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Moisés Alcaraz Jiménez*

Un gabinete deplorable

 

El equipo de transición presentado este martes por Enrique Peña Nieto confirma la terrible realidad que vivimos en México y en gran parte explica el estancamiento o franco retroceso social y económico que padecemos desde hace 30 años, tres sexenios del PRI y dos del PAN, y que nos ha conducido a la fatal descomposición que nos agobia en todos los órdenes de la vida nacional.

El grupo presentado ese día, de donde necesariamente habrá de surgir el próximo gabinete presidencial, es la viva imagen de una clase política de la derecha en decadencia dentro de un modelo económico en crisis que esa misma clase se ha encargado de generar con su incapacidad para gobernar y su nula transparencia para administrar los recursos públicos.

Tenemos 30 años caminando de fracaso en fracaso con el mismo grupo que monopoliza el poder, una élite conservadora cada vez más incompetente, al servicio de poderes fácticos que son los únicos que se han beneficiado de un modelo económico totalmente agotado, que es el paraíso económico para unos cuantos privilegiados y que mantiene a millones de mexicanos en la inseguridad, el desempleo, la insalubridad, la desnutrición y en el peor de los desastres educativos, sin posibilidad alguna de progreso y cancelada la esperanza de alcanzar el bienestar social.

Cuando las condiciones deplorables del país exigen un gobierno eficaz, observamos con resignación cómo se reproduce una clase gobernante inmersa en la mediocridad, con un perfil de incompetencia sumamente alarmante y con una evidente ausencia de virtudes y cualidades políticas que distinguen a los buenos gobiernos.

La derecha gobernante en México no sólo está rodeada de una aureola de incapacidad, sino también es depositaria de una fuerte sospecha y desconfianza social. El régimen caduco en nuestro país está sostenido por la desinformación y la despolitización, ambiente hostil a la democracia generado en gran medida por los monopolios de la comunicación, factores reales de poder, que han contribuido a la creación de una cultura del desinterés ciudadano en los asuntos públicos y en el cambio democrático de sus gobiernos.

Los últimos 30 años han gobernado en México élites alimentadas por una ideología ultraconservadora que nada tiene que ver con el pensamiento de la derecha moderna, innovadora, capaz de generar progreso como ocurre en las sociedades más desarrolladas del mundo con gobiernos de ese signo.

En México hemos padecido una derecha atrasada, subdesarrollada, corrupta, depredadora, experta en el saqueo, sin el más mínimo compromiso social e incapaz de formar gobiernos que conduzcan al desarrollo integral del país y no al insultante enriquecimiento de unas cuantas familias.

Ser la sociedad más desigual del mundo es producto de diversos factores, entre ellos el modelo económico que padecemos, altamente concentrador de la riqueza nacional; el régimen sostenido sin transición a una auténtica democracia que vaya más allá de lo electoral, que ni a eso llega, y una clase gobernante arcaica que como sociedad hemos sido incapaces de echar del poder.

Llega al mando del país un nuevo grupo extraído de esa misma clase política y de esa misma ideología, clase política que urge renovar, no podemos seguir con más de lo mismo. Más allá de los partidos hay mexicanos valiosos. Allá hay que ir a buscarlos. Ahora sí, de verdad, México ya no aguanta más con otro gobierno igual al de los últimos cinco. Sólo queda esperar, es triste decirlo, que Peña Nieto cumpla su palabra y no forme su gabinete con ese gris grupo que presentó el martes.

 

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Twitter: @MoissAlcarazJim

 

* El autor es director estatal de Gobernación

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