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Humberto Musacchio

De la U. de Santo Domingo a la UACM

Se veía venir. Son tan arbitrarias las autoridades de la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México), que en cualquier momento iban a desatar una respuesta de la comunidad universitaria a sus corruptelas, su despotismo y su desprecio por los jóvenes, desprecio envuelto, por supuesto, en pretensiones de excelencia académica.
La reincidencia de esas autoridades en el abuso ya había despertado protestas, pero éstas hasta ahora habían sido aisladas al ámbito de un plantel y su carácter era efímero. Quienes estudian en la UACM son, en su mayoría, muchachos proletarios, quienes con mucha dificultad han logrado superar la etapa del bachillerato, jóvenes que en muchos casos salen de su casa sin probar bocado y asisten a la escuela porque la ven como la única puerta hacia una vida con menos limitaciones.
La UACM fue planeada como un centro de estudios donde se impondrían criterios democráticos para el ingreso. Por ejemplo, a diferencia de otras universidades, en ésta se ingresa por sorteo y no mediante examen de admisión, pues priva la idea de que todos deben tener iguales oportunidades, lo que choca frontalmente con los criterios tecnocráticos y escandaliza a las buenas conciencias, esas que no conciben un mundo sin barreras de clase.
En una institución de este corte, es explicable que profesores y alumnos estén acostumbrados a manejarse democráticamente. Para su desgracia, la gente de Marcelo Ebrard impuso a María Esther Orozco Orozco como rectora y desde su llegada esa señora se ha dedicado a sabotear el proyecto original de la UACM y a hostilizar a los profesores y alumnos que no se pliegan a sus muy discutibles métodos.
La más reciente fechoría de la pandilla orozquista ha sido la comisión de un grosero fraude en la elección de consejeros universitarios, lo que no impidió a la señora Orozco instalar un Consejo Universitario con una falsa mayoría, lo que desató una protesta generalizada en todos los planteles de esa universidad.
Ante la reiterada negativa de Orozco y sus compinches de someterse a la legalidad, los estudiantes decidieron ir a la huelga, y la respuesta de la banda rectoril ha sido la agresión física a los muchachos que exigen respeto a las normas. El pasado domingo, un Jacobo Venegas, un porro afín a la rectoría, encabezó a un grupo de taxistas pirata que intentó tomar el plantel Cuautepec a sangre y fuego.
Y lo que faltaba: el martes 11 de este mes se informó que la notaria pública Martha Casillas Martínez certificó que en el Registro Nacional de Profesiones de la SEP no hay datos que acrediten a María Esther Orozco Orozco como la química bacterióloga y parasitóloga que presume ser y tampoco aparece registro de que sea maestra ni doctora en ciencias, “estudios que dice haber cursado”.
Hay, sí, en el Departamento de Profesiones de Chihuahua, una persona con el nombre de la señora Orozco a quien se acredita como “profesional técnico bachiller” con número de cédula 5796074 expedida en 1978. Y ya. Nada de maestrías ni doctorados, como no sean los expedidos por la muy conocida Universidad del Portal de Santo Domingo, donde se puede obtener hasta un título de Oxford mediante módica suma.
Lo mejor que puede hacer la falsa doctora es renunciar, aunque la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal debería tomar cartas en el asunto, pues las acusaciones implican que estamos ante un caso de usurpación de funciones y otros delitos que deben ser perseguidos. Por lo pronto, habrá que defender a la UACM de esas “autoridades académicas”.a

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