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CARTAS

Ética y prestigio social deben distinguir a los próximos consejeros electorales, reclama

Señor director:
Como ciudadana de “a pie”, le agradeceré tenga a bien la publicación de una petición dirigida a las y los integrantes de la Cámara de Diputados que seleccionarán a integrantes del Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG).
La información del 30 de agosto, “Magistrados y funcionarios electorales los mejor calificados para el IEEG por la UNAM”, publicada en El Sur, creo que no causa sorpresa, porque entre más sacan a relucir sus títulos académicos y sus puestos administrativos, más dudas dejan de su ineptitud y/o incapacidad, y esto se comprueba en la nota del corresponsal Hugo Pacheco León y también cuando se revisa el historial de los cargos que han ocupado. Aclaro, no estoy en contra de los grados académicos, sino de las prácticas antiéticas y arbitrarias con que se conducen esta clase de personas.
De acuerdo a lo publicado en este medio, la Comisión legislativa que designó el Congreso del estado elegirá a quienes formarán parte del IEEG, de entre las personas que obtuvieron las más altas calificaciones, por lo cual me permito solicitarles lo siguiente:
Elijan a las y los mejores ciudadanos; sí, que tengan conocimiento de la técnica jurídica electoral, pero también gocen de prestigio social para que den los buenos resultados que la sociedad guerrerense espera y merece. Que la ciudadanía conozca a est@s servidores públicos por su desempeño responsable y no como ha sucedido hasta hoy, por conflictos partidistas, ilegales, familiares, antiéticos, etc., que ha dado al traste con la credibilidad de esa institución, misma que resulta onerosa e ignominiosa para un estado como Guerrero.
Comisión del Poder Legislativo: para orientarse en la elección de las mejores personas que serán consejer@s,  bien podrían recurrir a la máxima del extraordinario escritor, maestro, periodista y diplomático Ignacio Manuel Altamirano: “Antes que la amistad está la Patria; antes que el sentimiento está la idea; antes que la compasión esta la justicia”.
Respetuosamente
Luz María Orona Aguilar

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