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Mineros sudafricanos buscan a desaparecidos; no saben si están muertos, heridos o detenidos

Agencias

Marikana,  Sudáfrica

Más de mil mineros sudafricanos seguían el sábado reunidos cerca del lugar donde ocurrió la operación represiva más sangrienta desde el fin del apartheid, que dejó 34 muertos el jueves, mientras seguía entrando gente al hospital de la mina, para saber si sus seres queridos desaparecidos murieron, resultaron heridos o están detenidos.
Vehículos blindados y camiones de la Policía patrullaban en la zona de la mina de platino de Marikana, al noroeste, mientras un helicóptero volaba en círculo sobre el lugar en el que las fuerzas del orden público le dispararon a cientos de trabajadores el jueves.
Frente al hospital, se instaló una casa rodante, con el fin de brindar información sobre los 34 muertos y 78 heridos. Las encargados de la seguridad del hospital impedían que entraran periodistas, a quienes dijeron que había que respetar la privacidad de las familias.
Se abrieron dos investigaciones separadas, además de la que viene realizando la Policía, que detuvo a 259 personas el jueves. Así, expertos forenses se hallaban en el lugar de los hechos por tercer día consecutivo.
“Hay varias investigaciones y muchos expertos involucrados, por lo cual esto tomará tiempo”, declaró el portavoz policial Dennis Adriao. “Cooperaremos plenamente con todas las investigaciones sobre este trágico acontecimiento”.
No se registraron actos de violencia desde que se difundieron las imágenes de la represión contra una multitud de mineros armados principalmente con machetes, lanzas y cachiporras.
El viernes, el presidente, Jacob Zuma, abandonó súbitamente una cumbre regional en Mozambique para dirigirse al lugar de los hechos, y anunciar la creación de una comisión de investigación.
“El grupo de militantes cargó contra la Policía, disparando y blandiendo armas peligrosas”, sostuvo el viernes la jefa policial, Riah Phiyega, al dar cuenta de lo ocurrido el jueves.
Numerosas cadenas de televisión de todo el mundo cubrían las negociaciones con los huelguistas cuando se inició la represión. Las imágenes muestran a los agentes abriendo fuego contra manifestantes, que caen en medio de una nube de polvo.
Phiyega mostró otros videos, en los que se ve a policías negociando con los mineros y recurriendo a cañones de agua y balas de goma para dispersarlos.
En cualquier caso, se trató de la intervención policial más sangrienta desde 1985, cuando la policía mató a 20 manifestantes negros que protestaban contra el régimen segregacionista del apartheid.
Las condiciones materiales de vida de los mineros experimentaron escasas mejoras desde la instauración de una democracia multirracial hace 18 años.
La huelga de Lonmin, que se inició hace más de una semana, ya había dejado 10 muertos antes del jueves, en presuntos enfrentamientos entre dos gremios: el Sindicato de Mineros y Obreros de la Construcción (AMCU, por sus siglas en inglés) y el Sindicato Nacional de Mineros (NUM, por sus siglas en inglés), un poderoso aliado del partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (CNA).
“Se percibe al NUM como muy comprometido con el Gobierno, en particular con el Presidente Zuma, y ya no se lo considera eficaz como sindicato a nivel local”, estimó Dirk Kotze, analista político de la Universidad de Sudáfrica.
Antes de los incidentes del jueves, la dirección de la mina había intimado a los huelguistas a reanudar el trabajo el viernes, so pena de despido.
Piden renuncia de Zuma
Julius Malema, ex líder de la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (CNA) habló el sábado en Wonderkop, donde el jueves 34 mineros murieron en un enfrentamiento con la Policía, y exigió la renuncia del presidente Zuma, y el ministro de Policía, Nathi Mthethwa.
“El presidente Zuma decidió la masacre de nuestro pueblo y debe renunciar”, aseguró el líder y añadió que Mthethwa debe dimitir porque la policía disparó a la gente bajo su mando. “Fracasó en el cumplimiento de sus funciones”.
Malema, conocido como un defensor de la nacionalización de las minas sudafricanas, ofreció un discurso en donde aseguró a los presentes que los oficiales de policía está para protegerlos y no para matarlos.
“Nunca había ocurrido que tantas personas murieran en un solo día”, expresó el líder, quien además se comprometió a apoyar a los mineros y los exhortó a no retroceder y mantenerse firmes en sus demandas de un aumento de sueldo.

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