Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Abelardo Martín M.

Guerrero, laboratorio de la izquierda

Una gran oportunidad se abrió para el gobernador, Angel Heladio Aguirre Rivero, con la celebración de la junta del PRD que reunió en el otrora bastión priista, Acapulco, a todas las corrientes de la izquierda perredista.
Uno de los graves problemas del socialismo o de las corrientes identificadas con la llamada izquierda política ha sido la ausencia de contenido ideológico que permita superar el populismo y los extremismos que la han acechado.
No solamente los conflictos, diferencias o pleitos cantados entre las propias tribus, sino las experiencias fallidas de distintos gobiernos perredistas que han terminado muy parecidos a sus antecesores o primos hermanos, los priistas.
Se han ahondado las diferencias con el panismo en tanto a éstos se les clasifica a la derecha y a los perredistas a la izquierda, aunque en la praxis político-partidista y de gobierno sean tan iguales.
Guerrero reúne las condiciones sociales y ahora también las políticas y económicas, para constituirse o convertirse en un “laboratorio” de un proyecto de “izquierda”.
Su población mayoritaria es pobre, lo que ha permitido el cultivo de grupos extremistas que se han establecido, a la luz pública, sin que autoridad alguna se entrometa en sus actividades.
El caso de Acapulco que con el priismo se volvió rehén de la delincuencia y de una situación, que no destino irremediable, totalmente inmerecida: de paraíso para el turismo mutó a grupos delincuenciales que doblegaron o sometieron a la autoridad.
La llegada ahora de las nuevas autoridades municipales, encabezadas por Luis Walton Aburto, que ha hecho alianza con la izquierda, abre expectativas halagüeñas de que haya socialismo pero a la usanza europea, como el francés, el español o el laborismo inglés.
El hecho de que Guerrero y, específicamente Acapulco, hayan sido la sede de la cumbre perredista, implica una oportunidad que Aguirre Rivero y Walton aquilatan en su dimensión. El DF más que como proyecto de gobierno, es el bastión del gobierno perredista más productivo, tan solo por sus dimensiones.
El problema para Guerrero es, con esta perspectiva, el que sus gobernantes tengan la formación ideológica que los convierta en líderes y no solo administradores. Es una oportunidad de privilegio, ojalá por lo menos detectada.
El presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, advirtió que ningún grupo parlamentario por sí solo impondrá la agenda de los debates en el Congreso de la Unión o aprobará “con la mano en la cintura” reformas regresivas para el país. Será en la Cámara de Diputados y en el Senado donde se tomarán las grandes decisiones para el país durante los próximos meses y años.
En su intervención final en la Reunión Cumbre de la Izquierda Mexicana en Acapulco, el líder perredista destacó la posición de PRD, PT y Movimiento Ciudadano, en su conjunto, como segunda fuerza política.
En Guerrero, esta es la primera fuerza política y de alguna forma la única, lo que da la oportunidad de intentar, en los hechos, un cambio real, auténtico verdadero, aunque no lo encabece Andrés Manuel López Obrador, convertido ya en rémora y ancla.

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