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Caso Chavarría: Tres años de impunidad y ningún resultado

Rosendo Betancourt Radilla

Chilpancingo

Ya transcurrieron tres años desde que el presidente del Congreso local, Armando Chavarría Barrera, fue asesinado a balazos afuera de su casa, y el caso se mantiene en total impunidad y sin visos de ser resuelto.
El 20 de agosto de 2009, dos hombres apagaron la vida del diputado perredista, quien tenía planeado para siete días después celebrar su cumpleaños 53, donde daría a conocer su aspiración para ser el candidato del PRD a la gubernatura del estado.
El entonces gobernador Zeferino Torreblanca Galindo se comprometió al resolver el caso antes de que terminara su administración, y poco antes de terminar su sexenio dijo que llevaba el 99 por ciento de avance, a pesar de que él es uno de los principales señalados de ser el responsable intelectual del asesinato.
Pero contrariamente a los dichos del político perredista ahora acusado de desvíos multimillonarios durante su administración por la actual Contraloría del estado, el expediente desapareció de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) al finalizar su gestión.
Si bien Torreblanca Galindo fue acusado por la esposa y familiares de Chavarría Barrera desde el mismo día del asesinato de ser el autor intelectual, con la pérdida del expediente oficial, denunciada por el ex procurador Alberto López Rosas, las sospechas sobre él se incrementaron.
Además, días antes del crimen ordenó el retiro de la escolta de seguridad de Chavarría, que el gobierno le había asignado por haber sido titular de la Secretaría General de Gobierno.
También se le señaló porque Armando Chavarría era el único con la fuerza suficiente en el PRD para obstaculizar sus planes de dejar como sucesor a su delfín, el ahora senador electo Armando Ríos Piter.
Pero tras el asesinato y por conflictos internos en el PRI, fue postulado por el PRD el ahora gobernador Ángel Aguirre Rivero, lo que generó una furibunda reacción de Zeferino Torreblanca, que calificó a los perredistas de “puercos come mierda”.
Una de las promesas de campaña del neoperredista ANgel Aguirre fue precisamente dar con los responsables materiales e intelectuales del asesinato de Chavarría, con quien sostenía una vieja amistad.
Pero el caso sigue impune y los protegidos políticos de Chavarría, que fundó la ahora desaparecida corriente del Polo Guerrerense de Izquierda (PGI), cesaron en sus exigencias de justicia, hasta mañana lunes que se reunirán a las 7:30 de la mañana ante su tumba para rendirle homenaje.
Se espera que los políticos aglutinados en el ahora Grupo Guerrero (GG) que encabeza David Jiménez Rumbo, hagan un pronunciamiento y exijan al gobierno de Aguirre Rivero que esclarezca el homicidio.

El asesinato

Alrededor de las 7:15 de la mañana del 20 de agosto fue asesinado afuera de su casa en la calle Orlo del fraccionamiento Lomas Diamante, Armando Chavarría Barrera, quien era presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local y ex secretario de general de Gobierno.
Ese día salía de su casa rumbo al gimnasio en que se ejercitaba a diario. Abordó su automóvil, un Bora Sport gris con placas HEY-72-71. Antes de encenderlo dos sujetos le dispararon con pistolas de calibre 9 milímetros en 14 ocasiones; diez proyectiles dieron en el blanco, uno de ellos justo en su frente, el tiro de gracia.
Al día siguiente El Sur publicó que “de la revisión preliminar del escenario del crimen, se determina que los sicarios se llevaron tiempo cazando al líder del Polo Guerrerense de Izquierda (PGI) y uno de los fuertes aspirantes a la candidatura del PRD a la gubernatura del estado. Ello se evidenció por las colillas de cigarros que fueron encontradas en una jardinera de la banqueta de su casa, así como en una parte elevada y montosa que se encuentra enfrente, en donde se encontraron huellas de botas encimadas unas de otras, desde donde se alcanza a ver la fachada”.
“El peritaje revela que el impacto de las balas disparadas del lado del conductor lo pudo haber arrojado al lado del copiloto, o la víctima, al sentirse atacado, se aventó hacia ese costado, e intentó salir por la portezuela, pues el cadáver se encontró recostado en el asiento del copiloto”, decía la crónica.
El tema ha sido de interés nacional y en cada ocasión que se puede, los reporteros de la fuente han entrevistado a quienes están al frente de las investigaciones, pero las respuestas, con diferentes matices, llevan a una sola respuesta concreta: no hay culpables.
La única información novedosa la reveló el encargado de la PGJE, Juan Manuel Herrera Campos, a los diputados de la actual legislatura, cuando les dijo que varios de los asesinos están muertos. Pero eso se los dijo en una comparecencia a puerta cerrada.

Alteraron la escena del crimen

Además de la hermética postura respecto de los avances en las investigaciones, la misma está viciada desde el inicio, pues la escena del crimen fue alterada. Así lo documentó este diario al día siguiente: “Luego de casi media hora de que permaneció el cuerpo tirado dentro del coche frente a la puerta de su casa, mientras llegaban los agentes y peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado y del Servicio Médico Forense (Semefo), el cadáver fue metido a su casa, a la que poco a poco fueron llegando familiares y amigos cercanos del diputado.
Llamó la atención que a diferencia de otros casos, esta vez por descuido o a propósito, los peritos mismos alteraron la escena del crimen: permitieron que los familiares retiraran el cadáver y lo metieran a su casa, asimismo familiares y amigos de la víctima, igual que reporteros llegaron hasta el vehículo, pisaron los casquillos que también fueron retirados, tocaron el vehículo y hasta borraron las pisadas de donde se cree que pudieron haber estado los victimarios. También los propios peritos retiraron, sin explicación alguna, unos cinco metros el vehículo del diputado”.
Mañana a la nueve horas se realizará un homenaje en su tumba en el Panteón Central, a las once se celebrará una sesión solemne en el Congreso del estado, y a las cinco de la tarde una misa en la iglesia de San Francisco.

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