulencia más insultante de los ricos con la mayor indigencia popular; ésta última localizada en grandes cinturones de miseria conocidos mundialmente como favelas.
Las favelas se caracterizan por ser ciudades pérdidas sin ley en donde el hampa impone su autoridad de facto. Hasta hace poco la policía no entraba en ellas por el riesgo de ser abatida. Solamente entraban habitantes de las mismas, o comerciantes al menudeo de la droga, para venderla después a los turistas y jóvenes de familias pudientes de la ciudad.
La venta de los estupefacientes y las muertes concomitantes habían provocado la alerta mundial, obligando al gobierno federal a constituir una tropa de élite, altamente entrenada y fuertemente armada, ya que la policía municipal en su mayor parte estaba corrupta, infiltrada y por ende, coludida.
Fue tal la eficacia de ese grupo policiaco, que los capos terminaron por ser atrapados, ahuyentados o exterminados; quedando únicamente los narco-menudistas y delincuentes comunes. Estos se vieron obligados a incursionar en otras actividades delictivas: los secuestros, la extorsión (a negocios, trabajadores asalariados, transportistas, vendedores ambulantes…), asaltos a mano armada, robo de coches, etc. Todo, para mantener sus ingresos económicos en el marco de una lucha feroz por el dominio de las favelas y de la ciudad misma.
El vacío que dejaron los narcos lo llenaron los mandos superiores de la policía municipal corrupta. De tal suerte que semana tras semana iban en mesnada por dinero a cambio de la impunidad ofrecida. La derrama del infecto dinero se distribuía desde los policías de calle hasta los jefes superiores, llegando al gobernante municipal en turno y a políticos conspicuos del Estado.
Estos últimos se percataron que el dinero de la delincuencia podía servir para financiar sus campañas políticas a cambio de compromisos y favores posteriores. Con ese propósito fueron comprados conductores de radio y televisión, disponibilidad en los medios, propaganda, publicidad, dádivas para repartir y los consabidos votos, un día antes de las elecciones.
Sin embargo, el esquema de operación se trastocó. El asunto fue que hubo un intento por asesinar a la familia de un comandante de la fuerza de élite que estorbaba el buen fluir de los sucios negocios. El oficial y su familia milagrosamente se salvaron del atentado. Éste en respuesta dio una conferencia de prensa. Denunció la red de corrupción y complicidades entre delincuentes, policías, jóvenes ricos, diputados, funcionarios de seguridad pública y el propio presidente municipal. El escándalo nacional fue mayúsculo.
Se estableció un proceso de certificación de policías, cesados fueron los jefes corruptos, desaforados los diputados, destituidos los jueces, renunciado el secretario de seguridad pública municipal y otorgado permiso indefinido para ausentarse de su cargo al presidente municipal.
El nuevo presidente municipal ganó contundentemente las elecciones, gracias a su campaña electoral financiada con dineros oscuros, logró reelegirse, nombró nuevos mandos policiacos, sustituyó al secretario de seguridad pública, al comandante denunciante lo nombró subsecretario del ramo, los diputados avalaron las designaciones y descabezados fueron los principales cabecillas del hampa escondidos en las favelas.
Al poco tiempo, resurgió de nueva cuenta el fenómeno delincuencial en las favelas y el vicio en toda la ciudad. El sistema se había reciclado.

PD1. Artículo elaborado al ver la película brasileña, basada en hechos reales: Fuerza de élite, del director José Padiha (2010). De lo que pasó en Rio de Janeiro y el Acapulco de hoy, no hay coincidencia porque allá se habla portugués y aquí español.
PD2. A los presidentes municipales salientes se les pide por favor que no se lleven la tubería de cobre ni el cableado de luz de los palacios municipales. Gracias por su comprensión.
PD3. ¿Y ahora quién defenderá los derechos humanos y la integridad física de los aspirantes a normalistas de Ayotzinapa, conculcados por el sádico comité estudiantil de esa institución?

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* El autor es asesor del gobernador del estado

 

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