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Jaime Castrejón Diez

El valor de las encuestas

Acabamos de ver un evento político que fue la designación de un precandidato para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Para decidir por cual de los seis candidatos que llegaron hasta el final los directivos decidieron hacer una encuesta que fuera hecha por tres distintas casas encuestadoras y supervisada por una cuarta. De esa manera lograron sacar un candidato que fue el ex procurador Miguel Ángel Mancera. El evento pasó sin grandes jaloneos, cuando todo mundo esperaba un lodazal, al estilo que tiene acostumbrado el Partido de la Revolución Democrática; pero no fue así, lo único fuera de lo planeado fue la postura de Alejandra Barrales de cuestionar el sistema de selección del candidato. También fue interesante la posición del tribunal federal electoral que dijo que se tenían que seguir los estatutos del partido para elegir el candidato. Por ello la encuesta sólo sería indicativa y los consejeros decidirían en su Asamblea, cuando se reunirían para nombrar candidato, pero de acuerdo a lo pactado el ganador de las encuestas sería el candidato del partido.
Las encuestas tienen tres objetivos, en primer lugar aparentan democracia o dar un sello de legitimidad al proceso. En segundo lugar se pueden manipular en varias formas, lo que el Partido de la Revolución Democrática ha utilizado en forma periódica. Y por último pueden ser factor de unidad si todos las acatan. En este último punto la posición de la diputada Barrales cuestiona este procedimiento.
Para el Partido de la Revolución Democrática, que ha perdido presencia en varios estados, el mantener la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal como bastión, la entidad más importante del país, prolongaría sus doce años de conducción. Esto lo ven como esencial, sobre todo en la perspectiva de que la posibilidad de ganar la Jefatura de Gobierno impulsaría también al candidato a la Presidencia de la República de ese Partido y los recursos económicos que conlleva.
La posibilidad de una rebelión interna se descarta porque el grupo que encabeza las distintas acciones del perredismo saben que hay formas de compensar a los perdedores, porque esta elección se llevará a cabo simultáneamente con las elecciones federales y habrá en varios estados también elecciones de gobernador, presidentes municipales y diputados locales. Lo que da una posibilidad de encontrar premios de consolación para quienes perdieron en este momento la candidatura a la Jefatura de Gobierno. El cambio que se hizo hace mucho en el Congreso estableció doscientos plurinominales en la Cámara de Diputados y otros en la de Senadores que es precisamente la reserva que quieren los partidos políticos para dar los premios de consolación. Los cinco perdedores con seguridad tendrán asegurado una curul o un escaño en las legislaturas desde la Asamblea del Distrito Federal o del Congreso de la Unión, ya sea en la Cámara de Diputados o de Senadores. Es por eso que tanto pelean la permanencia de los plurinominales para poder tener a la mano los premios de consolación que finalmente pueden evitar una explosión dentro del partido que lo destruya.
Las posiciones plurinominales que tienen los partidos políticos han permitido que se den premios de consolación y se mantenga una unidad partidista aún cuando se sabe que esos partidos están totalmente fragmentados. Es por eso que muchos personajes se presentan como aspirantes, algunos de ellos sin tener ninguna posibilidad de ganar; pero sí, la posibilidad de que sean tomados en cuenta para un premio de consolación a través de las candidaturas plurinominales. Esto es lo que ha hecho que no evolucione la política mexicana, de hecho el guardado que se tiene con los plurinominales derrota por completo la posibilidad de una base democrática en nuestro país, pues lo más que puede pasar es que se presenten personajes que no tienen ninguna posibilidad de obtener una candidatura, pero saben que por haber participado en lo mayor pueden ser considerados para algo en lo menor, porque todos los arreglos en lo oscurito son para sanear las posibilidades de un rompimiento dentro del propio partido.
Hace muchos años que se práctica este tipo de arreglos políticos casi en todas las elecciones tenemos dos tipos de legisladores, unos que tienen que ganar su elección y otros que están en la lista del partido y llegan sin tener que pasar por aduana de una elección popular. Esto hace que los partidos mantengan su cohesión, de otra forma ya se hubieran fragmentado por las distintas facciones que lo componen. Una de las formas de avanzar en un proceso democrático sería la abolición total de los plurinominales para que las elecciones recuperaran su valor real, ya que en estos momentos solamente tienen un valor virtual. Dicho de otro modo, es también una forma de corrupción… pero constitucional.

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